Lo que los esposos pueden hacer
EL BUEN éxito en el matrimonio depende de los esfuerzos de ambos cónyuges. Sin embargo el esposo lleva la mayor parte de la responsabilidad por las condiciones en la familia. Esto se debe a su posición. La Palabra de Dios, la Biblia, dice: “El esposo es cabeza de su esposa.”—Efe. 5:23.
Puede que el esposo piense que su esposa es la causa principal de los problemas. Pero aunque lo sea, ¿no es característica de un buen cabeza el poder tratar con buen éxito los problemas de los que están a su cargo?
Alguien quizás objete: ‘El tratar con mi esposa es diferente. Es más fácil tratar con cien hombres en mi negocio que el llevarme pacíficamente con ella.’
Puede haber algo de verdad en esto, pues, por lo general, los problemas más difíciles de tratar para los hombres han sido los familiares. Sin duda es por eso que el Creador de la familia proveyó a los esposos mucho consejo en cuanto a cómo tratar a sus esposas apropiadamente. Puesto que él las hizo, no hay duda de que Dios es el mejor juez de cómo las esposas deben ser tratadas por sus esposos.
La clave para una afectuosa intimidad matrimonial
El Creador se propuso que en el matrimonio se disfrutara de una afectuosa intimidad, y por eso diseñó a la mujer “como complemento” para el hombre. Los cónyuges, por lo tanto, no debían sencillamente ser conocidos que comparten el mismo lugar de habitación; deberían ser “una sola carne.” (Gén. 2:18, 24) Sus respectivas cualidades se debían equilibrar, complementar, tan bien que una relación gozosa fuera verdaderamente posible. Sin embargo es raro hallar ese afecto íntimo entre los cónyuges.
Por ejemplo, los esposos frecuentemente se quejan de que sus esposas son demasiado frías para ser adecuadas compañeras sexuales. Pero, ¿a qué se debe esto? ¿Dónde yace la dificultad? Como cabeza de la familia, el esposo ciertamente tiene que tratar inteligentemente con el problema.
La Santa Biblia declara: “Los esposos deben estar amando a sus esposas como a sus propios cuerpos. El que ama a su esposa a sí mismo se ama, porque nadie jamás odió a su propia carne; antes bien la alimenta y la acaricia.” (Efe. 5:28, 29) ¿Cuán importante es este consejo? ¿Necesitan realmente las mujeres que sus esposos las amen?
Ciertamente lo necesitan. Los consejeros matrimoniales frecuentemente enfatizan esto. Por ejemplo, el Dr. David Reuben hizo notar: “Una esposa necesita particularmente esa clase especial de atención que lleva consigo ternura, comprensión y confianza.”
Es una verdad cardinal: Para que las esposas sean genuinamente felices necesitan sentirse amadas. Así es que la clave para una afectuosa intimidad matrimonial es que los esposos satisfagan esa necesidad. La Biblia insta a los esposos: “Que cada uno de ustedes individualmente ame a su esposa así como se ama a sí mismo.”—Efe. 5:33.
Por qué necesita expresión el amor
Sin embargo, los hombres frecuentemente consideran innecesario expresar amor por sus esposas, pues evidentemente piensan que el mantenerlas materialmente es suficiente evidencia de su amor. Pero, ¿cómo afecta a la esposa el que no se le muestre expresiones de amor? La siguiente carta de una esposa puede ser útil para entender la respuesta. Ella escribió:
“Este es mi problema: Tengo tanta necesidad . . . de un poco de conversación íntima, un cumplido, el sentir su brazo alrededor de mi cintura mientras cocino... o la oportunidad de sentarme en sus piernas, que cambiaría todas las cosas materiales que tengo por un apretón afectuoso.”
Sí, las esposas necesitan que se les muestre amor. Florecen cuando lo reciben, llegando a estar más contentas y frecuentemente aun físicamente más atractivas. Fueron creadas con esta necesidad de amor. Es por eso que Dios insta a los esposos a amar a sus esposas. El no seguir este consejo ha resultado en consecuencias trágicas. Es, de hecho, una causa principal de la infelicidad que actualmente se halla en tantos matrimonios. ¿A qué se debe eso?
A que es probable que una esposa privada de la ternura y afecto de su esposo se sienta insegura y carezca de confianza en cuanto a su feminidad. Hasta puede desarrollar resentimiento para su esposo, incluso tal vez un deseo subconsciente de desquitarse con él por descuidarla. ¿Cómo puede esperarse que una esposa con esos sentimientos sea una compañera sexual afectuosa e íntima?
Dando expresión al amor
Frecuentemente los esposos sí aman a sus esposas, pero les es difícil expresarlo. En esto también la Biblia puede ser útil, porque muestra cómo tenemos que tratar a otros. Dice: “Vístanse de los tiernos cariños de compasión, bondad, humildad de mente, apacibilidad y gran paciencia. Continúen soportándose los unos a los otros y perdonándose sin reserva.”—Col. 3:12, 13.
Sin embargo, algunos hombres piensan que no es propio de un hombre tratar a su esposa de este modo. Y sin embargo esta es la verdadera manera en que debe tratarse a las esposas. En realidad, las relaciones sexuales para una esposa quizás sean insatisfactorias, y aun desagradables, si su esposo no comprende que ella fue diseñada por Dios para responder a un hombre bondadoso y considerado, no a uno brusco y exigente.
El Creador comprendió que los esposos, debido a tener que enfrentarse a tantas ideas equivocadas, necesitarían instrucción en cuanto a cómo amar a sus esposas. Es por eso que los anima a ser tiernos y considerados, diciendo: “Ustedes, esposos, continúen morando con ellas [sus esposas] de igual manera de acuerdo con conocimiento, asignándoles honra como a un vaso más débil, el femenino.”—1 Ped. 3:7.
En lo que respecta a las relaciones sexuales, es especialmente importante que un esposo tenga en cuenta esta instrucción. Tiene que actuar de acuerdo con el conocimiento de cómo Dios hizo a las mujeres. Por lo general no son físicamente tan fuertes como los hombres, y emocionalmente por lo general son más delicadas y sentimentales que los hombres. Así es que Dios les dice a los esposos que den honra a sus esposas como a un vaso más débil, respetando su hechura, limitaciones y vicisitudes.
Por lo tanto, es probable que haya ocasiones en que las esposas estén muy cansadas y no se sienten lo suficientemente bien para tener relaciones sexuales. Un esposo pudiera ser exigente, e imponer su voluntad. Quizás crea que esto es una demostración de su jefatura masculina, pensando que es señal de debilidad el acceder al deseo de ella de esperar hasta otra ocasión. Sin embargo, el respetar los sentimientos de su esposa en este asunto no es señal de debilidad, sino, más bien, de fuerza. Requiere hombría ejercer gobierno de sí mismo y no tomar como ofensa personal los deseos de su esposa.
Además, es importante que el esposo actúe de acuerdo con conocimiento al prepararse y participar en la relación sexual. El debe entender que su esposa no llega a estar preparada sexualmente para recibirlo tan pronto como lo está él. Ella es más lenta para responder de un modo sexual.
Por lo tanto, un esposo que sigue las instrucciones de Dios de honrar a su esposa tomará esto en consideración. La ayudará tierna y pacientemente a recibirlo, para que el acto matrimonial pueda ser igualmente agradable y satisfaciente para ambos. ¿Qué es lo que frecuentemente ocurre cuando una esposa recibe ese amor altruista de su esposo? El afectuoso amor que ella, a su vez, siente por él suaviza las fricciones que quizás se desarrollen en otros asuntos de la vida matrimonial.
De hecho el sexo solo es una pequeña parte del matrimonio en la cual hay que aplicar las instrucciones de Dios. Un esposo no debe olvidarse de tratar a su esposa de acuerdo con conocimiento y con honra también en otros momentos. Por ejemplo, él tiene que comprender que su ciclo biológico puede, a veces, afectarla adversamente de modo físico, mental o emocional. Puede que en esas ocasiones ella haga y diga cosas que no haría comúnmente. Un esposo necesita tomar esto en consideración, y no ser excesivamente sensitivo si ella habla mordazmente o actúa abruptamente, sino continuar tratándola con bondad.
Sin embargo hay mucho más en este asunto. El matrimonio de buen éxito requiere cooperación y comunicación. Aunque el esposo es el cabeza de la familia, antes de tomar decisiones él debe considerar las opiniones, gustos y aversiones de su esposa, aun dándole preferencia cuando no hay un principio en juego. De este modo le muestra honra.
Por medio de seguir así el consejo de Dios, habrá paz y felicidad en el matrimonio. Pero si los cónyuges no cooperan en los diversos aspectos de su matrimonio, ¿qué puede suceder cuando se trata de las relaciones sexuales? Una esposa escribió muy francamente acerca de esto, diciendo:
“Los hombres se quejan porque sus esposas son ‘frías.’ ¿Me permite contarle acerca de mi matrimonio? . . . He tratado de atraer [a mi esposo] a conversaciones acerca de mi trabajo . . . Y él nunca dice ni una sola palabra acerca del suyo, aunque hago muchas preguntas, esperando generar un poco de conversación entre nosotros. . . .
“El domingo por la noche es su noche para esparcir el ánimo, así es que no vamos a ninguna parte. Me voy a la cama a las 9:30 ya que he pasado todo el día cocinando y limpiando. Él se acuesta después de la última película. Entonces comienza a buscar a una compañera de cama afectuosa.
“Me pregunto cuántas mujeres casadas están ansiosas de hacerle el amor a un extraño que no les ha hablado en toda la semana.”
Verdaderamente, esto es algo en que los esposos deben pensar. Si no existe una afectuosa intimidad en su matrimonio, ¿pudiera ser que usted lleva una considerable responsabilidad por esto? Requiere humildad reconocer las debilidades de uno y dar pasos para corregirlas. Sin embargo, el hacerlo así, sin duda le ayudará para proporcionarse a sí mismo y a su esposa mayor satisfacción y contentamiento.
Pero quizás el problema en su familia es de una naturaleza completamente diferente. El esposo desea en una esposa más que una compañera sexual que lo satisfaga.
Tratando otros problemas
El cuidar del hogar y cocinar comidas sabrosas y nutritivas también son partes integrales del matrimonio. Un esposo expresó su queja llanamente: “Puede ser que otros esposos estén en desacuerdo conmigo, pero yo preferiría tener una casa más limpia e hijos mejor alimentados que una esposa que deja todo para poder descansar para la hora de la cama.”
Es posible que su esposa tampoco pueda compararse con la “esposa capaz” descrita en la Biblia. (Pro. 31:10-31) ¿Qué puede uno hacer?
Algunos esposos quizás, a modo de reprensión, hagan comparaciones con los hogares bien cuidados y la excelente cocina de otras esposas. Pero es probable que esto solo haga que sus esposas se resientan. ¡Cuánto mejor sería que el esposo instara a su esposa de tal modo que ella deseara mejorar su cuidado de la casa y su habilidad culinaria!
Usando buen tacto se puede llamar la atención sobre la mala impresión que se crea en otros si la casa está desordenada, o si la familia está mal alimentada. Y si hay hijos, se podría hacer notar que ellos serán afectados adversamente más tarde en la vida debido al mal ejemplo que los padres ponen ahora. Si estos puntos se hacen notar con amor y bondad, le darán a la esposa incentivo para mejorar.
Si su esposa nunca aprendió habilidades domésticas, anímela y ayúdela a aprender. Hágale saber lo mucho que usted aprecia sus esfuerzos. Aun si las mejoras son pequeñas, felicítela sinceramente. Entonces, en su día de descanso, o por la noche, ¿por qué no la ayuda lavando los platos y limpiando las alfombras y los pisos? Esto es aplicación práctica del consejo bíblico de ‘amar a tu esposa,’ y ciertamente producirá resultados provechosos.
El esposo, también, necesita ser razonable, evitando ser excesivamente exigente. Uno, que a menudo reprendía a su esposa por no ser nítida, estuvo de vacaciones cuando su esposa tuvo que estar por corto tiempo en el hospital. Después de cuidar la casa y los hijos por unos pocos días y así darse cuenta por primera vez de todo lo que había que hacer, se disculpó sinceramente con su esposa por haber sido tan exigente.
Así es que sea comprensivo y esté alerta para encomiar, en vez de exigir y criticar. Entonces si da una sugerencia para mejorar, probablemente será bien recibida.
Prescindiendo de los problemas que surjan entre usted y su esposa, el tener presente que “los esposos deben estar amando a sus esposas,” ayudará a tratar la situación con buen éxito.—Efe. 5:28.
Sin embargo, hoy en día en muchas familias los principales problemas se deben a los hijos. ¿Qué se puede hacer para tratar con éstos con buen éxito?