El asombroso avestruz
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en la República Sudafricana
¿LE GUSTARÍA comenzar su comida ingiriendo guijarros? No es una manera muy agradable de comer, pero para el asombroso Sr. Avestruz no hay nada mejor. Los objetos duros pasan inmediatamente al estómago del ave y de allí van a su segundo estómago, la molleja. Este funciona como un molino; muele el alimento por la acción muscular de sus paredes.
El alimento infantil para la asombrosa familia del avestruz es singular. Cuando los polluelos rompen el cascarón, el estiércol húmedo de la madre es el alimento infantil indispensable. Proporciona las bacterias necesarias para iniciar el proceso digestivo del bebé.
En la República Sudafricana hay un gran número de granjas de avestruces. Aquí no se cría a estos grandes pájaros solamente por sus plumas, sino también por su cuero, que es convertido en un cuero de muy alta calidad. En el distrito de Oudtshoorn hay doscientas granjas que mantienen unos 70.000 avestruces. En estas granjas el Sr. Avestruz tiene gran participación en el trabajo de empollar. La hembra empolla durante las horas del día para que su plumaje marrón-grisáceo se confunda con los arbustos de karrú. El macho empolla por la noche por la misma razón... para camuflar, dado que su plumaje blanco y negro se hace invisible por la noche.
Poco antes del tiempo en que el cascarón se rompe, el macho se sienta próximo a la hembra aun durante las horas del día o permanece parado cerca de ella, para hacerle sombra y protegerla del sol subtropical.
La Sra. Avestruz pone entre doce y quince huevos. Si el granjero retira estos huevos, ella continúa poniendo, hasta llegar a treinta, siempre que se deje un huevo fingido en el nido. De esta manera anualmente se pueden conseguir tres posturas en vez de una.
Como se podría esperar del mayor pájaro viviente del mundo, los huevos son enormes y pueden pesar más de un kilogramo. El Gran Creador ha hecho provisión para que el embrión esté de tal manera suspendido dentro del huevo que, sin importar la vuelta que se le dé al huevo, el embrión se eleve a la parte superior para que el núcleo vital entre en contacto con el calor del cuerpo del pájaro progenitor. Los polluelos salen del cascarón dentro de seis semanas.
El polluelo permanece plegado como un paraguas en miniatura dentro del cascarón, con sus patas y pico juntos. En la etapa final de la incubación, el polluelo abre el cascarón con su uña dura y reforzada con hueso. Cuando logra todo su desarrollo, el avestruz puede alcanzar más de dos metros y medio de altura y pesar hasta 136 kilos.
Pero tal vez usted preferiría observar al pájaro macho efectuar su baile de galanteo, ¿no? Él se echa sobre su grupa desplegando sus alas de manera que su brillante plumaje blanco queda totalmente a la vista, mientras mueve su cuerpo lentamente de un lado a otro. El cuello se arquea hacia atrás con la elegancia del cisne; la cabeza golpea con un sordo ruido alternativamente ambos lados de su cuerpo. El reclamo del celo es tres gruñidos profundos seguido de uno más corto. Suena como el rugido de un león.
Aunque es un pájaro que no vuela, el avestruz compensa esto siendo un asombroso corredor. Sus largas patas pueden llevarlo a una velocidad de cincuenta o sesenta y cinco kilómetros por hora.
Si le es imposible huir del peligro, el avestruz no esconde la cabeza en la arena. Más bien, defiende su nido pateando con sus poderosas patas. El avestruz es singular entre los pájaros por tener dos dedos en cada pata, uno de éstos equipado con una pezuña en forma de garra que se convierte en un arma peligrosa.
Se dice que algunas de las características del avestruz dejan azorados a los científicos. Tiene una vejiga que recoge ácido úrico, un órgano característico de los mamíferos, pero no poseído por ninguna otra familia de pájaros. Posee pestañas que protegen sus ojos de la arena. Verdaderamente el asombroso avestruz da crédito a la sabiduría de su Creador.