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  • g74 8/1 págs. 26-28
  • ¿Es el divorcio la solución?

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  • ¿Es el divorcio la solución?
  • ¡Despertad! 1974
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  • La Biblia da un punto de vista equilibrado
  • Haciendo frente a irritaciones menores
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¡Despertad! 1974
g74 8/1 págs. 26-28

¿Cuál es el punto de vista bíblico?

¿Es el divorcio la solución?

LOS divorcios están aumentando en una proporción alarmante. En los Estados Unidos actualmente exceden la cantidad de matrimonios y el crecimiento general de la población. Algunos estados tienen el arreglo de “ninguna falta” por medio del cual los matrimonios pueden obtener un divorcio más rápidamente que nunca, sin que ninguno de los cónyuges produzca una acusación o culpa en contra del otro. De esta manera recientemente se puso fin a un matrimonio en dos minutos y medio.

¿Por qué se rompen tantos matrimonios? Algunos culpan al “derrumbe moral,” a la independencia económica de la mujer y a la “brecha de comunicación” entre el esposo y la esposa. Pero frecuentemente el problema solo es desilusión con el cónyuge de uno. Una señora se quejó: “Sencillamente no puedo respetar a mi esposo.” Un hombre se lamentó: “Mi esposa no es sumisa.” Otros dicen: “Sencillamente no nos amamos el uno al otro y ya no podemos vivir juntos.”

Un redactor del The Wall Street Journal señaló a otra razón para la separación de los matrimonios: “Los hombres y las mujeres van tras el romance pero a menudo no están dispuestos a hacer frente a las frecuentes demandas no románticas del matrimonio.” Este fue el caso con una esposa que recientemente abandonó a su esposo y una hija de doce años de edad. Ella dijo de sus responsabilidades maritales: “Me sentía tan agobiada. . . . hasta por la responsabilidad de las tres comidas diarias y las compras.” Algunos creen que el divorcio es la solución a problemas de esta clase. Pero, ¿es el divorcio verdaderamente la solución?

El divorcio puede aumentar los problemas

¿Qué piensa usted? ¿Solucionó verdaderamente esa mujer su problema? ¿El abandonar a su familia la libró de la necesidad de hacer compras y de preparar las comidas? Además, ¿hallará una persona que trabaja solo para proveer para sí misma, tanta satisfacción como una cuyas tareas benefician directamente a otra persona?

Meditemos acerca de algunas de las razones por las cuales la gente se casa en primer lugar. Una razón importante es su necesidad de compañerismo estrecho. ¿Soluciona el divorcio la necesidad que uno tiene de esto? Aun si la persona que se divorcia empieza a vivir con alguien fuera del arreglo matrimonial, el sentimiento de genuinamente pertenecerse el uno al otro faltará. ¿Cómo puede cada una de las partes de esa relación consensual estar segura de que la otra no la abandonará? Ese arreglo carece de la seguridad del matrimonio verdadero.

Otra razón por la cual se casa la gente es para satisfacer el deseo de tener relaciones sexuales. Si obtienen un divorcio, ¿podrán satisfacer esta necesidad de una manera que les permita retener el respeto de sí mismo? Puede que el divorcio cree problemas peores que los que resuelve.

Algunas de las complicaciones más serias del divorcio surgen cuando hay niños implicados. Un psiquíatra dijo: “No es una exageración el decir que la reacción de un hijo a la pérdida de uno de sus padres se puede comparar a lo que sería su reacción ante la pérdida de un ojo o de un brazo.”

El juez Martin Evans relató un caso que parte el corazón: “Recientemente las puertas de mi tribunal se abrieron, y entró una pareja divorciada, agarrando de las manos a un niño de tres años. Los tres se adelantaron hacia el tribunal para una audiencia acerca de la custodia. Mientras lo hacían, el niño luchaba con sus pequeñas fuerzas para juntar las manos de sus padres... para hacer las paces entre ellos.” Las personas que están considerando el divorcio deberían pensar seriamente acerca de estos asuntos antes de tomar su decisión.

La Biblia da un punto de vista equilibrado

Dios está muy al tanto de las complicaciones que pueden surgir del divorcio. Por lo tanto, su Palabra adopta un punto de vista equilibrado de estos asuntos. La Biblia estimula a las parejas a considerar el matrimonio como un arreglo permanente. Jesús dijo que el esposo debe ‘adherirse a su esposa.’—Mat. 19:5.

Pero si surgen problemas, ¿qué debería hacer uno? Bueno, en su propia experiencia, ¿ha hallado el lector que la gente que huye de sus problemas por lo general los resuelve? ¡Cuánto mejor es enfrentarse a las dificultades y esforzarse por solucionarlas!

Pero, ¿qué hay si una persona casada se convierte en un adúltero o en un homosexual? ¿Dice la Biblia que el cónyuge debe permanecer con esa persona hasta la muerte? No. Tal como se muestra en Mateo 19:9, Jesús dijo: “Cualquiera que se divorcie de su esposa, a no ser por motivo de fornicación, y se case con otra comete adulterio.” Así es que se permite el divorcio si ha ocurrido “fornicación.” La palabra griega porneía, que aquí se traduce “fornicación,” significa relaciones sexuales inmorales, ya sea con alguien del sexo opuesto aparte del cónyuge de uno o alguien del mismo sexo, prescindiendo de si éstas son normales o anormales y pervertidas. Bajo esas circunstancias el cónyuge inocente está libre para obtener un divorcio y volverse a casar si así lo desea. Por supuesto, no está bajo la obligación de hacerlo.

Haciendo frente a irritaciones menores

Por lo general los problemas en el matrimonio no comienzan con nada tan grave como el adulterio. Frecuentemente las irritaciones menores son las que ponen en marcha las cosas en la dirección indebida. Uno quizás se desilusione un poco con las faltas del cónyuge. Las diferencias de personalidad pueden hacer que los individuos vean las cosas diferentemente, ocasionando desacuerdos. Puede que algunos hayan desarrollado hábitos personales antes del matrimonio que son irritantes para el otro. Estos asuntos pueden resolverse por medio de aplicar el principio en Efesios 5:21: “Estén en sujeción los unos a los otros.” Eso significa cultivar la cualidad de altruismo, subordinar los intereses personales de uno a favor del otro. Puede haber placer en hacer esto cuando hay un fin noble a la vista.

Además, tenga presente Eclesiastés 7:20: “Pues no hay hombre justo en la tierra que siga haciendo el bien y no peque.” Cuando las irritaciones ocurren, ¿quién puede decir que uno no ha contribuido al problema de algún modo? ¿Por lo general no es cierto que ambos comparten algo de la culpa? ¿Será usted lo suficientemente honrado consigo mismo y con su cónyuge como para reconocer que esto es cierto? Cuando surgen problemas, es muy importante estar dispuesto a considerarlos juntos. De hecho, la Biblia nos anima a hacer, esto en ese mismo día. Efesios 4:26 aconseja: “Que no se ponga el sol estando ustedes en estado provocado.” ¿Ha estado aplicando ese consejo en su vida?

El papel del esposo y la esposa

Algunos de los problemas maritales surjen debido a la confusión en cuanto a cuáles son los papeles respectivos del esposo y la esposa en la relación matrimonial. Para aclarar la confusión, se necesita una norma autoritativa que ambas partes reconozcan. La Biblia satisface esta necesidad.

Efesios 5:22, 23 nos dice: “Que las esposas estén en sujeción a sus esposos como al Señor, porque el esposo es cabeza de su esposa.” Tenga presente que la familia es una organización pequeña. Cualquier organización necesita a alguien para hacer las decisiones principales y para hacerse responsable por ellas. La Biblia coloca esta responsabilidad sobre los esposos.

Pero esto no autoriza a ningún hombre a actuar como un dictador para con su esposa. La sujeción de su esposa a él le debería recordar que él, también, está sujeto a alguien. En primera a los 1 Corintios 11:3 dice: “Mas quiero que sepan que la cabeza de todo varón es el Cristo.” Cristo Jesús observa cómo los esposos actúan con sus cónyuges. Los esposos son sabios si siguen el consejo de Efesios 5:33: “Que cada uno de ustedes individualmente ame a su esposa así como se ama a sí mismo.”

Pero las esposas, también, tienen responsabilidades. Después de considerar lo que se espera de los esposos, Efesios 5:33 continúa diciendo: “Por otra parte, que la esposa le tenga profundo respeto a su esposo.” Las esposas también deberían ser “de juicio sano, castas, trabajadoras en casa, buenas.”—Tito 2:5.

Un matrimonio que no se rompió

Pero, ¿qué hay de usted? ¿Mejorará su situación matrimonial el aplicar estos principios de la Biblia? Observe la experiencia de un matrimonio cuyos problemas habían estado aumentando poco a poco durante los dieciséis años de su matrimonio. La esposa relata:

“Por último todo parecía ir mal. Sencillamente no parecía que podíamos seguir aguantando bajo la tensión de la vida cotidiana. No podíamos avenirnos o estar de acuerdo acerca de nada. Decidimos separarnos por un tiempo y acordamos que si después de estar separados no cambiábamos de opinión, obtendríamos un divorcio.”

Entonces este matrimonio habló con un hombre en una situación parecida a la de ellos. “Con lágrimas en sus ojos nos rogó que no nos separáramos. Nos contó cuán desdichado había sido, viviendo solo en un hotel y echando de menos a sus hijos.”

Este hombre pensó que la religión quizás los ayudaría, así es que los invitó a la iglesia pentecostal. Pero, ¿es la solución sencillamente un asunto de ir a la iglesia? Cuando el matrimonio regresó al hogar, sabía que esa no era la respuesta. Entonces pensaron en los testigos de Jehová, con los que habían tenido algunas consideraciones previas. “Sabíamos que las otras iglesias a las que habíamos asistido no podían ayudarnos, así es que pensamos: ‘Les daremos a los Testigos una oportunidad.’ Esa misma semana comenzamos un estudio de la Biblia con ellos.

“Eso fue hace cinco meses. Nunca hemos estado tan felices o unidos como familia de lo que estamos ahora. Estamos estudiando la Biblia con nuestros cuatro hijos, y estamos aprendiendo a usarla como nuestra guía. Con una guía como ésa, ¿cómo puede uno equivocarse?”

Pero, ¿sería esto solo un respiro temporario a sus problemas matrimoniales? ¿Qué depararía el futuro?

Dos años más tarde el esposo y la esposa declararon: “En cuanto a nuestra situación matrimonial, nunca ha sido mejor, y nuestra felicidad aumenta junto con nuestro crecimiento espiritual.” ¿Qué fue lo que en el pasado causó sus dificultades? La esposa explica:

“Reflexionando, es fácil ver que nuestros principales problemas provinieron de no estar yo en la debida sujeción o de no tener el respeto profundo por mi esposo que la Biblia dice que debo tener. Además, él estaba demasiado dedicado a su trabajo seglar y descuidaba sus otras responsabilidades con su familia. La tensión de tener hijos en medio de la iniquidad también tenía sus consecuencias. ¡El solo hecho de tener hijos no significa que uno sabe cómo criarlos! Desesperadamente necesitábamos todos los consejos que hallamos en la Biblia como una guía para educar a los hijos.

“Naturalmente estamos disfrutando más de la vida matrimonial, y de la vida en general. Tenemos un futuro brillante y una meta común por la cual trabajar. Tenemos una fuente de información infalible sobre la cual basar las decisiones. ¡Verdaderamente la verdad ha rehecho nuestras vidas!”

¿Está su matrimonio cargado de problemas? No es probable que el divorcio sea la solución. A muchos matrimonios se les ha ayudado a remodelar completamente sus matrimonios por medio de aprender y aplicar principios bíblicos. Esto puede darle resultados a usted también.

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