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  • Las extraordinarias alfombras anudadas a mano de Persia
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¡Despertad! 1974
g74 8/8 págs. 25-26

Las extraordinarias alfombras anudadas a mano de Persia

Por el corresponsal de “¡Despertad!” en el Oriente Medio

LOS ágiles dedos de Amira se mueven hábilmente, haciendo nudo tras nudo. Atiborra nítidamente 77 nudos dentro de un centímetro cuadrado. Terminar esta alfombra de 2,10 x 1,50 metros requerirá 2.500 horas de trabajo. Ciertamente una tarea ardua. Pero el trabajo está recompensado por un producto de suma excelencia.

Las alfombras persas son extremadamente adornadas en su diseño, tienen una abundancia de flores, hojas, enredaderas, pájaros y animales tejidos en el diseño. Amira, sentada en un banco de madera, hace los nudos velozmente y con una exactitud que asombra. Sus dedos parecen conocer el modelo, porque la mayor parte del tiempo no mira lo que está haciendo. Los ojos no adiestrados tratan en vano de seguir las vueltas de sus pequeños dedos.

Un asunto de familia

Amira creció alrededor del telar de la familia. Cuando tenía seis años de edad ella enrollaba el hilo y se lo pasaba a sus hermanas mayores, que hacían el verdadero tejido. Entonces aprendió a comprimir las hileras de nudos una vez que se cruzaban las hebras de la trama a lo largo del telar. El primer tejido verdadero que hizo fue sobre las anchas caras centrales de colores firmes. Con el tiempo progresó hasta tejer los diseños complejos. Los diseños de las esquinas y los bordes son los más difíciles y fueron su prueba final.

Cuando se casó a los dieciséis años, Amira ya era una tejedora consumada. Y como sucede con muchas niñas iranias, tenía su propio telar. Ahora ella está entrenando a sus hijas en este arte persa. Esto no quiere decir que solo las niñas tejen. También hay muchos jóvenes, que son tejedores maestros.

El esposo de Amira se encarga de la parte comercial de las alfombras. Los clientes le proveen el material y, en cambio, reciben una alfombra terminada. Sin embargo, tienen que esperar varios meses para obtenerla. Pero cuando la obtienen reciben una alfombra artística, con armonía de color y tejido excelente. Y es única, puesto que los productos confeccionados por manos humanas nunca son idénticos.

En Irán, todavía llamada Persia por algunos, el tejer alfombras continúa siendo en su mayor parte un asunto de familia. El arte ha sido transmitido de generación en generación.

El telar y la manera de tejer

El telar se compone de dos vigas paralelas, las cuales son livianas o pesadas dependiendo del peso del material, y dos travesaños. Los lizos de algodón se extienden entre los travesaños superior e inferior. Cuanto más cerca estén los lizos, más fina será la alfombra. Asegurados del plegador superior de la urdimbre cuelgan los carretes de hilado multicolor. El modelo de la alfombra cuelga frente a los tejedores, lo que les muestra el diseño a lograr con cada nudo que se hace a mano.

Se usan dos tejidos básicos en las alfombras de buena calidad. Uno emplea lo que se llama el nudo sehna o persa. Este nudo produce una superficie apretada, fina y aterciopelada. El otro usa el nudo ghiordes o turco.

Una vez que se completa una hilera de nudos, se pasan los hilos de trama a lo largo del ancho de la alfombra. Se les comprime con un peine para dar a la tela fuerza y firmeza. Entonces se cortan los cabos al nivel de la alfombra.

Historia

Se sabe poco acerca de los comienzos del antiguo arte persa de tejer alfombras. Para los siglos quince y dieciséis alcanzó su máxima expresión artística. Las pocas obras maestras que quedan de esos dos siglos se hallan en los museos. Hace pocos años se informó que una alfombra persa de seda del siglo dieciséis fue vendida a un museo de los Estados Unidos por “aproximadamente 600.000 dólares.”

Después del siglo dieciséis, comenzó a decaer la fabricación de alfombras persas. Casi se perdió el arte de hacer alfombras de buena calidad. Durante la última parte del siglo diecinueve y a principios del siglo veinte, hubo más deterioro cuando la industria de las alfombras se explotó comercialmente. En tiempos recientes, sin embargo, se han tomado medidas para contrarrestar la tendencia.

En 1936 el gobierno de Irán organizó una compañía para proteger la norma de calidad de las alfombras persas y para promover su exportación. Con este fin, se armaron 15.000 telares en todas partes del país con 20.000 maestros tejedores. Se abrieron escuelas que enseñan diseños de alfombras, teñir y tejer. Esto ha resultado en alfombras de mejor calidad.

Muchas personas consideran a las alfombras persas de excelente calidad como una buena inversión. Esto es cierto de las alfombras antiguas, las cuales han aumentado de valor rápidamente. El Kayhan, un diario inglés de Teherán, del 4 de junio de 1973, informó: “La provisión limitada de viejas alfombras exportables ha resultado en que los precios suban hasta en 60 por ciento y parece que la tendencia va a continuar.”

Las alfombras nuevas también tienen verdadero valor. Cuando un fabricante de alfombras necesita un préstamo bancario, lleva al banco una alfombra recientemente terminada. Su préstamo depende de la calidad de la alfombra, la cual el banco retiene como una garantía de pago.

Aunque quizás sorprenda a algunos, a estas hermosas alfombras a veces se les trata con descuido aparente. ¡Se extienden las alfombras en callejones para que las pisoteen los transeúntes, y las bicicletas, las carretas y hasta los automóviles les pasen por encima! Pero el propietario no considera que ese tratamiento arruina la alfombra. ¡La hace parecer más vieja y aumenta su “valor”! Los exportadores en Teherán envían sus representantes a las aldeas en busca de alfombras “viejas.”

A diferencia de las alfombras modernas, el pelo de la alfombra oriental persa está en un ángulo de 45 grados de modo que el uso constante mejora sus colores e impide que se deteriore. De hecho, la exposición a la luz y a la atmósfera suaviza los colores. Ciertamente una alfombra extraordinaria.

Algunas personas consideran que las alfombras de las ciudades de Ispahán, Kashan, Meshed y Tabriz son las mejores. Pero hasta las que se tejen en el mismo lugar varían en calidad, belleza y valor. Así es que sería prudente revisar cuidadosamente cualquier alfombra que piense comprar.

Aquí hay unas pocas sugerencias útiles. Una buena alfombra, si es nueva, siempre es tiesa. Al doblarla, los extremos se deben encontrar parejamente. Los colores deben ser sólidos; especialmente es prudente asegurarse de que no haya algún desteñido en la franja blanca. Una alfombra de buena calidad también se puede discernir por el revés. Por medio de sostenerla contra la luz, uno puede determinar si las puntadas de refuerzo son fuertes. También es importante la cantidad de nudos por centímetro cuadrado y lo apretado del pelo.

Sin dudas, el que adquiere una alfombra persa anudada a mano de buena calidad adquiere un artículo de valor y belleza duraderos.

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