Recomendación de parte de un rabino
Una judía de Detroit, Michigan, quería aprender la Biblia. Un día le pidió permiso a su esposo para ir a una iglesia o sinagoga para hacer eso. Cuando él rehusó, ella contestó: “Espera y verás. Alguien vendrá y querrá enseñarme la Biblia.” Aquella misma tarde su puerta fue la primera a la cual tocaron los testigos de Jehová en aquel sector. Ansiosamente ella aceptó su oferta de ayudarle a aprender la Biblia, algo por lo cual había estado orando.
Después de estudiar la Biblia por algún tiempo esta Señora le dijo a su esposo que quería bautizarse como testigo de Jehová. Él se inquietó mucho y llamó a un rabino. Los comentarios del rabino fueron muy interesantes. Dijo: “Este es un país libre. Podemos adorar de la manera que queramos. Los testigos de Jehová son personas excelentes. Su adoración es limpia y pura. No tengo nada contra ellos, salvo que ellos usan el Nuevo Testamento y nosotros no. Además, está escrito: ‘¡Escoge tú mismo a quién adorarás!’”