Presión por más paga
“¡QUEREMOS MÁS PAGA!” Esa es la demanda que con fuerza creciente se oye en muchas naciones en estos días.
La presión por más paga alcanzó un nuevo máximo en los Estados Unidos durante marzo. Los empleados gubernamentales abandonaron su trabajo. ¿Por qué? Porque no se satisficieron sus demandas de paga. De modo que aproximadamente 200.000 empleados de las oficinas de correo estadounidenses se declararon en huelga contra su patrono... el gobierno federal de los Estados Unidos.
Hubo muchas otras huelgas y amenazas de huelgas. Compañías privadas y gobiernos municipales fueron afectados como lo fue el gobierno federal. Y en la mayoría de los casos, lo que principalmente se pedía era más paga.
¿A qué se debe el clamor por más paga que levantan tantas personas en la actualidad? ¿Dónde terminará todo? ¿Cuál es el remedio?
Precios que suben
Una razón por la cual los trabajadores en tantos países están ejerciendo presión por más paga es el alza de los precios.
En los Estados Unidos el año pasado el costo de la vida subió más del 5 por ciento en promedio. Durante la primera mitad de 1970 esto no cesó, sino que el costo de la vida continuó aumentando a aproximadamente la misma proporción elevada. Sin embargo, el precio de muchos artículos subió mucho más rápidamente. Por ejemplo, note los siguientes aumentos en el precio de algunos alimentos durante el año pasado:
Artículo Aumento de precio
Cebollas 30%
Zanahorias 27%
Tocino 22%
Huevos 21%
Chuletas de cerdo 14%
Carne picada 13%
El aumento en los precios también estuvo muy por encima del promedio en cuanto a muchos artículos no alimenticios, como éstos:
Artículo Aumento de precio
Pasaje en autobús 16,0%
Falda de lana para mujer 15,9%
Pasaje en avión, clase turista 13,6%
Prima de seguro de automóvil 13,0%
Habitación en hospital, semiprivada 12,3%
Zapatos corrientes de mujer 10,8%
El aumento en el costo de la vida ha exprimido las carteras de los asalariados. Un conductor de taxi de Chicago le dijo a U.S. News & World Report: “Apenas se puede comer.” Dijo que su familia trata de estirar sus compras de alimentos consiguiendo tajadas de carne más baratas y comiendo más estofados.
Un contador de Michigan declaró: “Ciertamente no estamos viviendo mejor. Cuando mi esposa me dijo que los huevos cuestan 80 centavos de dólar la docena, le dije que dejara de comprar huevos. Ahora me desayuno con avena. Para ahorrar dinero, compramos leche en el mercado en vez de conseguir que nos la entreguen en casa. Hemos renunciado a nuestra costumbre de tener bistec para la cena por lo menos una vez al mes.”
Un ama de casa de Houston declaró: “Salgo llorando de la tienda. Voy de compras una vez a la semana y cada semana encuentro que los artículos han subido 4 ó 5 centavos de dólar. Uno no puede rebajar la cantidad que come su familia, pero puede rebajar en lo que come.”
¡Qué extraña es la situación que se ha desarrollado! En algunos países la gente no puede obtener suficiente alimento para comer. Pero en los Estados Unidos, un ‘país de abundancia,’ algunas personas no pueden comer lo que quieren debido al alza en los precios.
Además del alza en los precios, los impuestos también han aumentado. En 1939 los impuestos de toda clase —federales, estatales y locales— se llevaban 19 centavos de cada dólar en los Estados Unidos. Pero en 1969 los impuestos se llevaron 36 centavos de cada dólar... más de la tercera parte de los ingresos de la persona. Jamás en la historia de ese país se habían llevado tanto los impuestos.
En consecuencia, el obrero espera constantemente alza en los precios y los impuestos que suben. Por eso los obreros, cuando efectúan negociaciones para aumentos de paga, ejercen presión para obtener suficiente para sufragar el aumento del costo de la vida durante un número de años en el futuro. Y también creen que cuando se acaben esos años, tendrán que pedir más aumentos.
En esta era de radio y televisión, la gente nota las cosas materiales que se anuncian. Quieren su porción de ellas. También se enteran de los aumentos de paga que otros obtienen, y quieren aumento en la paga suya.
Los obreros también notan el ejemplo de sus líderes. Vieron, por ejemplo, lo que hizo el Congreso de los Estados Unidos tocante a su propio aumento de paga. A principios de 1969 el Congreso rápidamente votó a favor de él mismo, y de otros funcionarios, estos aumentos de paga:
Salario Nuevo % de
Puesto antiguo salario aumento
Presidente $100.000 $200.000 100,0
Miembro del
gabinete 35.000 60.000 71,4
Juez del tribunal
supremo 39.500 60.000 51,9
Miembro del
congreso 30.000 42.500 41,7
Además, estos funcionarios obtienen muchos beneficios ‘marginales.’ El U.S. News & World Report hizo notar: “Sumados, los beneficios ‘marginales’ anuales pueden alcanzar un total de más de $400.000 [dólares] para un senador y $150.000 [dólares] para un diputado. No obstante, muchas de estas concesiones son inadecuadas, a los ojos de muchos miembros.”
Los obreros ven que los funcionarios gubernamentales, en unos días, legislan enormes aumentos de salario para sí. Pero los empleados postales esperaron meses para que el gobierno diera atención a sus solicitudes de un aumento de paga. Esto no les vino. Frustrados, los obreros postales se pusieron en huelga. El Times de Nueva York declaró: “Los contribuyentes no tienen derecho a esperar que los obreros federales se sacrifiquen para contener la inflación cuando todos los demás practican la filosofía de ‘dame y dame.’”
El Times también dijo: “Algunos creen que estamos viendo los resultados de un ambiente de egoísmo en el cual todo hombre se siente animado a obtener lo suyo. . . . En todo caso, no habiendo ninguna otra meta social más noble en que se haya convenido, la gente quiere y espera más dinero.”
Sin embargo, no todos practican la filosofía de ‘dame y dame.’ Hay centenares de miles de personas que están relativamente libres de las inquietudes que tienen que ver con el dinero. Estas trabajan duro por su subsistencia, pero han aprendido y se han beneficiado de la verdad que Jesús expresó cuando dijo: “Nunca se inquieten y digan: ‘¿Qué hemos de comer?’ o ‘¿qué hemos de beber?’ o ‘¿qué hemos de ponernos?’ Porque todas éstas son las cosas en pos de las cuales las naciones van con empeño. Pues su Padre celestial sabe que ustedes necesitan todas estas cosas. Sigan, pues, buscando primero el reino y Su justicia, y todas estas otras cosas les serán añadidas.”—Mat. 6:31-33.
Las personas que se concentran en ganar dinero, pero que dedican poco tiempo o no dedican ningún tiempo a estudiar la Palabra de Dios y a asociarse con los que verdaderamente aman y sirven a Dios, no hallan contentamiento. Pero los que ponen a Dios primero en su vida, que están ‘contentos con el alimento y con qué cubrirse’ y están ‘libres del amor al dinero,’ encuentran gran satisfacción en la vida. (1 Tim. 6:8; Heb. 13:5) A medida que hacen su parte, Dios hace la suya y las necesidades de ellos son satisfechas.
Sin embargo, la mayoría de la gente del mundo no aplica los principios de la Biblia y por eso no obtiene provecho de ellos. Por consiguiente, creen que tienen que emprender cualquier derrotero, hasta el de desafiar la ley, para conseguir más paga.
Desafío a la ley
En los Estados Unidos hay leyes que prohíben que los empleados municipales y gubernamentales se declaren en huelga. Los violadores pueden ser despedidos, y en algunos casos multados hasta en $1.000 (dólares) y encarcelados por un año.
Pero la presión por más paga es tan fuerte ahora que estas leyes están siendo desafiadas. El que en los Estados Unidos los carteros abandonaran su trabajo, como lo hicieron, señaló un desafío a la ley federal. También pasaron por alto las órdenes de los tribunales en el sentido de que deberían regresar a trabajar. También pasaron por alto las súplicas de los líderes sindicales. Los empleados postales opinaron que el único lenguaje que entendía el gobierno era el que usaran poder, poder para lisiar el servicio postal y afectar la entera economía del país.
Tan grave fue la huelga que el presidente Nixon dijo a un auditorio que le oía por toda la nación: “Lo que está en disputa es la supervivencias de un gobierno que se basa en la ley.” Entonces declaró una emergencia nacional y pidió que las tropas de la Guardia Nacional ayudaran a despachar el correo. Incidentalmente, estas tropas se componían de ciudadanos no militares que tuvieron que abandonar sus trabajos y familias, lo que resultó en pérdida para sus patronos y amados.
Aproximadamente una semana después que los obreros postales se declararon en huelga, controladores del tráfico aéreo, que son empleados de la Administración de la Aviación Federal, comenzaron a telefonear diciendo que estaban ‘enfermos’ y no se presentaron a trabajar. Estaban usando esta táctica para protestar contra las condiciones de trabajo. Estos controladores desempeñan una función vital en los aeropuertos, pues dirigen el tráfico aéreo. Al quedarse en casa causaron un atraso en masa en el tráfico aéreo.
En muchas ciudades, empleados municipales se han declarado en huelga. Maestros, trabajadores de sanidad, obreros municipales y otros servidores civiles han desafiado las leyes que prohíben esas huelgas. Hasta policías se han declarado en huelga. Y la fuerza policíaca de la ciudad de Nueva York amenazó con abandonar su trabajo si no se satisfacían sus demandas. Por supuesto, el público sufre cuando los empleados municipales se declaran en huelga, porque hay merma en servicios importantes. De modo que se puede decir que al público se le hace ‘rehén’ como parte de la presión por más paga.
Así que hay una tendencia aumentante hacia desafiar la ley en las demandas de más paga. Hay menos anuencia a llegar a un acuerdo con anticipación tanto de parte de los funcionarios como de los obreros. Es exactamente como la Biblia predijo: La gente ‘no está dispuesta a ningún acuerdo.’—2 Tim. 3:3.
¿Quién lo paga?
Se calcula que los aumentos de paga en los Estados Unidos ahora alcanzan un promedio de aproximadamente 8 a 10 por ciento al año. En Alemania Occidental los salarios subieron un promedio de 14 por ciento el año pasado. En Inglaterra, el aumento es de aproximadamente 12 por ciento al año. ¿Quién paga por todo esto?
Un ejemplo de quién paga al fin se vio en el caso de los obreros de las oficinas de correo a quienes se les prometió un aumento... habrá un aumento en las tarifas del correo. De modo que todos los que utilizan el correo pagan más. Otro ejemplo se vio cuando las tripulaciones de los remolcadores de la ciudad de Nueva York se pusieron en huelga para obtener más paga. Obtuvieron un aumento enorme, de más de 50 por ciento. Pero los operadores de los remolcadores dijeron que subirían las tarifas que cobran por sus servicios de remolcadores en aproximadamente 40 por ciento. El Times de Nueva York del 3 de abril de 1970 comentó:
“Es verdad que las tripulaciones de los remolcadores y sus familias no alquilan remolcadores, de manera que pueden considerar de poca importancia el aumento de precio por el transporte en la bahía. Pero eso, también, es una vara de medir engañosa. Todo aumento en los costos de transporte se filtra en la economía general; todo acuerdo de salario extra grande hace que todos los demás sindicatos suban sus miras.
“Los sindicatos corren cada vez más aprisa para mantenerse al paso con el costo de la vida, que sube vertiginosamente, pero el dinero sale corriendo de sus sobres de paga tan aprisa como lo obtienen. Ese ha sido el registro durante cada uno de los últimos cuatro años y el fin no está a la vista en ninguna parte.”
Esa es la triste realidad de todas las presiones que se ejercen por más paga. Con el tiempo el asalariado mismo paga por ello con precios más altos por mercancías y servicios, y más impuestos. Las compañías y los gobiernos simplemente cobran más para pagar los aumentos.
De modo que aunque los trabajadores obtienen aumentos de paga, su situación económica general difícilmente mejora. En muchos casos ha empeorado. En cuatro años el salario semanal del trabajador fabril de término medio de los Estados Unidos subió de 107 a 129 dólares. En papel, eso parece un mejoramiento. ¡Pero en realidad resultó más pobre! ¿Cómo? El aumento en salario no igualó el aumento en los precios e impuestos durante ese mismo período. ¡Su paga mayor valía aproximadamente un dólar menos en poder adquisitivo!
¿Cuál es el remedio?
La situación relativa a los precios y los impuestos y la presión por mayor paga está causando gran frustración e infelicidad. ¡Qué obvio es que los sistemas económicos del hombre no están obrando para el provecho de todos! ¡E imagínese la situación de los ancianos, pobres o enfermos que reciben ingresos bajos o fijos, que obtienen poco aumento o ningún aumento!
¿Deberíamos esperar que se corrigiera la situación económica? Bueno, ¿es probable eso cuando hay tantos grupos halando en diferentes direcciones? No, porque hay demasiado egoísmo y muy poco interés en el bienestar de otros.
Lo que se necesita es un gobierno central que esté por encima de todos los intereses egoístas, un gobierno que tenga la sabiduría, el poder y el derecho necesarios para controlar todos los asuntos económicos y hacer los cambios necesarios que beneficien a todos. Ningún gobierno humano satisface esos requisitos. El único gobierno que puede hacer todo esto es el reino celestial de Dios por el cual Jesús enseñó a sus seguidores a orar.—Mat. 6:9, 10.
No, la esperanza de ese gobierno no es un ‘castillo en el aire,’ una promesa para algún futuro indefinido. La profecía bíblica muestra que el tiempo en que el gobierno mundial de Dios tomará el control completo de los asuntos de toda la Tierra está muy cerca. Cuando lo haga, nadie jamás tendrá que ejercer presión para más paga, pues la Biblia dice a Dios: “Estás abriendo tu mano y satisfaciendo el deseo de toda cosa viviente.”—Sal. 145:16.