Esfuerzos por unidad europea
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Luxemburgo
DESPUÉS de la II Guerra Mundial los países de la Europa occidental afrontaban un tremendo trabajo de reconstrucción económica. Sus industrias se hallaban en ruina y su población estaba necesitada. Una respuesta lógica a la situación era el establecimiento de comercio internacional más libre y una cooperación más estrecha. Durante los años 50 muchos europeos llegaron a pensar que aumentaba la amenaza de agresión soviética y esto añadió incentivo a la unión de estos países.
¿Qué pasos se dieron para lograr esta unidad de los países europeos occidentales? ¿Han tenido buen éxito las organizaciones establecidas con ese propósito? ¡Qué perspectivas hay ahora de que haya mayor unidad en el futuro?
Primeros esfuerzos
Después de mucha preparación, en mayo de 1949 se estableció la Junta de Europa. La meta de esta organización es promover unidad más estrecha entre sus más o menos dieciocho naciones miembros para lograr progreso económico y social. Sin embargo, la Junta no tiene verdadero poder. Solo puede esforzarse por lograr su objetivo haciendo recomendaciones a los gobiernos miembros.
Pero en 1951, con el establecimiento de la Comunidad Europea del Carbón y el Acero, se realizó el primer progreso verdadero hacia la cooperación europea. Las seis naciones miembros son Bélgica, Italia, Francia, Luxemburgo, Holanda y Alemania Occidental. La central de la organización está aquí en Luxemburgo.
La Comunidad Europea del Carbón y el Acero se fundó para crear en la Europa occidental un mercado común para el carbón y el acero, así como para sus productos subsidiarios. Se tenía en mira abolir las barreras que dificultaban el comerciar en carbón y acero entre las naciones miembros, como los impuestos aduanales, cuotas y otras restricciones de importación.
Al anunciar oficialmente este proyecto el 9 de mayo de 1950, Robert Schuman, de Francia, habló de la mira final de crear unos Estados Unidos de Europa. Sin embargo, reconoció que para esto se necesitarían pasos progresivos hacia mayor unificación.
La idea básica de la organización es suministrar integración económica, mejorando así la producción y distribución de los productos. El éxito que logró esta organización en alcanzar estos fines resultó en que se establecieran otras dos comunidades paralelas de seis naciones.
Más esfuerzos por unificación
Una de éstas es la Comunidad Económica Europea, que se llama comúnmente el Mercado Común Europeo, o simplemente Mercado Común. Sus naciones miembros son las mismas seis que componen la Comunidad Europea del Carbón y el Acero... Bélgica, Italia, Francia, Holanda, Alemania Occidental y Luxemburgo. El Mercado Común se estableció con el Tratado de Roma, y entró en operación el 1 de enero de 1958. Su central está en Bruselas, Bélgica.
El propósito del Mercado Común es remover gradualmente las restricciones a la circulación libre de efectos, trabajadores, servicios y capital entre las naciones miembros. Y se ha logrado algún éxito en cuanto a alcanzar estas miras. Sin embargo, solo existe un mercado verdaderamente unificado con respecto a una cantidad limitada de productos, como automóviles, aparatos domésticos, etc. Una mira más grande de esta organización es una unificación política de Europa.
La otra organización de seis naciones que se estableció al mismo tiempo que el Mercado Común es la Comisión de Energía Atómica Europea, que también se llama Euratom. La componen las mismas seis naciones del Mercado Común y la Comunidad Europea del Carbón y el Acero.
La Euratom se concibió después de la crisis de Suez de 1956 cuando se creyó que podría desarrollarse una seria escasez de petróleo y que pronto los países europeos necesitarían energía atómica. Aunque el tráfico del petróleo se restauró rápidamente, se estableció la Euratom con el propósito de desarrollar la energía atómica con propósitos pacíficos.
Estas tres comunidades u organizaciones que se establecieron para crear una Europa unificada están enlazadas de varias maneras. Por ejemplo, comparten en común un Parlamento Europeo de 142 miembros, así como un Tribunal de Justicia de siete hombres. Además, las tres comunidades tienen un cuerpo administrativo que se llama la Comisión. Este se formó al fusionar la Comisión del Mercado Común, la Comisión de la Euratom y la Alta Autoridad de la Comunidad Europea del Carbón y el Acero. Esta Comisión se reúne en Bruselas, Bélgica.
Perspectivas actuales
Verdaderamente hay una abundancia de organización para crear una Europa unificada. Pero, ¿cuáles son las perspectivas actuales? ¿Están acercándose más los países europeos a unos Estados Unidos de Europa?
Las circunstancias que existieron después de la II Guerra Mundial y durante los años 50 han cambiado. Esto ha afectado mucho las perspectivas. La gente de Europa ya no es menesterosa ni pobre, sino que por lo general está prosperando materialmente. Ahora muchos europeos consideran remoto el peligro de ataque por parte de Rusia. En consecuencia, en vez de desear trabajar juntos para el beneficio común de todos, el espíritu del nacionalismo se está haciendo más fuerte. El entusiasmo por una Europa unificada, que existió hace unos cuantos años, casi ha desaparecido.
Algunos capitales europeos hasta están adoptando una posición en contra de la Comisión del Mercado Común. Un observador alemán hizo notar lo siguiente: “De nuevo se exhibe muy poca confianza. Cunden la desilusión y la dimisión. ‘Los Seis’ virtualmente han cesado de adelantar.” De hecho, empleados del Mercado Común en Bruselas han abandonado por centenares su empleo para buscar carreras más prometedoras en otros lugares.
Stewart Alsop, columnista de Newsweek, dijo recientemente: “Hubo un tiempo en que la debilidad de Europa, el terrible recuerdo de la guerra y el temor de Rusia hacían posible el hablar seriamente acerca de unos Estados Unidos de Europa. Es tonto hablar acerca de ello ahora.”
Y bajo su encabezamiento SE DESVANECE EL SUEÑO DE “UNA SOLA EUROPA,” la U.S. News & World Report dijo: “La tendencia es la de que cada nación debe cuidarse a sí misma. Casi han desaparecido las esperanzas elevadas de que el mercado llegara a ser el núcleo de unos Estados Unidos de Europa.”
En consecuencia, a pesar de las muchas esperanzas de otro tiempo de unir a los vecinos de Europa, el egoísmo y los intereses nacionales han sido muy responsables de que se disipen esas esperanzas. Estos esfuerzos por la unificación europea simplemente suministran otro ejemplo de lo incapaz que es el hombre de suministrar la paz que tanto desea la humanidad. Para tener paz duradera, los hombres tienen que acudir a Dios.