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  • Borobudur... filosofía en piedra
  • ¡Despertad! 1972
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  • Cuadro de la evolución budista
  • Esfuerzos por eliminar el sufrimiento humano
  • No hay memoria en la “reencarnación”
  • ¿Disociación o disfrute de la vida?
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¡Despertad! 1972
g72 8/6 págs. 16-19

Borobudur... filosofía en piedra

POR EL CORRESPONSAL DE “¡DESPERTAD!” EN INDONESIA

EN UN pintoresco marco de verdes campos terraplenados para el cultivo del arroz en Java Central, se encuentra Borobudur. Edificada alrededor del año 800 E.C., tiene un nombre del que se piensa que significa “Monasterio sobre la colina.” Pero, más bien que un monasterio, es un inmenso cuadrado de piedras de cuarenta y dos metros de alto que cubre la cima de una colina. Raro como pueda parecer, la filosofía de Buda se refleja en esta gigantesca pila de piedras.

La enseñanza budista no concibe a Dios como ser personal. Por lo tanto el hombre llega a ser el asunto importante. Es por esto que muchos budistas chinos son al mismo tiempo seguidores del taoísmo y el confucianismo, para llenar lo que le falta, en lo religioso, al budismo. Dado que más bien que creencia el budismo es filosofía, Borobudur se asemeja, no a un lugar de adoración, sino a uno de meditación.

Hoy en día, además de servir como favorita atracción turística, Borobudur sirve como lugar santo para los budistas indonesios. Muchos de ellos hacen un peregrinaje anual para celebrar su más importante fiesta, la de la iluminación de Buda, durante la noche de Luna llena en mayo.

La magia se considera seriamente

Durante esa noche los seguidores de Buda se reúnen en el campo alrededor de Borobudur. Ellos creen que el lugar se convierte en un gran depósito de poderes mágicos. Se obtiene “magia blanca” para combatir la “magia negra.” Se cree que el espíritu de Buda aparece en forma visible en la cima de una colina al sur, y, después que termina la celebración, se lleva “agua mágica” de Borobudur para los que no hayan podido participar en la celebración y también para curar a personas enfermas.

Los que han presenciado la Waiçak, o celebración de la iluminación de Buda, han visto lo importante que es el espiritismo y el ocultismo para los budistas. Esos observadores correctamente pueden preguntarse por qué los budistas no creen en Dios, y, por otra parte, sin embargo, consideran muy seriamente poderes mágicos recibidos de criaturas invisibles.

Cuadro de la evolución budista

La forma misma del monumento de Borobudur se asemeja a la filosofía del budismo. ¿De qué manera? Construida en diez terrazas con un pequeño aposento en la cima, pinta el concepto budista de la gradual transferencia del ser humano al último destino de Buda... nirvana. Esto está representado por la cámara central superior. No hay entradas señaladas claramente. Pero en sus cuatro lados hay tramos de escaleras y puertas que conducen a la cámara superior de la pirámide escalonada.

La evolución es parte de la filosofía budista. Se cree que toda vida tuvo su origen en las rocas. Se dice que la roca se convierte en arena, la arena en plantas, las plantas cambian a insectos, los insectos se convierten en animales salvajes, los animales salvajes en animales domésticos, y los animales domésticos, según creen los budistas, se convierten en hombres.

No se requieren eslabones como en el darvinismo, ya que de la evolución de tipo budista se piensa que se logra por medio de la reencarnación. Así, los budistas creen que Gotama Buda mismo vivió antes de ser hombre, una vez como conejo, en otra ocasión como tortuga, luego como un mono. Después, se convirtió en un hombre, de acuerdo con la filosofía budista, más tarde en un espíritu, y finalmente entró en nirvana.

Bien, todas estas diferentes etapas de la vida, de acuerdo con el concepto budista, están ilustradas por medio de artísticos grabados y estatuas en todo el monumento de Borobudur. Por ejemplo, la supuesta vida prehumana de Buda está representada como un conejo, o como una buena tortuga que les salva la vida a unos marinos náufragos llevándolos a salvo sobre su caparazón a la playa. Así las esculturas describen la filosofía budista de la evolución del hombre.

Esfuerzos por eliminar el sufrimiento humano

En los cientos de bien preservados relieves de las cinco primeras terrazas de Borobudur se ilustra el concepto budista de la vida llena de sufrimientos.

De Siddharta Gotama, llamado el Buda, que significa El Iluminado, se dice que vivió entre 563 y 483 a. de la E.C. Conmovido por una repentina comprensión de la realidad de la enfermedad, la vejez y la muerte, dejó su hogar en busca de la sabiduría que eliminara el sufrimiento humano. Eso sucedió allá hace mucho tiempo, y sus enseñanzas se han esparcido por toda Asia. Pero, si pensamos detenidamente en ello por un momento, ¿qué fue lo que realizó?

¿Logró Gotama, con sus buenas intenciones, finalmente resolver los problemas humanos? ¿Eliminó él la enfermedad y su causa, la vejez, la muerte y su causa, o sufre todavía la gente hoy día, 2.500 años después de la iluminación de Gotoma, de enfermedad, vejez y muerte? Usted dirá: “Por supuesto, yo también me siento enfermo a veces; y he visto envejecer a las personas y morir.” ¿Logró por lo tanto Buda realmente liberar al hombre del sufrimiento?

Después de pasar siete semanas a la sombra de una higuera silvestre, una noche llegó a la conclusión de que la caridad y la renunciación son las llaves para el nirvana. Su argumento fue el de que si una persona no es afectada de ninguna manera por lo que ve, oye, huele, siente, paladea y piensa, se libera, se desliga, se hace inconsciente de la vida, la muerte, la vejez y la enfermedad. Entra en lo que es llamado nirvana, lo cual se describe, no como un lugar en alguna parte, sino como un estado, el fin de todo sufrimiento.

Usted naturalmente se preguntará: ¿Cómo puede dar buenos resultados el estar completamente desligado de la vida; no oír nada, no ver nada? Si, por ejemplo, usted ve que algo verdaderamente terrible, algo verdaderamente repugnante, se le está haciendo a un amigo, ¿no se siente inmediatamente impulsado a reaccionar? La mayoría de las personas se sentirían así. O, si de pronto usted se diera cuenta de que ha puesto la mano sobre algo muy caliente, ¿no la retiraría automáticamente? Eso es lo que haría cualquier persona normal.

No hay memoria en la “reencarnación”

Lo que se muestra en las siguientes cuatro terrazas es la continuación de la filosofía budista. Esta parte de Borobudur no tiene forma cuadrada como la parte inferior, sino que es circular y está cubierta de setenta y dos aposentos en forma de campana hechos de piedra perforada. Cada aposento contiene una estatua de Buda. Según piensan los budistas, estas estatuas, sin ningún adorno, indican una vida espiritual en un nivel superior al del hombre. Aunque la posición básica de Buda es la misma en cada estatua, se piensa que las diferentes posiciones de sus manos indican el progreso a virtudes mayores.

Dado que parecía imposible el que un hombre lograra desligarse por completo de la vida, que no sintiera nada ni viera nada, ni oyera, oliera ni pensara nada durante su corta vida, Gotama continuó en la creencia hindú de la reencarnación, la evolución del hombre a una forma superior después de su muerte.

Después de la muerte de la persona, de acuerdo con este concepto, su verdadera personalidad espiritual es inmediatamente transferida a un bebé recién nacido en algún otro lugar, y ahora tiene la oportunidad de continuar su progreso humano para alcanzar la vida inconsciente. Si ha llevado una vida buena durante su primera existencia, se cree que su nueva vida será mejor. Es decir, tendrá padres más ricos, será mejor parecido o tendrá mejores rasgos de personalidad. Por otra parte, si ha sido malvado, se cree que puede renacer en medio de condiciones de mayor pobreza, ser más feo, o, si realmente ha sido un inicuo, quizás hasta sea transferido otra vez a un animal doméstico recién nacido.

Pero usted se preguntará: ¿Qué beneficio hay en la reencarnación, en una experiencia, si uno no puede recordar una sola cosa de lo sucedido en su vida anterior? ¿Cómo puede haber una mejoría en la personalidad o un esforzarse por deseos superiores si no se tiene memoria de ninguna de las lecciones de la vida anterior?

¿Disociación o disfrute de la vida?

Al visitar las setenta y dos estatuas en las cuatro terrazas, el peregrino budista busca libertarse de la vida humana. Se dice que cada imagen, por medio de la posición de las manos, da indicios de cómo disociarse, o llegar a estar inconsciente de la vida. Sin embargo, usted quizás se pregunte cómo puede alguien alguna vez ser feliz, disfrutar de felicidad y compartirla, si se disocia a sí mismo. Pues todo lo contrario es lo que se requiere para disfrutar de la vida... participación, el uso de los sentidos y el uso del cerebro.

¿Enseñó Buda realmente el amor a la vida, o no parece más bien que su filosofía indica un temor a la vida? El tratar de huir de ella, de disociarse uno mismo de la vida, de seguro no es el camino que lleve con buen éxito a lograr uno mismo su felicidad o la de otros. ¿No es la filosofía de iluminación de Gotama más bien un medio de deshacerse de la vida, de terminar la existencia de ésta mientras el individuo trata de convencerse a sí mismo y a otros de que hay cierta dudosa nobleza en hacerlo?

El tormento en un fuego ardiente en la vida después de la muerte fue siempre una temerosa expectativa en el hinduismo; el budismo trata de abolir este temor concentrándose en la no participación. Dado que para hacer del infierno un lugar al que temer se requiere el uso de los sentidos, Buda pensó que el poner fuera de acción a los sentidos haría inútil al infierno; y el estado de no participación aboliría todas las cosas, buenas y malas, agradables y desagradables.

La décima y última terraza de Borobudur está formada por una gran estructura en forma de campana. Contiene un gran aposento vacío con dos compartimientos. Si el peregrino ha llegado a estas habitaciones, observa completo silencio, meditando que él ahora simbólicamente llegó al nirvana, la forma más elevada de disociación. Él cesa de existir. El mundo sigue allí, pero él mismo ha salido de él. Nunca más será afectado por ningún asunto material ni espiritual, según se cree. Para él, el mundo ha terminado y no hay nada más que suceda de entonces en adelante.

Una mejor forma de liberación

Es verdad que desde el comienzo del hombre, aproximadamente hace 6.000 años, hemos sufrido de enfermedad, vejez y muerte; y es natural para el hombre buscar la forma de librarse de estos sufrimientos. Por lo tanto, ¿por qué no preguntarle al mismo Creador del hombre cómo concluirá finalmente el sufrimiento?

Entonces usted aprenderá que Dios eliminará el sufrimiento para toda la humanidad obediente, aquí mismo en la Tierra. No necesitarán un nirvana. Tendrán una vida plena, y feliz. Las plantas son buenas, y la tierra es buena, y los animales son buenos también. A las personas que aman lo que es bueno y a quienes les gusta vivir, la Biblia les promete: “Y [Dios] limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento, ni clamor, ni dolor.”—Rev. 21:4.

Borobudur es de hechura humana, como lo es la filosofía que la formó. Siddharta Gotama fue humano, y así fue su pensamiento. Aunque Borobudur es un descollante ejemplo del arte y la artesanía de Indonesia, meramente expresa la necesidad del hombre de liberación. La Palabra de Dios, la Biblia, nos dice con términos sencillos cómo Dios libera a la humanidad. Y personas de cualquier raza, color e idioma pueden cobrar ánimo al saber que el tiempo de Dios para libertarnos de la vejez, la enfermedad y la muerte está ahora al umbral.

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