Compartiendo la verdad en el “Día de compartir”
◆ Los alumnos de tercer grado en una escuela pública de Washington, D.C., fueron invitados a participar en un “Día de compartir.” En ese día alumnos elegidos deberían traer a la clase algo de su hogar y compartirlo con sus condiscípulos. Cuando le llegó su turno, el pequeño Jaime de nueve años de edad, cuya madre es testigo de Jehová, se preguntaba qué traer, qué “compartir” con sus condiscípulos.
Con el permiso de su maestra trajo a la escuela un ejemplar del libro De paraíso perdido a paraíso recobrado que su madre había usado para instruirlo acerca de la Biblia. El libro deleitó a la maestra de modo que ‘compartió’ con toda la clase el capítulo “Cómo el hombre vivió a través de un diluvio que cubrió toda la tierra.” Esto resultó ser tan informativo y agradable para la maestra y los otros alumnos que ella continuó leyendo el capítulo siguiente, “Dios promete a su amigo bendecir a todas las familias humanas.”
Cuando uno sabe de noticias buenas y preservadoras de vida, ¿no es cosa lógica compartirlas con otros?