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  • El moderno túnel subfluvial de la Argentina

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  • El moderno túnel subfluvial de la Argentina
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¡Despertad! 1971
g71 8/12 pág. 23

El moderno túnel subfluvial de la Argentina

Por el corresponsal de “¡Despertad!” en la Argentina

EL TÚNEL Hernandarias es el primero de su clase en la América del Sur. Es un tubo de 2.397 metros bajo el poderoso Paraná, un río más largo que el Misisipí y con una descarga mayor. Este túnel fue inaugurado el 13 de diciembre de 1969.

El túnel conecta a Santa Fe y Paraná, ciudades que son capitales de provincias argentinas. Un viaje que anteriormente podía durar horas se efectúa ahora con facilidad y comodidad en unos cuantos minutos.

Otro de los beneficios de los que hablan muchas personas ha sido el aumento de turismo que ha fomentado el túnel. A ambos lados del río, el negocio de hoteles, posadas y pensiones florece como nunca antes. Tanto el Brasil como Paraguay y Uruguay tienen líneas de autobuses que usan el túnel y viajan desde allí a lugares turísticos de la Argentina. En octubre de 1970 pasaron 70.654 autos y autobuses por el túnel.

Es común oír a la gente preguntar: “¿Ha visto ya el túnel?” Fue este interés el que despertó mi curiosidad. Y por eso, cuando tuve que visitar a un amigo en Santa Fe, me deleitó la perspectiva de viajar por el enorme tubo subfluvial.

En unos minutos llegamos a la estación de peaje. Por los autos hay que pagar el equivalente de setenta y cinco centavos de dólar. Los letreros nos dicen que la velocidad máxima es de 60 kilómetros por hora, y la mínima 40.

Pronto nos hallamos en la rampa de unos 270 metros que nos lleva al túnel. Aproximadamente el último tercio de esta rampa es una zona de ajuste visual. Aquí una disminución en la iluminación permite que nuestros ojos se vayan ajustando.

Dentro del túnel el aire es fresco y agradable, en comparación con el calor de afuera. La carretera de concreto de dos vías es espaciosa, de unos siete metros y medio de ancho, y el techo está a unos cuatro metros y medio de alto. Las paredes están cubiertas de azulejos verdes. Me impresionan mucho la espaciosidad, la luminosidad y la nitidez del túnel.

A lo largo de la pared izquierda hay una casilla aproximadamente cada cien metros. Vemos en cada una de éstas un teléfono, un extintor y una manguera. A lo largo del mismo lado hay un andén protegido con un pasamano para los vigilantes.

Pronto nos hallamos en la zona de ajuste visual al otro lado del río. El viaje por el túnel ha durado unos tres minutos. Pero en vez de satisfacer mi curiosidad, solo la ha aumentado. Me resuelvo a regresar.

Más tarde, en una gira de visitantes, me entero de que el sistema de ventilación permite una renovación total del aire dentro del túnel cada tres o cuatro minutos. También, dos analizadores de gas indican la acumulación de monóxido de carbono a todo lo largo del túnel.

Me entero, también, de que en la sala de control hay catorce televisores que vigilan la marcha de los vehículos motorizados. En caso de emergencia, los conductores reciben instrucciones por una red de altoparlantes que están situados a unos cuatro metros uno del otro a lo largo del túnel.

También se nos explica que con simplemente descolgar uno de los teléfonos se entra en comunicación con la sala de control. Se nos dice que en caso de incendio los veinticuatro extintores y mangueras están listos para ser usados. Como medida de seguridad, se prohíbe el uso del túnel a camiones cisternas que transporten combustible. Estos tienen que continuar utilizando el antiguo transbordador que cruza el río.

Me interesa particularmente saber cómo se construyó el túnel. Treinta y seis gigantescos tubos cilíndricos, cada uno de aproximadamente 66 metros de largo y 11 metros de diámetro externo, y un tubo de adaptación componen todo el túnel. En el exterior, tres capas de resina de polyester fortalecida con lana de vidrio impermeabilizan los tubos.

Estos tubos fueron preparados en juegos de cuatro, se les hizo flotar hasta su posición, y entonces se les bajó a una zanja que había sido dragada en el fondo del río. Hombres rana descendieron y unieron los tubos con abrazaderas de hierro. Cuando estuvieron asegurados los treinta y siete tubos, formaron una sola unidad hermética de casi 2.400 metros de largo. La draga cubrió este tubo, y el lecho del río volvió a presentar la apariencia de antes.

El túnel subfluvial de la Argentina verdaderamente es una maravilla de ingeniería.

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