¡Despierte del sueño!... ¿Por qué? ¿Cómo?
LO QUE vieron los bomberos de Saint-Laurent-du-Pont, Francia, cuando lograron abrir por fuerza una salida de emergencia cerrada con candado de una sala de baile local hizo que dos de ellos se desmayaran. Cuerpos, 145 de ellos, “en horribles contorsiones de agonía. Los puños estaban literalmente fritos contra la puerta cerrada.” Las investigaciones gubernamentales revelaron un descuido tan criminal de las leyes contra incendios que el alcalde y otros funcionarios locales fueron suspendidos por el gobierno francés.
En protesta contra estas suspensiones, un diputado de ese sector alegó en defensa a la Asamblea Nacional Francesa: “Que los muertos duerman en paz.” Pero el France-Soir, un prominente diario francés, contestó en un editorial de primera plana: “No tratamos de perturbar a los muertos. Solo queremos despertar a los vivos.” ¡No hay duda de que algunas personas había estado dormidas en lo que respecta a sus responsabilidades de proteger la vida de sus conciudadanos, y los resultados había sido muy trágicos!—Revista Time, 16 de noviembre de 1970.
Sí, una persona puede estar dormida en más de una manera, tal como lo muestra la Biblia. Esta habla, por supuesto, del sueño literal. (Ecl. 5:12; Jer. 31:26) También habla de la muerte como el sueño, pues en la muerte una persona está inconsciente de lo que sucede, o de los peligros que la amenazan, tal como lo está una persona profundamente dormida.—Juan 11:11; 1 Tes. 4:14.
Pero de interés particular para nosotros en este tiempo es el hecho de que la Biblia, como lo hizo el France-Soir, también se refiere a “dormir” en el sentido de no estar al tanto del peligro o de ser negligente en cuanto a las responsabilidades de uno, como lo fueron algunos funcionarios del sector de Saint-Laurent-du-Pont. El apóstol Pablo advierte contra esta mismísima cosa en Romanos 13:11-14: “Hagan esto, también, porque ustedes conocen el tiempo oportuno, que ya es hora de que ustedes despierten del sueño, porque ahora está más cerca nuestra salvación que al tiempo en que nos hicimos creyentes. . . . Por lo tanto, quitémonos las obras que pertenecen a la oscuridad y vistámonos las armas de la luz. Como de día andemos decentemente, no en diversiones estrepitosas y borracheras, no en coito ilícito y conducta relajada, no en contienda y celos.”
De modo que aquí Pablo nos insta a todos a no engañarnos. Si alguien tiende a disfrutar de las cosas que conducen a conducta desenfrenada e inmoral —ya sea en conversación, entretenimiento o en sus acciones personales— necesita despertar. Necesita enfrentarse al hecho de que segamos en armonía con lo que sembramos. (Gál. 6:7, 8) Por un tiempo quizás parezca que uno se sale con la suya en cuanto a la conducta relajada. Pero Dios no duerme, y es a él a quien tenemos que rendir cuentas. ¿Muestra la vida de usted que está despierto en este respecto?
Debido a que tantas personas participan en “coito ilícito y conducta relajada, . . . en contienda y celos,” el apóstol continúa en su consejo: “Pues bien, entonces, no sigamos durmiendo como los demás, sino quedémonos despiertos y mantengamos nuestro juicio.” (1 Tes. 5:6) Ciertamente las personas que llevan a cabo iniquidad no ‘mantienen su juicio.’ A éstas prosigue Pablo a mandar: “Despierten de manera justa al estado sobrio y no practiquen el pecado.” No hay duda en cuanto a ello, el estar practicando el pecado es estar dormido moralmente.—1 Cor. 15:34.
¿Por qué es especialmente ahora el tiempo para mantenerse despierto? Debido a los tiempos en que vivimos. Cuando usted lee noticias acerca de la guerra, escaseces de alimento y terremotos, ¿qué significan éstas para usted? Muchas personas responden con indiferencia. No les agradan las condiciones, pero no se excitan acerca de ellas. ¿Ve usted algún significado especial en los sucesos de nuestro día? La Biblia predijo los “últimos días” de todo este inicuo sistema de cosas, en los que los hombres serían ‘amadores de sí mismos, amadores del dinero, altivos, blasfemos, desobedientes a los padres, amadores de placeres más bien que amadores de Dios, sin gobierno de sí mismos.’ ¿Conoce usted su Biblia lo suficientemente bien para poder decir si las cosas que están sucediendo ahora cuadran con estas profecías? ¿Está usted despierto al significado de nuestro tiempo? Jesús asemejó estos días a los de Noé. En aquel entonces muchísimas personas perecieron debido a que no estuvieron despiertas al hecho de que vivían en el fin de un inicuo sistema de cosas. Y concerniente a estos mismísimos días Jesús advirtió: “Sigan mirando, manténganse despiertos.” Su vida depende de estar bien despierto.—Mateo, capítulo 24; 2 Tim. 3:1-5; Mar. 13:33.
¿Qué le ayudará a uno a despertar y mantenerse despierto? El prestar atención al buen consejo que dio Jesús: “Presten atención a ustedes mismos para que sus corazones nunca lleguen a estar cargados debido a comer con exceso y beber con exceso y por las inquietudes de la vida, y de repente esté aquel día sobre ustedes instantáneamente como un lazo.” Para abstenerse de comer y beber en demasía uno tiene que aprender a ejercer gobierno de uno mismo, y para evitar el estar cargado con las inquietudes de la vida uno tiene que aprender a confiar en Dios y prestar atención a las palabras de Jesús: “Sigan, pues, buscando primero el reino [de Dios] y Su justicia, y todas estas otras cosas [necesarias] les serán añadidas.”—Luc. 21:34, 35; Mat. 6:33.
Un estimulante espiritual para permanecer despierto es el estudio inteligente y con propósito determinado de la Biblia... no una simple lectura rutinaria de ella. Es muy esencial también el reunirse con regularidad con compañeros cristianos. Los cristianos se reúnen para ‘incitarse unos a otros al amor y a las obras excelentes,’ y ciertamente el ser incitado a hacer algo es el ser despertado si uno está durmiendo.—Jos. 1:8; Heb. 10:24, 25.
Jesús aconsejó a sus seguidores que vivieran en nuestro día a permanecer despiertos y a seguir haciendo ruegos. (Luc. 21:36) Igualmente en el jardín de Getsemaní asoció la oración con el permanecer despiertos, diciendo: “Manténganse alerta y oren de continuo, para que no entren en tentación.” Sí, la oración, hecha fervorosamente, con fe y en el nombre de Jesús, también ayuda a los cristianos a permanecer despiertos y a estar en guardia.—Mat. 26:41.
En estos peligrosos últimos días de este inicuo sistema de cosas es imprescindible que uno permanezca despierto si no quiere ser una de las víctimas atrapadas en el fuego de la venidera “tribulación grande,” un holocausto mucho más consumidor que el de Saint-Laurent-du-Pont. El ayudarle a usted a proceder así es una de las razones por las que se publica esta revista y por qué se llama ¡Despertad!