Satisfaciendo la demanda en Suiza

Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Suiza

CADA vez más personas de corazón sincero y honrado están manifestando vivo interés en lo que dice la Biblia tocante al significado de las críticas condiciones mundiales de la actualidad. Esto ha producido un gran aumento repentino en la demanda de la literatura bíblica de los testigos de Jehová, lo que ha hecho necesario el ensanchamiento de sus instalaciones tipográficas. Esto ha sucedido, no solo en su central mundial en los Estados Unidos, sino también en otros países.

Para ilustrar: En 1954 la sucursal de la Sociedad Watch Tower en Suiza producía revistas La Atalaya y ¡Despertad! en alemán y francés a razón de 188.500 por mes. En 1959 esta cifra aumentó a 402.345 y en 1970 hasta ahora la producción mensual media ha subido a 1.554.190 revistas. Ahora se envían por correo a 85 países donde se hablan el alemán y el francés.

En Suiza misma el aumento de la organización que predica el Reino ha sido constante. El número de los que esparcen activamente las buenas nuevas del reino de Jehová ha aumentado a través de los pasados cinco años por más de 1.300, alcanzando un máximo reciente de 7.525. Sin duda esto ha tenido mucho que ver con el aumento en la demanda de la literatura que explica la Biblia.

Con razón, pues, llegó a ser una necesidad urgente tener una nueva oficina de sucursal y fábrica. Allá en julio de 1967, ya se estaban haciendo esfuerzos por localizar un sitio adecuado. Finalmente se escogió un lugar y se comenzó el trabajo en el nuevo edificio en febrero de 1969. La propiedad está situada en la población de Thun, cerca del lago de Thun, con una excelente vista de las montañas.

Se planeó la dedicación de la nueva residencia de la sucursal para el 16 de mayo de 1970. Aumentó el interés de la ocasión para los Testigos locales el hecho de que hubo representantes de Austria, Italia, Francia, Alemania, Bélgica, Holanda y Luxemburgo. Habían venido para consulta especial con N. H. Knorr, presidente de la Sociedad Watch Tower.

Temprano en el programa, Willi Diehl, el siervo de sucursal de Suiza, dio un resumen del crecimiento de la obra del Reino desde el tiempo en que C. T. Russell, el primer presidente de la Sociedad, sugirió que un ciudadano suizo que vivía en los Estados Unidos de Norteamérica regresara a su propio país y emprendiera la obra en la ‘viña del Señor’ allí. Se abrió una oficina pequeña de la Sociedad en Yverdon. Con el tiempo ésta fue mudada a Ginebra y más tarde a Berna, donde se abrió un establecimiento tipográfico.

A mediados de la década de los 20 adquirió forma un edificio de sucursal grande en Berna, donde se produjeron las publicaciones bíblicas en catorce idiomas. En aquellos días la sucursal de Suiza también servía de oficina central europea de la Sociedad. Pero ahora la demanda de literatura estaba abrumando aquellas instalaciones que habían parecido tan amplias cuarenta años antes.

Los visitantes a la dedicación pudieron ver que esta nueva sucursal tiene casi el doble del tamaño de la anterior. El edificio de cinco pisos está construido sobre unos cimientos de 60 por 36 metros. Hay 53 recámaras y bastante espacio para oficina, fábrica y almacén. En su sótano hay un excelente Salón del Reino, así como la cocina y el comedor.

El presidente Knorr, que trajo consigo el amor y saludos del personal grande de la central de la Sociedad en Brooklyn, Nueva York, habló al auditorio reunido acerca de las estructuras que estuvieron relacionadas con la adoración verdadera de Jehová... el tabernáculo del Israel de la antigüedad y el glorioso templo construido por Salomón. Éstas, dijo él, fueron tipos o sombras que señalaron al verdadero templo espiritual, compuesto de Cristo Jesús y los 144.000 que estarán asociados con él en el cielo. (Efe. 2:20, 21) Aunque está dedicada a la misma adoración verdadera, continuó el orador, esta nueva oficina de sucursal no era lo verdaderamente importante. Más bien, Dios se interesa en la gente, particularmente en los que utilizan esos edificios y sirven de todo corazón en el adelantamiento de Su obra.

En la conclusión el presidente Knorr deleitó al auditorio con información acerca de la expansión de la obra en muchos otros países.