Respeto de una madre a la vida
A PRINCIPIOS de 1970, la Sra. de B—— de la ciudad de Nueva York empezó a padecer de hemorragia interna. Cuando ésta persistió, decidió consultar con un médico.
El 29 de enero, fue examinada por un doctor que supuestamente tenía buena reputación en el Bronx. Él dijo que la Sra. de B—— estaba encinta, aunque ella había tomado cuidadosamente píldoras anticoncepcionales. Sin embargo, él dijo que no había señales de vida, y dudaba que el feto estuviera vivo. Se creía que la hemorragia vaginal se originaba de tumores en las zonas de su riñón y su matriz.
El mismo día fue enviada a una clínica de Manhattan para que le hicieran análisis. El siguiente jueves, 5 de febrero, se revelaron los resultados de estos análisis. Estos mostraban que la Sra. de B—— estaba encinta. Sin embargo, el doctor todavía creía que el feto no viviría.
Se recomienda abortar
Puesto que no veía ninguna esperanza de nacimiento normal, el doctor recomendó un aborto. Sugirió una intervención “D y C,” o dilatación y curetaje. En ésta, el embrión o feto se raspa de la pared de la matriz. El doctor explicó que a menos que se hiciera esto la infección del niño muerto con el tiempo pondría en peligro la vida de ella.
La Sra. de B—— declaró que mientras hubiera alguna posibilidad de que hubiera vida en su matriz, ella no accedería a un aborto, puesto que eso estaría contra la ley de Dios. Como testigo de Jehová sabía que un aborto provocado es asesinato a la vista de Dios. (Éxo. 21:22, 23; 1 Juan 3:15; Rev. 22:15) Su respeto al punto de vista que Dios tiene sobre la vida ocupaba el primer lugar.
Ante esto, el doctor llamó a la madre de ella, que esperaba afuera, y repitió su recomendación. Sin embargo, la Sra. de B—— rehusó de nuevo, y el doctor declaró que no aceptaba responsabilidad por lo que pudiera suceder.
Después de dos visitas más en febrero, él opinaba igual, aunque los análisis seguían resultando positivos, mostrando que había una preñez que continuaba.
También recomienda aborto
En marzo, la Sra de B—— fue dirigida a otro doctor en Nueva York. Después de su primer examen, él dijo que parecía que la criatura no estaba viva. También recomendó un aborto, pero dijo que ahora era demasiado tarde para una intervención “D y C,” puesto que eso generalmente se lleva a cabo a principios de la preñez.
En esta etapa del embarazo un aborto se efectúa de modo diferente. Una manera de efectuarlo es semejante a una operación cesárea, en la cual por intervención quirúrgica se abre la matriz para remover el feto. O se puede llevar a cabo inyectando una solución salina a través del abdomen, matando el feto y provocando los dolores del parto.
Este segundo médico dijo que solo sería asunto de tiempo antes de que ella abortara naturalmente de todos modos. Tarde o temprano, opinaba él, el cuerpo despediría el feto, puesto que él creía que no estaba vivo.
Otro diagnóstico
Un incidente que aconteció durante este tiempo también es interesante. Un día, debido a su hemorragia y condición debilitada, la Sra. de B—— se desmayó. Quedó inconsciente y se cayó.
Su hermana la llevó de prisa a un hospital de Long Island. Allí se le sacó una placa de rayos X, y se dio el informe de que no había ninguna criatura en su matriz.
Sin embargo, la hermana de la Sra. de B——, enfermera registrada, pidió ver las placas de rayos X. Preguntó qué era la zona oscura grande que se veía en el lugar de la matriz de su hermana. Se le dijo que solo era la “evacuación,” que resultaba de estreñimiento.
Pero cuando la hermana de la Sra. de B—— preguntó por qué el abdomen de su hermana aumentaba de volumen si no había ninguna preñez, se le dijo que lo que tenía la Sra. de B—— solo era “barriga de bebedor de cerveza.” No obstante, durante su preñez la Sra. de B—— no tomó cerveza ni bebida alcohólica de ninguna clase.
Según lo que sucedió más tarde, el diagnóstico no pudo haber estado más equivocado.
Señales de vida
En mayo, el segundo doctor comenzó a reconocer que había posibles señales de vida. Dijo que la Sra. de B—— había llevado el feto por tanto tiempo que ahora había una posibilidad de alumbramiento. Pero puesto que él ya no parteaba, pasó el caso de ella a otro doctor en el Bronx.
Este doctor examinó a la Sra. de B—— y le dio la primera seguridad positiva de que la criatura de veras estaba viva. Comenzó a hacer preparativos para que diera a luz en el Hospital Conmemorativo Judío de Manhattan.
Durante una breve estancia en este hospital por dolores de parto falsos el 4 de septiembre, se le hizo una placa de rayos X. A la Sra. de B—— se le dijo que había indicaciones de que el nene sería demasiado pequeño. Y también se habló de una criatura posiblemente deforme o anormal. Esto también lo habían mencionado otros doctores antes.
No se trataron los dolores de parto falsos para lograr un alumbramiento forzado, ya que se pensó que el niño debería tener tiempo para desarrollarse naturalmente. Pero el doctor dijo que si no daba a luz para fines de septiembre, harían arreglos para una operación cesárea. Para ese tiempo la criatura ya se habría retrasado unas cuantas semanas.
Un nene
El 19 de septiembre de 1970 la Sra. de B—— fue de nuevo al hospital. Esta vez fue para dar a luz de manera normal un nene de 3,1 kilos, ¡normal en todo respecto! No hubo necesidad de ninguna operación cesárea. Ahora el Sr. B—— y su esposa tienen un niño además de sus tres niñas.
Después de nacer su nene, la Sra. de B—— concordó en quedarse y tener otra operación para la remoción de los tumores. Sin embargo, las enfermeras ejercieron presión en ella para que aceptara una transfusión de sangre. Les parecía que ‘arriesgaría la vida’ si rehusaba. Cuando sí rehusó debido a que esto está contra la ley de Dios, ellas dijeron que la acción de ella era “muy mala.” Sin embargo, algunas de estas mismísimas enfermeras ayudaban a otras mujeres a abortar. La Sra. de B—— les recordó su inconsistencia cuando ejercían presión en ella para ‘salvar su vida’ pero luego ayudaban a matar otra vida.—Hech. 15:20, 29.
La Sra. de B—— razonó que sería mejor regresar a casa y, bajo la atención de su doctor, emplear el tiempo necesario vigorizando sus fuerzas y sangre. Así estaría en mejor condición para la operación después.
Toda esta experiencia muestra la sabiduría de obedecer las leyes de Dios y no dejar que empujen a uno a tomar de repente una acción prematura. Los primeros dos doctores sin duda aconsejaron con sinceridad, pero sus recomendaciones habrían costado una vida. Al poner primero las leyes de Dios, se conservó vida, el resultado de ‘obedecer a Dios como gobernante más bien que al hombre.’—Hech. 5:29.