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Nuestro Ministerio del Reino 2002
km 5/02 pág. 5

Satisfagamos nuestra necesidad espiritual

1 Nuestra próxima Asamblea de Distrito “Celosos proclamadores del Reino” nos brinda una maravillosa oportunidad de satisfacer nuestra necesidad espiritual. Al igual que una comida física saludable, el programa promete nutrirnos en sentido espiritual “con las palabras de la fe” (1 Tim. 4:6). Nos permitirá acercarnos más a Jehová. Recibiremos consejos y ánimo para ayudarnos a aguantar las pruebas que afrontamos en la vida. Jehová nos asegura: “Te haré tener perspicacia, y te instruiré en el camino en que debes ir. Ciertamente daré consejo con mi ojo sobre ti” (Sal. 32:8). ¡Qué bendición es contar con su amorosa guía! Analicemos algunas medidas prácticas que podemos tomar para obtener el mayor provecho del programa de la asamblea de distrito.

2 Hay que preparar el corazón. Todos tenemos la responsabilidad de salvaguardar nuestro corazón figurativo (Pro. 4:23). Dicho proceder exige autodisciplina y ser sinceros con nosotros mismos. La asamblea de distrito es una ocasión para meditar en nuestra relación con Jehová, para ‘mirar con cuidado en la ley perfecta que pertenece a la libertad’. A fin de preparar el corazón para ‘aceptar la implantación de la palabra’, debemos implorar a Jehová que nos examine para determinar si existe algún “camino doloroso” que necesite corrección, y que nos conduzca en “el camino de tiempo indefinido” (Sant. 1:21, 25; Sal. 139:23, 24).

3 Escuchemos y meditemos. Jesús encomió a María por prestar cuidadosa atención a sus palabras. Dijo: “María escogió la buena porción, y no le será quitada” (Luc. 10:39, 42). Si tenemos esa misma disposición mental, no permitiremos que asuntos triviales nos distraigan. Nos cercioraremos de estar sentados y atentos durante todo el programa. No hablaremos ni caminaremos innecesariamente, y tendremos cuidado de no distraer a los demás con teléfonos celulares, localizadores, cámaras ni videocámaras.

4 Cuando escuchemos los discursos, es aconsejable que tomemos apuntes breves para ayudarnos a analizar el desarrollo del tema. Debemos relacionar lo que oímos con lo que ya sabemos, pues así nos resultará más fácil comprender y retener la información. Al repasar nuestras notas, hemos de hacerlo con el objetivo de poner en práctica lo que se dijo. Conviene que nos preguntemos: “¿Qué efecto tiene esto en mi relación con Jehová?; ¿qué cambios tengo que hacer en mi vida?; ¿cómo puedo aplicar esta información en mi trato con los demás?; ¿cómo puedo usarla en el ministerio?”. Hablemos con otros sobre los puntos que más nos gustaron. Estos pasos contribuirán a que mantengamos los dichos de Jehová ‘en medio de nuestro corazón’ (Pro. 4:20, 21).

5 Apliquemos lo que aprendemos. Al finalizar una asamblea de distrito, uno de los asistentes comentó: “El programa fue de carácter muy personal, pues nos impulsó a examinar la condición de nuestro corazón y el de nuestra familia, así como a brindar amorosa ayuda bíblica cuando sea necesario. Me ha hecho más consciente de mi obligación de apoyar más a la congregación”. Es muy probable que muchos de nosotros seamos del mismo parecer. Pero no basta con regresar a casa sintiéndonos edificados y alentados. Jesús enseñó: “Si saben estas cosas, felices son si las hacen” (Juan 13:17). Tenemos que aplicar con diligencia los puntos que nos atañen personalmente (Fili. 4:9). Esta es la clave para satisfacer por completo nuestra necesidad espiritual.

[Recuadro de la página 5]

Meditemos en lo que oímos:

■ ¿Qué efecto tiene en mi relación con Jehová?

■ ¿Cómo influye en mi trato con los demás?

■ ¿Cómo puedo aplicarlo a mi vida y al ministerio?

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