Cómo se vive en Corea
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Corea
LOS coreanos son un pueblo muy robusto y sumamente amigable. Son callados y reservados cuando están entre los miembros mayores de la familia, pero en otras ocasiones son particularmente jocosos y animados en su conversación cotidiana. Esto hace surgir la pregunta de muchos visitantes a Corea: “¿De qué están discutiendo esos dos?”
Por lo general la respuesta del guía es la misma: “De nada. Este está invitando a aquél a tomar una taza de té.” Un inglés podría creer que la invitación de un coreano para tomar una taza de té es la etapa inicial de una pelea callejera.
En general, el coreano es un pueblo orgulloso y feliz, al cual le gusta estar con otros, riendo y hablando. Si los invitados son extranjeros, el placer del anfitrión se duplica. Puede que él, si tiene invitados en su hogar, les cante su canción favorita. Sin embargo, en armonía con la costumbre coreana, los invitados ahora deben corresponder y cantar su canción favorita para el anfitrión. Esto hace que muchos se despejen la garganta y den excusas, pero el anfitrión insistirá. Es la costumbre coreana.
Muchos visitantes extranjeros cometen el error de juzgar a los coreanos según las normas modernas. No toman en consideración que Corea tiene casi 4.000 años de historia registrada y una elaborada norma de reglas de etiqueta. Casi todo lo que hace el coreano está basado de una manera u otra en el sistema de etiqueta.
Visita a un hogar coreano
Por ejemplo, considere la visita típica de un extranjero a una familia coreana. Frecuentemente las casas están completamente rodeadas por una pared alta con un gran portón de entrada que tiene un pequeño techo sobre él. El portón puede estar a una distancia de 18 ó 27 metros de la casa.
Por eso, al tocar en el portón, no toca suavemente. Aporrea el portón, hasta lo mece de atrás para delante sobre los goznes, a fin de llamar la atención de la criada. Ella sale, nota al extranjero junto al coreano, e inmediatamente corre de vuelta a la casa para traer al amo, por lo general la señora de la casa. Después de saludar al ama de la casa con una inclinación y un saludo honorable, se declara el propósito de la visita y por lo general la dueña invita al visitante a la habitación interior de la casa.
Después de sentar a sus visitantes en el piso sobre pequeños cojines, la dueña de la casa sale bastante apresuradamente. Va con la criada a la cocina para preparar algún agasajo. Se espera que el visitante aguarde pacientemente, aunque sea por diez minutos o más.
Pronto, tan rápidamente como se fue, la dueña de la casa regresa a través de las puertas correderas y prepara una pequeña mesa entre los dos invitados y procede a llenarla con varios bizcochitos, dulces y frutas peladas. Entonces sirve el café o el té y ella misma le pone azúcar como muestra de amabilidad. Solo después de esto se ponen a conversar, pero de cosas que no tienen nada que ver con el propósito de la visita. Primero hay otras cosas que quitar del medio. ¿De dónde es usted? ¿Qué edad tiene? ¿Es casado? ¿Tiene hijos? Si no los tiene, ¿por qué no? Preguntas personales que para un occidental serían completamente impropias se hacen sin el menor bochorno y con buen gusto; lo permite la costumbre coreana.
Después de haber terminado con el té y las frutas y de haber contestado la mayoría de las preguntas, la dueña de la casa se sienta, satisfecha por haber agasajado a sus visitas, y entonces por fin pregunta: “Bueno, ¿exactamente cuál es su propósito al venir a mi hogar?”
Casas coreanas
Por lo general las casas en las que viven los coreanos de clase media se construyen con un techo de tejas y grandes maderas modeladas en bruto por dentro y fuera. Los espacios entre las maderas se llenan con adobe húmedo que se pinta cuando está seco. El porche está hecho de madera pulida. Uno entra en la casa a través de puertas correderas hechas de marcos de madera cubiertos con papel.
Adentro, la habitación interior de la casa es muy limpia, pero prácticamente desnuda de muebles. Puede haber un gran armario con incrustaciones de madreperla que contiene la ropa de la familia y la ropa de cama. Por lo general también hay un pequeño tocador, con un espejo y cosméticos sobre el estante. El tocador no tiene una banqueta delante del mismo, pues está hecho a flor de piso y uno lo usa sentado con las piernas cruzadas sobre el piso. Un aparato de televisión termina el mobiliario, si está en una gran ciudad.
El piso está compuesto de un tipo de cemento cubierto con un papel satinado con cera que es fácil de mantener limpio. Los zapatos nunca se usan en la casa y por lo general no hay sillas, ni camas. El piso se hace cargo de todos los servicios que usualmente brindan las sillas y las camas.
El piso se calienta por medio de un fuego encendido debajo de él. Los conductos o caños que corren a través del cemento transportan el calor a todas partes del piso. La dueña de la casa usa el mismo fuego que se usa para calentar el piso para cocinar sus comidas. La cocina está a un lado de la casa y a un nivel más bajo que el de los pisos de las habitaciones principales de la casa.
Cuando llega la hora de comer, se arman pequeñas mesas plegadizas y la familia come sentada con las piernas cruzadas sobre el piso. A la hora de acostarse, se sacan los rollos de cama, y la familia duerme junta sobre el piso tibio. Se usa una colcha gruesa para dormir sobre ella, y otra se usa para taparse.
La indumentaria coreana
Los hombres coreanos usualmente llevan ropas de estilo norteamericano o europeo. Sin embargo, las mujeres todavía usan sus vestidos tradicionales. Su indumentaria principal se llama chima.
Esta es una falda larga y suelta que se extiende precisamente desde arriba de la línea natural de la cintura hasta debajo de los tobillos. Puede tener cualquier color y diseño, pero por lo general es de brillantes colores. Sobre esta larga falda se usa una chaqueta de vivos colores con mangas, la cual no se abrocha con botones, sino con un broche de adorno que se usa para prender los bordes de la tela que se cruzan. Con sus cabellos bien recogidos hacia atrás en un moño, y vestidas del brillante y suelto traje tradicional, las mujeres coreanas lucen muy airosas y femeninas.
Lo que comen los coreanos
Los coreanos comen una interesante variedad de comidas que son muy sencillas y naturales en su preparación, y muy saludables. La carne y el pescado son populares, pero no se comen en gran cantidad. El régimen alimenticio consiste principalmente de hortalizas y diversas frutas y nueces. Por lo general los alimentos son picantes y condimentados. No se cocinan demasiado, sino que simplemente se cocen al vapor y se comen con salsa de soja o de pimentón colorado. El arroz es el plato principal, y se consumen enormes porciones. Junto con el arroz una comida típica puede incluir lo siguiente:
Kimchi, el cual es un plato picante y condimentado. Se compone de col, pepinillos o nabos encurtidos, curados en una salmuera de salsa de pimentón colorado, sal, ajo, y bellotas, con trozos de pescado que han sido fuertemente condimentados. También puede haber: espinaca cocida al vapor, brotes de habichuelas, requesón de habichuelas fritas en aceite, sopa de algas marinas, ostras crudas, calamar crudo o calamar frito en azúcar.
Si es una ocasión especial, puede que la comida también incluya “carne al fuego.” Este es un plato del tipo de los de carne asada que se cocina frente a uno mismo en la mesa. A medida que cada trozo se cocina lo suficientemente, la persona lo puede coger con sus palillos para comer y sumergirlo en la salsa de soja antes de comerlo. Este no es un plato muy picante y casi todos disfrutan de su sabor peculiar e inolvidable.
Religión
La religión es una parte importante en la vida del coreano. De una población de 33 millones, 19,6 millones afirman estar asociados con una religión. De éstos, más de 12 millones son budistas o confucianos. Una parte fundamental de estas dos religiones, la adoración de los antepasados, la practica más del 30 por ciento de la población. La superstición y la adivinación son corrientes. En la esquina de cada calle en un pueblo se puede ver a adivinos que hacen mucho negocio.
Muchos están comenzando a darse cuenta de que, tal como el budismo no ha sido de verdadera ayuda para la gente por los pasados 2.000 años, también es inútil el confiar en la ciencia moderna. Como prueba de esto, recientemente se informó en la prensa local que Seúl es la ciudad más contaminada del mundo. Muchos coreanos están buscando algo mejor.
Como resultado, los coreanos se interesan cuando los testigos de Jehová los visitan para explicar lo que la Biblia dice acerca del futuro del hombre. Sin embargo, interesante es el hecho de que la promesa de la Biblia de “vida eterna” no recibe buena acogida. (Juan 3:16) Un coreano quizás conteste: “Oh, no, pero todos tenemos que morir. ¡Debe nacer nueva gente y nosotros los más viejos tenemos que morir!” Dicen esto porque su religión les ha enseñado desde el nacimiento que la vejez y la muerte son deseables, especialmente en vista de que entonces su prole les ofrecerá adoración y sacrificios.
Por lo tanto, al hablar a coreanos acerca de la Biblia, un ministro de los testigos de Jehová apelará al profundo interés que ellos sienten por su familia más allegada, y dirá algo parecido a esto: “¿No sería una verdadera bendición el vivir una vida larga y plena y ver a nuestra prole crecer en alrededores pacíficos, llegando a ser excelentes hombres y mujeres jóvenes que siempre muestran respeto por sus mayores?” Cuando se muestra que esto es algo que Dios promete en la Biblia, muchos coreanos de corazón honrado quieren aprender más.
Cada semana los testigos de Jehová conducen más de 20.000 estudios de la Biblia en los hogares coreanos, y muchas personas están aceptando las verdades bíblicas y llegando a ser ministros celosos. Más de 16.700 testigos de Jehová están predicando en Corea en la actualidad, en comparación con menos de 8.000 hace solo cinco años. Este verano, del 1 al 5 de agosto, habrá una asamblea internacional de los testigos de Jehová aquí en Seúl, Corea, con programas que se celebrarán en inglés cada mañana para familiarizar a los visitantes con las costumbres y antecedentes del país.
Corea es una de las naciones de más rápido desarrollo en el mundo: su producto nacional bruto aumenta en más de 10 por ciento cada año. Y el coreano de tipo medio está muy bien educado seglarmente. Al mismo tiempo, aquí hay un modo de vivir distintivamente oriental que muchos occidentales hallan fascinante.