Vid
La vid (Vitis vinifera) lleva cultivándose miles de años y era común en la zona donde vivió Jesús. Para darles soporte a las vides, los trabajadores hacían estacas o armazones de madera, si la tenían disponible. Durante el invierno, los agricultores podaban las ramas, o sarmientos, del año anterior. Y en primavera, cuando salían los brotes, podaban los que no daban fruto (Jn 15:2). Esto hacía que la vid produjera más fruto de mejor calidad. Jesús dijo que su Padre era el agricultor, él mismo era la vid y sus discípulos, las ramas. Tal como las ramas de una vid literal se apoyan en el tronco y se nutren de él, los discípulos se apoyan en Jesús y reciben alimento en sentido espiritual si se mantienen en unión con él, “la vid verdadera” (Jn 15:1, 5).
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