¿Cómo ve usted las costumbres de otros?
EN UN lujoso restaurante de Londres un inglés y un africano se pusieron a comer. Al coger ágilmente el africano su alimento con los dedos los ojos del gerente se encendieron de ira. “Bueno,” le dijo al inglés, “me veo precisado a pedirle que se salga... y llévese a su amigo.” Una dama dijo con un resoplido: “¿Por qué no aprenden a comer correctamente?”
Los dos se levantaron y salieron, mientras todos los seguían con la vista. ¿Qué habían hecho que fuera malo? ¿No estaban bien vestidos y no eran corteses? ¡Ah, pero los dedos! ¡No se considera apropiado comer con los dedos!
A menudo la gente no se percata de lo peculiares u ofensivas que pueden ser sus costumbres para personas de otras circunstancias ambientales. Esto también se ilustró hace unos cuantos años cuando un visitante procedente del Canadá tuvo una audiencia con un jefe africano en Ghana.
El canadiense hacía ademanes libremente con su mano izquierda. También le presentó al jefe un libro con la mano izquierda. Esto ofendió a los ancianos tribuales. Hablando al jefe en su lenguaje nativo, exigieron que se instruyera a aquel hombre en cuanto a los modales correctos.
Verá usted, para los habitantes de Ghana la mano izquierda es inmunda. Esto se debe a que se asocia con asuntos que tienen que ver con el excusado. De modo que jamás se usa para dar o recibir cosas, ni para comer alimento. Aunque uno se lave ambas manos igualmente bien, según la costumbre de Ghana la mano izquierda todavía se considera inmunda.
Las costumbres varían mucho, puesto que la gente tiene tan extensamente diferentes circunstancias ambientales y educación. ¿Le parece a usted que sus propias costumbres son necesariamente las mejores? ¿O le parece a usted que hay mérito en las costumbres y prácticas de otras personas? Examinemos algunas costumbres. Esto nos ayudará a contestar esas preguntas.
Costumbres de dar regalos
Considere, por ejemplo, las diferentes costumbres relacionadas con el hacer regalos. Los europeos y los norteamericanos se inclinan a tratar de escoger regalos que cuadren con la persona, la necesidad o el sentimiento. Por lo general quitan la etiqueta del precio, puesto que por lo común la costumbre es que no se estimen los regalos según el valor en efectivo. Sin embargo, en Ghana el dinero es un regalo adecuado para toda ocasión.
Cuando se piensa en ello, ¿no es la costumbre de Ghana una costumbre práctica? ¿Verdad que ahorra mucho tiempo y esfuerzo? Sin embargo, por otra parte, ¿verdad que hay algo verdaderamente conmovedor en cuanto a recibir un regalo excelente escogido personalmente por un amigo? En realidad, ambas costumbres tienen mérito, ¿no es verdad?
Aun las maneras en que la gente acostumbra recibir los regalos varían. Un norteamericano o europeo cortés por lo general abre un regalo con obvio deleite, expresa profusamente agradecimiento al dador y luego probablemente piense en la necesidad de reciprocar de alguna manera para mostrar que la amistad es mutua. Pero, ¿qué hay si usted le diera un regalo a un habitante de Ghana?
Es probable que le diera las gracias brevemente, se pusiera el regalo bajo el brazo y lo abriera cuando llegara a casa. A la mañana siguiente cuando quizás usted hubiera deducido que realmente no aprecia los regalos, regresaría para darle las gracias formalmente. Y de alguna manera este esfuerzo adicional hace que las gracias parezcan un poco más genuinas. También, el habitante de Ghana no sentirá la necesidad de reciprocar... por lo menos no demasiado pronto. Le concederá a usted el honor de ser su benefactor.
Puntos de vista para con la indumentaria y la hospitalidad
En Ghana cuando una mujer está vestida comúnmente tiene cubiertas las piernas, pero no necesariamente la parte superior de su cuerpo. Por lo tanto una madre puede platicar con un visitante mientras amamanta a su bebé. Y adentro, quizás se encuentre a una anciana trabajando, cubierta solo de la cintura para abajo. ¿Considera usted eso ofensivo? Quizás sí. Pero no es ofensivo para las personas que han sido criadas en una comunidad donde ésta es la indumentaria acostumbrada.
Por otra parte, considere a un habitante de Ghana que visita un hogar europeo o norteamericano. Quizás encuentre al ama de casa con pantalones cortos. Y en algunas comunidades quizás la vea salir en público con la misma indumentaria. Aunque este comportamiento quizás sea aceptable para un norteamericano, el africano pensaría: “¡Sale de su casa en ropa interior!” Por lo tanto, se ve que la manera en que uno ha sido criado afecta mucho lo que considera que es apropiado.
¿Qué hay si uno llegara a la casa de un anfitrión y éste le ofreciera un baño? ¿Se ofendería usted quizás, considerando aquello como deducción de que usted huele mal, o aceptaría usted el ofrecimiento como una señal de hospitalidad? Los habitantes de Ghana se bañan dos veces al día, y muestran su hospitalidad a los invitados ofreciéndoles un baño. Si usted visitara el país caluroso de Ghana, ¡probablemente concordaría en que es una costumbre magnífica, puesto que un baño de veras es refrescante!
En los Estados Unidos por lo general los saludos son breves. Quizás simplemente sea un rápido “¡Hola!,” y luego las partes envueltas prosiguen con el negocio o placer inmediato. En Ghana, por otra parte, al invitado se le hace sentar cómodamente en una silla, y se pasa cierto tiempo saludándolo y extendiéndole la bienvenida formalmente. Tradicionalmente también se le da un vaso de agua.
Quizás usted prefiera definitivamente una costumbre a otra. Quizás le parezca que la bienvenida larga es una pérdida de tiempo. O tal vez su punto de vista sea que el saludo breve es demasiado apresurado, hasta brusco. Pero, ¿puede usted tolerar las costumbres de otros? Contribuirá a mejores relaciones el hacerlo.
Marcha de la vida y detalles
La costumbre de dar un saludo formal extenso a las personas se puede entender mejor cuando uno considera la marcha de la vida en Ghana. Parece que en una sociedad sumamente industrializada la gente comúnmente sujeta a un horario sus actividades, y juega carreritas contra el reloj durante todo el día. Pero los de Ghana no. Por lo general marchan lenta y despreocupadamente. ¿Le parecería a usted frustratoria su despreocupación en cuanto al tiempo, o ve usted mérito en su modo de vida descansado?
Los norteamericanos y los europeos también se interesan en cosas específicas y en detalles. Prestan atención a cifras de población, a itinerarios exactos, a matices de color, a nombres de plantas, etc. Pero por lo general el habitante de Ghana no hace caso de detalles. Por ejemplo, uno podría preguntarle a uno de ellos lo siguiente sobre la muerte de una persona: “¿Qué edad tenía el caballero?”
“Pues, era muy anciano, tenía unos 120 años,” tal vez sea la respuesta. Pero eso solo quiere decir que era viejo. En realidad nadie calculó los años. Eso simplemente no se considera importante aquí.
Prosiguiendo con el asunto, uno podría preguntar: “¿Cuál fue la causa de su muerte?”
“La fiebre,” o: “No sabemos,” puede ser la respuesta dada con resignación. Y después de todo, ¿de veras importa? El resultado es igual de definitivo sea que uno lo sepa o no. Por lo menos así es como razonan comúnmente los habitantes de Ghana.
La familia
En Ghana la familia es un clan grande que se maneja de modo muy semejante a una corporación. Por lo general varias generaciones de parientes viven juntas en una empalizada de familia. Esto representa seguridad, pues teóricamente el individuo tiene el respaldo de todo un grupo de parientes cuyo número, riqueza y poder siempre se hallan a su disposición. Un habitante de Ghana presenta a otra persona, diciendo: “Este es mi hermano.” Pero técnicamente aquella persona quizás solo sea un primo.
En otros lugares del mundo por lo general las familias son más pequeñas y están menos estrechamente enlazadas. Al hablar de su familia, un europeo o norteamericano quizás mencione que a su madre le está yendo bien. “Tiene su propia casa y vive sola,” quizás le diga a sus amigos de Ghana.
“No está viviendo completamente sola, ¿verdad? interrumpe alguien.
“Ah, sí, ella puede arreglárselas bastante bien sola,” es la respuesta.
“¡Qué terrible! ¡Qué sola! ¡Qué crueldad dejar vivir sola a su madre, sin estar rodeada de hijos y nietos, de sobrinas y sobrinos!” será la reacción.
Quizás a uno le pese haber mencionado a su madre. Y va a ejercer cuidado para no dejar salir una sola palabra acerca de los hogares para ancianos que son tan comunes allá en su país. ¿Se inclina usted a creer que hay mérito en el estilo de familia africano con su vínculo estrecho?
A un norteamericano o europeo la poligamia quizás le parezca una práctica realmente extraña, pero en África es una manera de vivir común y aceptada. La facilidad con que se acepta la indican estas presentaciones comunes: “Esta es la esposa de mi padre,” o, “Este es mi hermano... del mismo padre, de diferente madre.” Se comprende, pues, que a un polígamo a menudo se le hace difícil satisfacer la norma bíblica de tener sólo una esposa viva. (1 Tim. 3:2, 12) Sin embargo, muchos africanos que llegan a entender la Biblia abandonan esta costumbre de poligamia porque realmente aman a Dios y quieren su aprobación.
Conciencia de posición social y sirvientes
Los habitantes de Ghana dan mucha atención a la posición social. La edad da posición social. El dinero también. A los hombres se les considera superiores a las mujeres. Y a la gente educada se le considera mejor que a la gente no educada. Los miembros más jóvenes de la familia, aunque sean adultos, tienen poca influencia. ¿Aprueba usted esa atención a la posición social?
Algo que ayuda a mantener la posición social en Ghana es el disponer de sirvientes baratos. Según sus recursos, un ama de casa gradualmente adquiere una criada, un muchacho lavador, un jardinero, un chofer, etc. Casi toda señora de recursos moderados tiene una criada. Por lo general se adquiere cuando es joven, posiblemente de ocho a diez años de edad. Recibe muy poca paga, y se espera mucho de ella en lo que toca a quehaceres domésticos. ¿Se compadece usted, en respuesta a esto, de la pequeña criada?
Sin embargo, la muchacha se beneficia. Su ama es responsable de que tenga educación básica, o por lo menos de que se le enseñe un oficio como coser, vender o cualquier cosa que la señora misma haga. Se le atiende como parte de la casa. Aprende a asumir responsabilidad, a cocinar y cuidar una casa, entrenamiento que la hará una esposa deseable.
Costumbres de matrimonio
En Ghana se acostumbra fijar el precio de la novia. El precio corriente de una novia varía mucho según la comunidad, la posición social de su familia, su educación y su belleza. ¿Le parece a usted demasiado calculadora esta costumbre de comprar una novia? Pero, sí tiene aspectos prácticos.
El dinero le suministra a la novia cosas necesarias, como utensilios de cocina y otros artículos domésticos para iniciar su nuevo hogar. También se puede incluir en el precio de la novia tela para vestidos, lo cual hace posible que se vista bien después de la boda. Muchos miembros de la gran familia han contribuido a la crianza y entrenamiento de la muchacha, de modo que el novio en perspectiva muestra su aprecio dándoles un regalo. Todos estos arreglos requieren tiempo, a veces años, especialmente si el hombre no es acomodado y tiene que pagar a plazos.
Cuando al fin llega el día de la boda, la pareja se presenta públicamente bien ataviada. Los amigos allegados acompañan a los recién casados a su nuevo hogar. Comúnmente la pareja visita y agradece durante los siguientes días a los que ayudaron a efectuar los arreglos. Los amigos, también, los saludan en su nuevo hogar, y especialmente la madrina de boda tiene que visitarlos diariamente para ver que todo marche bien.
¿Qué piensa usted? ¿“¡Qué terrible! Tan poca vida privada”? Quizás lo piense si es americano. Pero en Ghana el irse en luna de miel sería considerado con sospecha. ¿De qué huyen? se preguntaría la gente.
El dar a luz y el criar hijos
Algunas personas consideran de principal importancia en el matrimonio el compañerismo. Sin embargo, los habitantes de Ghana dan la importancia primaria a tener hijos. De hecho, cuando una madre ha dado a luz el décimo hay una celebración en la que se presenta una oveja como regalo. “A la mujer, por supuesto, por la penalidad que ha aguantado diez veces,” quizás deduzca usted. No, más bien se le regala al hombre. Esto se debe a que ha cuidado a diez hijos, y éstos, según el antiguo sistema de clanes, vigorizarán la población y prestigio del clan de la madre.
A un habitante de Ghana que visitó a Nueva York no le gustó la costumbre de cuidar a los hijos de allí; declaró que muchas mujeres “empujaban a su bebé en una caja enfrente de ellas y llevaban al perro abrazado.” En Ghana, por lo general los bebés están atados a la espalda de su madre. El bebé está seguro, las manos de la madre están libres y los atavíos se mantienen al mínimo. Sin duda usted concordará en que hay mérito en esta costumbre.
También, un habitante de Ghana bien podría perturbarse por la costumbre americana y europea de dar muchos juguetes a los niños, o de favorecerlos con su propio plato especial, su propia silla, hasta su propia habitación. ¿No está siendo complacido el niño como si fuera un adulto? quizás pregunte.
Un niño africano, por otra parte, es sencillamente uno del grupo. En vez de tener una habitación para él solo, comparte con otros su estera de dormir y cuenta con un banco para sentarse si ningún adulto lo necesita. Está rodeado de una muchedumbre de parientes, y come del mismo tazón que comen sus padres y amigos. Tiene pocos juguetes comerciales, pero usa su excelente imaginación e inventiva para construir sus propios juguetes. Se le ama y atiende, pero no se le mima. Lo más probable es que crezca respetando a todos los adultos.
A menudo cuando uno se entera por primera vez de las costumbres de otras personas las considera extrañas o hasta reprobables. Pero cuando las examina más cuidadosa y objetivamente, con frecuencia halla mérito en ellas, de hecho, algunas de ellas le agradan más que las suyas. ¿No ha descubierto usted que es así?
—Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Ghana.