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◼ Publicaciones que se ofrecerán en enero: cualquier libro editado antes de 1991. Si no disponen de ninguno, averigüen si es posible obtener algunos en congregaciones cercanas. En caso de no contar con libros menos recientes, puede ofrecerse Adoremos al único Dios verdadero. Febrero: Acerquémonos a Jehová. Si esta publicación no está disponible, puede ofrecerse Apocalipsis... ¡se acerca su magnífica culminación! Marzo: ¿Qué enseña realmente la Biblia? Esfuércense por comenzar estudios bíblicos. Abril: La Atalaya y ¡Despertad! Al volver a visitar a las personas interesadas, entre quienes figuran las que hayan asistido a la Conmemoración u otras ocasiones de índole teocrática pero que no suelen reunirse con la congregación, procuren comenzar estudios bíblicos con el libro Enseña.
◼ Abril será un buen mes para participar en el precursorado auxiliar, pues cuenta con cinco fines de semana.
◼ A partir de febrero, y a más tardar el 5 de marzo, los superintendentes de circuito pronunciarán su nuevo discurso público, titulado “Disfrute de paz ahora y para siempre”.
◼ Las congregaciones deben hacer los preparativos oportunos para celebrar la Conmemoración este año el miércoles 12 de abril tras la puesta del Sol. Aunque el discurso puede comenzar antes, los emblemas no deben pasarse hasta después de la puesta del Sol. Averigüen a qué hora se pondrá el Sol en su localidad. Todas las congregaciones deben tratar de tener su propia celebración. Sin embargo, esto no siempre resultará factible. En el caso de las congregaciones que normalmente utilizan el mismo Salón del Reino, quizás una o varias de ellas puedan conseguir otro local para esa noche. De ser posible, sugerimos dejar un intervalo de por lo menos cuarenta minutos entre los programas a fin de que todos se beneficien plenamente de la ocasión. También deben tenerse en cuenta el estacionamiento y el tránsito de vehículos, por ejemplo, al dejar o recoger pasajeros. El cuerpo de ancianos decidirá lo que sea mejor para la congregación.
◼ Conviene recordar que en el remite de las cartas personales nunca debe figurar la dirección de la sucursal. Esto incluye la correspondencia y las publicaciones que se envíen para dar testimonio a personas interesadas, a quienes no se encuentran en casa o a los que viven en lugares de difícil acceso. El publicador quizá desee emplear su propia dirección, puesto que su ministerio es una expresión de su servicio personal a Dios (Mat. 28:19, 20; Rom. 10:14, 15). Sin embargo, si esto no le parece prudente, puede usar su nombre y la dirección del Salón del Reino (véase la “Sección de preguntas” de Nuestro Ministerio del Reino de mayo de 2002).