Viendo con aprecio
HA VISTO usted volar un pájaro o un insecto? Antes de contestar: “Por supuesto,” definamos más exactamente lo que queremos decir por “ver.”
Por ejemplo, muchas personas, cuando ven un pájaro, solo notan un hermoso conjunto de plumas. Pero un gato, al ver el mismo pájaro, quizás vea una buena comida. Por otra parte, un agricultor que ve un pájaro, digamos una golondrina, puede ver una señal de que se acerca la primavera. Por eso “ver” puede significar mucho más que solo recibir una imagen en la retina del ojo.
Considere, por ejemplo, a un relojero de experiencia que examina un reloj hecho con pericia. ¿Qué “ve”? Su vista penetra más que solo una mirada dentro de la caja del reloj. Juzga sus cualidades como marcador del tiempo, pesando el pro y el contra del método de construcción que se usó y evaluando su eficacia. Su “ver” pudiera llegar a la mente del diseñador del reloj, pues visualiza como en ecuación el resultado que ve con los problemas que tuvo que vencer el diseñador. Quizás hasta adquiera en su caso cierta especie de familiaridad respetuosa con el fabricante por medio de su producto.
Este ejemplo de “ver” nos preparará para una “mirada” profunda al vuelo de los pájaros y los insectos. Sin duda su vuelo es elegante, pero ¿hasta qué grado son buenos como aparatos voladores? ¿Y qué cualidades de su diseñador se traslucen de su hechura?
Versatilidad
La última vez que usted vio, digamos, una libélula, ¿qué vio en realidad? Quizás le captó la atención mientras revoloteaba ante sus ojos. Usted quizás la haya admirado por sus hermosos colores que resplandecen bajo el sol. Entonces el insecto tal vez se haya lanzado de súbito a velocidad sorprendente en una dirección que aparentemente no se pudiera haber previsto. Si usted hubiera estado interesado en la ciencia del vuelo, quizás le hubiera admirado el que aquella criaturita pudiera combinar las peculiares cualidades de revoloteo de un helicóptero con la estabilidad en alta velocidad de un avión de ala fija. ¡Qué versatilidad!
Mientras más hubiese usted reflexionado, más impresionado pudiera haber quedado. Sin duda los estrategas militares de las potencias principales de este mundo, que están envueltos en feroz competencia, darían una fortuna por poder aplicar los secretos que tiene ese pequeño insecto. De modo que si usted hubiera “visto” con ojo discernidor habría observado, no solo un insecto hermoso, sino un ejemplo maravilloso de versatilidad en un aparato volador.
Esta cualidad codiciada de versatilidad es común por toda la creación. Considere, por ejemplo, el gavilán, que tiene una estructura y un mecanismo de alas que no tienen ninguna semejanza estrecha con los de la libélula. Sin embargo éste, también, puede revolotear en un solo sitio y lanzarse a alta velocidad, dos cualidades de vuelo que el hombre continuamente busca.
Efectos ambientales
Es digno de notarse que un diseñador magistral toma en cuenta todas las cosas, incluso los efectos ambientales. Rehúsa esclavizarse a intereses creados o a algún aspecto limitado de la eficacia técnica. De hecho, se reconoce a un diseñador hábil por la manera en que equilibra bien los requisitos técnicos y estéticos y luego extrae concienzudamente el máximo de cada aspecto.
Teniendo presente esto, considere otro aspecto del vuelo. ¿Ha notado usted que las criaturas voladoras no perturban los sentidos? Los sonidos que hacen, por ejemplo, son sonidos generalmente bien acogidos. ¡Pero qué diferentes son los sonidos destroza-nervios que provienen de un avión de ala fija o de un helicóptero! Además, los aparatos voladores de hechura humana contaminan el aire que inhalamos, causando enfermedades y muerte. ¡Qué contraste hay!
Eficacia aerodinámica
Pero, ¿cómo le va a un pájaro en comparación con un avión en eficacia aerodinámica? Consideremos el ala. ¿Cuál es su eficacia?
Eso depende mucho de su forma. Después de mucho esfuerzo con matemática superior y experimentos en túneles de viento el hombre ha podido diseñar un ala que suministra eficacia de vuelo aceptable. Pero, como pudiéramos haber esperado, el ala del pájaro también tiene la forma ideal para la clase de vida que lleva el pájaro en particular. Por ejemplo, el albatros y el halcón llevan vidas muy diferentes, y sus alas están diseñadas de modo que satisfagan perfectamente sus requisitos diferentes. Realmente, ¿quién ha visto un avión que pueda hacer lo que un pájaro puede efectuar con sus alas?
Propulsión
Bueno, entonces, ¿qué hay del método de propulsión? Para simplicidad consideraremos la hélice. ¿Cómo funciona este método de propulsión?
Se abre paso en el aire girando como atornillándose, dando así el halón requerido a la nave aérea a la cual está anexa. Sin embargo, difiere de un tornillo metálico que se esté enroscando en una tuerca sólida porque el aire se desliza, por decirlo así, constituyéndose una pérdida continua que la tuerca sólida no tendría.
Para visualizar esta clase de pérdida pudiéramos pensar en un pescador con caña que está enrollando el sedal para sacar un pez grande. Si su lancha estuviera anclada rígidamente en el lecho del río o en el fondo del mar, el único trabajo que tendría que hacer sería enrollar el sedal con los brazos. Sin embargo, si la lancha no estuviera anclada, y deseara retener su posición exacta, tendría que echar a andar el motor de su lancha solo lo suficientemente aprisa como para impedir verse halado hacia el pez. Por lo tanto, toda la fuerza que usara el motor sería pura pérdida debido a la fluidez del ambiente.
Pero, ¿qué hay del ala del pájaro? Pues, casi evita todas las pérdidas de deslizamiento de una hélice debido a sus maravillosamente coordinados movimientos de aleteo y la técnica de planeo. Tampoco es el método de retropropulsión empleado por los aviones modernos tan eficaz como la propulsión que logran las alas de los pájaros.
Los medios de propulsión por aleteo y planeo que utiliza el pájaro se pueden comparar, en cierto sentido, con los movimientos del patinador. Trate de imaginarse al patinador deslizándose cuesta abajo en una leve pendiente y luego, precisamente antes de llegar al fin de la pendiente, subirse a la cima de otra pendiente paralela. En el patinaje normal se utiliza este principio, salvo que las piernas se impelen oblicuamente para dar propulsión al cuerpo. En el caso de un pájaro, el movimiento de las alas hacia abajo impulsa a la criatura.
Maniobrabilidad
¡Qué aparato volador verdaderamente maravilloso y eficaz es el pájaro! ¡Pues, parece manar evidencia de ingeniosidad! Y, en particular, ¡qué maravilloso instrumento es esa ala!
¿Ha visto usted a dos gaviotas lanzarse en picada para apoderarse del mismo bocadillo y casi chocar? Pero note, solo casi, porque parecen fluir una alrededor de la otra en una ráfaga de aleteos cuando la perdedora emprende acción evasiva.
¿O ha observado usted a un cuervo aterrizar en una cerca de alambre? El entrar en pérdida de sustentación no le atemoriza. Cuando se dispone a aterrizar parece que va a pasar de su meta, pero entonces entra en acción la punta de aquella poderosa ala, que recientemente había suministrado tan eficaz servicio como hélice, y el cuervo entra en pérdida. ¡Y qué entrada en pérdida hermosamente controlada, al deslizarse suavemente hacia el alambre! Pero lo más probable, en vista de que es un tipo tan sospechoso, es que ni siquiera aterrice, sino que arranque desde la mismísima caída y se aleje aleteando impasiblemente, graznando al hacerlo, en total desconocimiento de la notable hazaña que acaba de ejecutar.
Los diseñadores de naves aéreas generalmente reconocen los muchos beneficios de las alas movibles y las alas de forma que pueda variar, ya sea para conseguir más versatilidad o para lograr los movimientos difíciles que se necesitan para ejecutar maniobras de aterrizaje como las de un pájaro. Pero los resultados lastimosos que han alcanzado los ingenieros humanos con alas batientes y alas de forma variable dan una idea de lo lejos que está todavía el hombre de poder siquiera acercarse a las acrobacias aéreas que se ven en la creación.
En consecuencia, mientras más observamos las criaturas voladoras y meditamos en ellas, ya sea desde el aspecto de la versatilidad, eficacia aerodinámica o maniobrabilidad, más podemos apreciar lo grande que es el Creador de ellas como amo de su arte. Viendo lo hermosas que son a la vista las criaturas voladoras, así como lo tranquilas y airosas que son al volar, nos sentimos atraídos con aprecio a su Magnífico Diseñador.