La genética... ¿ha descubierto el secreto de la vida?
“¡HEMOS descubierto el secreto de la vida!” declaró el científico Francis Crick a un grupo de colegas en la Universidad de Cambridge en 1953. Él y su colaborador James Watson habían efectuado un trabajo que les consiguió alta aclamación en el mundo científico. ¿Habían verdaderamente descubierto el secreto de la vida? ¿Acerca de qué era su excitación?
Habían construido un modelo para explicar cómo funciona la molécula del ADN (ácido desoxirribonucleico) al dirigir la edificación del cuerpo. Su modelo era una “escalera” o estructura semejante a escalera en forma de hélice o espiral doble. De manera esquemática representaba el funcionamiento de la molécula del ADN como factor básico que dirige la acción recíproca de otras sustancias químicas en las células de las cosas vivas. Se cree que esta molécula del ADN desempeña el papel principal en la transmisión de características hereditarias de los padres a la prole.
El ADN está situado principalmente en el núcleo de la célula. A lo largo de su estructura semejante a escalera el ADN contiene los “genes.” Un gen es una parte o sección de la molécula del ADN que tiene que ver con dirigir la edificación de una característica hereditaria específica, como el color de la piel o de los ojos, la forma de un rasgo facial, un rasgo de la personalidad, etc.
En el modelo que construyeron Watson y Crick, se representa a la molécula del ADN formada de dos filamentos químicos envueltos al estilo de espiral uno alrededor del otro. Entre los dos filamentos o “pasamanos” de la “escalera” están los “escalones” o “peldaños.” Cada “peldaño” está compuesto de dos sustancias químicas que se complementan entre sí. Estas sustancias químicas están unidas por el medio de los “peldaños” con una débil ligazón de hidrógeno. Por lo tanto un filamento es la viva imagen del otro.
Cómo dirige el ADN la edificación de las partes del cuerpo
Asumamos que en el cuerpo de una cosa viva se hace necesario edificar una molécula de proteína (un bloque esencial para la construcción). ¿Qué sucede? Primero, el cuerpo (del animal o planta) de alguna manera le comunica a una de las células del cuerpo su necesidad de una proteína específica. En respuesta a la llamada, la sección apropiada de la “escalera” del ADN de la célula “se desenrolla a modo de cremallera” o se desune por el medio de sus “peldaños.” Una mitad de la parte semejante a escalera se separa de la otra mitad tal como se desenrolla una cremallera, de modo que esta sección (y solo esta sección) de la larga molécula del ADN queda ahora como una escalera aserrada por el medio.
Esta condición es solo temporal, porque inmediatamente los “medios peldaños” de un filamento comienzan a atraer sus sustancias químicas complementarias del material circundante en el núcleo. Por este medio “reedifican” otras mitades para los “peldaños,” formando así un nuevo filamento que se llama “mensajero ARN” (ácido ribonucleico). Se nombra así porque tiene que dejar el núcleo de la célula para llevar el modelo del ADN a fin de fabricar la proteína apropiada.
De modo que el “mensajero ARN” se separa, y los filamentos originales del ADN en el núcleo se unen de nuevo como antes, listos para enviar más “mensajeros ARN” cuando se necesiten posteriormente. El filamento del ARN sale del núcleo, donde un cuerpo o partícula de la célula que se llama “ribosoma” se adhiere al filamento y parece “leerlo,” de manera comparable a como un magnetófono reproduce las palabras registradas en la cinta. Entonces se suministran las sustancias químicas apropiadas para que hagan juego con los “medios peldaños” del “mensajero ARN.”
¿Qué se ha logrado hasta este punto? El “mensajero ARN” realmente ha llevado el mensaje o clave de la molécula del ADN para que el ribosoma lo pueda “leer,” y se suministren las sustancias químicas exactamente en el mismo arreglo que en el ADN original. De acuerdo con ello, con la ayuda de otra clase de ARN que se llama “ARN de traslado” el “mensajero ARN” agrupa sustancias químicas que se llaman “aminoácidos” para fabricar la proteína específica. Después el ribosoma descarga la proteína, la cual va a efectuar su trabajo como bloque de construcción.
De esta intrincada manera se sintetiza una molécula de proteína cuya composición química ha sido dirigida por el ADN a fin de utilizarla en una parte del cuerpo de la criatura viva. Para usar otra comparación, el proceso puede asemejarse a un médico (ADN) en su consultorio (el núcleo de la célula) que escribe una receta y la envía por mensajero (“mensajero ARN”). Cuando el farmacéutico (el ribosoma) la lee, toma las sustancias químicas recetadas de su anaquel y las mezcla como indica la receta. La medicina (al igual que la proteína) así compuesta se utiliza para ciertos propósitos en el cuerpo del paciente.
Los científicos han aprendido tales cosas acerca de estas diminutas cosas, algunas de las cuales ni siquiera pueden verse bajo el microscopio. Su descubrimiento es una evidencia de la asombrosa habilidad y capacidad de la mente humana. Pero, ¿cree usted que estos científicos han descubierto en realidad “el secreto de la vida”?
Algunas preguntas que no se han contestado
Antes de dejarnos intimidar por la inteligencia e investigación de estos hombres, hagamos unas cuantas preguntas para ver si se han descubierto plenamente los secretos de la vida:
Exactamente ¿cómo comunica el cuerpo su necesidad a la célula, y cómo logra que parte de la molécula del ADN comience a “desenrollarse a modo de cremallera” exactamente en el lugar apropiado y que más tarde vuelva a enrollarse? ¿Qué impide que el resto de la hélice del ADN se desenrolle? La respuesta a esta última pregunta pudiera explicar el problema sin resolver de por qué, aunque cada célula del cuerpo tiene los mismos cromosomas, solo ciertas partes de ellos parecen operar en las diferentes células.
También, ¿cómo llegaron a estar en la célula no solo las debidas sustancias químicas, sino también todos los debidos mecanismos apropiados, como los ribosomas, para la fabricación de un nuevo filamento del ARN? ¿Cómo “lee” el ribosoma al ARN y exactamente cómo se suministran las sustancias químicas apropiadas en los lugares apropiados para reproducir el modelo del ADN y fabricar la proteína apropiada?
¿Cómo es trasladada la información en clave del ADN a las enzimas de las células, las cuales más tarde controlan el crecimiento de nuevas células? Esto, dice el Dr. Howard H. Pattee de la Universidad de Stanford, es el campo que todavía presenta los problemas más serios a los biólogos. Dice que los modelos sencillos (como el que idearon Watson y Crick) no pueden explicar la velocidad y la confiabilidad del traslado de información. Todavía se necesita un estudio mucho más profundo de la materia en el nivel submolecular.
Y finalmente, nos encontramos con la pregunta más importante de todas: ¿Cómo llegaron a existir esas sustancias complejas, y la vida misma, en primer lugar? Para estas preguntas los científicos no tienen ninguna respuesta, solo teorías.
La célula viva no se originó de fuerzas no inteligentes
Hay otro asunto que considerará la persona pensadora antes de darle el mérito a la ciencia de la genética por tener dentro de su comprensión el secreto de la creación, o hasta, como algunos quisieran hacernos creer, la posesión de poder creativo. Se cree que cada “gen” (una parte de la molécula del ADN) se compone de una cadena de unos 1.000 “nucleótidos” (cada nucleótido, que contiene muchos átomos, es la mitad de un “peldaño” en la “escalera” del ADN). Si un solo gen está defectuoso, puede matar la habilidad de la célula para duplicarse. O, cuando la célula se divide, la célula recién formada será defectuosa. ¿Cómo acontecería el crecimiento o división de las células si los millares de partes que componen un solo gen tuvieran que reunirse accidentalmente, por casualidad o por “fuerza ciega” como lo requiere la teoría de la evolución? ¡Cuánta menos probabilidad hay de esto cuando se dice que hay decenas de miles de genes en el ADN de cada cromosoma de una célula humana!
Aun en las formas más sencillas de la vida, la cadena del ADN todavía es sumamente compleja. Por ejemplo, después de veinte años de investigación, los biólogos solo han delineado aproximadamente la tercera parte de los genes a lo largo de la espiral del ADN en la “elemental” bacteria intestinal, Escherichia coli.
Si el hombre con su inteligencia necesita veinte años para tan solo delinear la composición de unos cuantos genes, ¿cómo juntarían alguna vez las fuerzas ciegas el material que se necesita; cómo lo reunirían y lo harían funcionar de esta manera compleja? Si su cadena del ADN estuviera completa, digamos, solo en tres cuartas partes o nueve décimas, ni siquiera un animal unicelular podría llegar a vivir. No, la criatura tendría que aparecer entera, súbitamente, o no aparecer en absoluto. Esto requiere creación y una Mente magistral.
Dé alabanza a quien le pertenece
Todas estas cosas ilustran el punto de que no debemos estar demasiado dispuestos a dar alabanza a los hombres más allá de lo que ellos merecen. Debemos usar buen sentido y buen equilibrio. Al observar la estructura y operación sumamente intrincadas, hasta maravillosas, de las células vivas, ¿vemos en operación “fuerzas ciegas”? O, ¿vemos la inteligencia de un Super Arquitecto invisible, que le dio al hombre el cerebro para investigar y entender algunas de las cosas de Su creación y las leyes que las gobiernan?—Rom. 1:20.
La Biblia nos dice que hay un Creador. Este es Jehová Dios. De él aquellos que la Biblia describe como “ancianos” en el cielo, de mucho mayor poder y discernimiento de la creación terrestre que los hombres, declaran: “Digno eres tú, Jehová, nuestro Dios mismo, de recibir la gloria y la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y a causa de tu voluntad existieron y fueron creadas.”—Rev. 4:11.
El rey Salomón, dotado por Dios de sabiduría inspirada, expresó el punto de vista apropiado acerca de los alardes y pronósticos de hombres que hacen declaraciones y alegaciones extravagantes más allá de lo que es realidad. Él escribió: “Vi toda la obra del Dios verdadero, cómo la humanidad no puede descubrir la obra que se ha hecho bajo el sol; por mucho y duro que siga trabajando el hombre en buscar, no obstante no descubre. Y aunque dijere que es bastante sabio para saberlo, no podría descubrirlo.”—Ecl. 8:17.
[Ilustración de la página 21]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
“Gen” o sección de molécula del ADN
Filamentos del ADN se separan
Filamentos del ADN se reúnen
Mensajero ARN se separa