Nigeria cuenta sus millones
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Nigeria
DURANTE ocho días, desde el 25 de noviembre hasta el 2 de diciembre de 1973, Nigeria efectuó la gigantesca tarea de contar su población.
La primera fase del procedimiento del censo implicó la preparación de una lista de todas las localidades en el país. Entonces se dividió al país en zonas de enumeración. Todas las casas dentro de una zona fueron alistadas y enumeradas para garantizar que no se omitiría o duplicaría ninguna. A los enumeradores se les dio cuidadoso entrenamiento por adelantado.
El censo que Nigeria celebró en 1973 fue el segundo desde la independencia del país, y el decimotercero que se registra en toda su historia. Su propósito, según el jefe militar de Nigeria, Yakubu Gowon, fue “hacer posible que [el] gobierno haga planes con buen éxito para el desarrollo industrial y económico del país.”
Antes de la cuenta efectiva de las personas, el Consejo Nacional del Censo llevó a cabo un imponente programa de publicidad y movilización de los trabajadores. El Jefe de Estado, explicó que “por todo el país, todos tendrían que ver con él... los gobernadores militares, los funcionarios gubernamentales, las autoridades locales, los emires y los jefes.” Los 120.000 enumeradores que fueron asignados a efectuar este trabajo fueron acompañados en sus visitas de casa en casa por 130.000 soldados.
Fue necesario vencer muchos problemas para educar y preparar a la gente a cooperar con el censo. Una sequía en los estados septentrionales del país que ha estado desolando a muchas aldeas y causando muertes por inanición, obligó a muchas familias a salir de sus aldeas menos de tres semanas antes de comenzar la cuenta de las personas. “En mi posición como gobernante tradicional hallé que era muy difícil convencerlos a que permanecieran en sus aldeas,” se lamentó Alhaji Ado Bayero, el emir de Kano.
Algunos temían que contar el número de sus hijos podría acarrear la muerte de éstos. En muchas zonas los perros representaron una amenaza para los enumeradores, pues les hacían difícil entrar en los hogares de las personas y anotarlas. Los funcionarios de información y otras autoridades de cada zona local tuvieron que habérselas con estos problemas.
Pero, según el Dr. M. I. Iro del Departamento de Sociología de la Universidad de Lagos, un problema aun peor fue que “los censos de población anterior . . . han generado controversias acerca de lo que constituye la población exacta de Nigeria. Muchas personas que viven en este país y otras que viven en el exterior han llegado a creer que la cantidad de 55.670.052, dada a conocer en febrero de 1964 como la población de Nigeria después del censo de 1963, fue inexacta y probablemente exagerada.”
Es por eso que se ejerció tanto cuidado en señalar las zonas de censo para asegurar que no se traslaparían, y en entrenar a los enumeradores y supervisores. Durante el censo de casa en casa, se requirió que cada individuo fuera visto por el enumerador. Al ser contados, se les marcaría el pulgar izquierdo con tinta indeleble. Esto aseguraría que nadie fuera contado dos veces.
El gobierno también tuvo que hacer frente al problema de la gente que se mudaba a sus pueblos de origen para ser contada en éstos. Eso era indeseable, porque éste iba a ser un censo “de facto.” Es decir, todas las personas en Nigeria, fueran nigerianos o no, serían contados en cualquier lugar donde vivieran durante el período del censo. Por lo tanto, el gobierno solicitó que la gente por todo el país permaneciera donde estaba viviendo. Se instruyó a la policía a ser muy vigilante para verificar a los individuos y motoristas, y así es que durante el período del censo a muchos no se les permitió salir de Lagos debido a que no tenían la marca de tinta en sus pulgares.
Determinados a contar a todos
Todos los residentes en prisiones, hospitales y otras instituciones fueron incluidos en el censo. Durante la noche antes que comenzara el período del censo se contó hasta a los miles de personas sin hogar por todo el país, que viven en los parques y duermen bajo los puentes en los caminos. La cifra total incluye a los más de 94.000 testigos de Jehová, que hallan verdadero placer en esparcir las buenas nuevas del reino de Dios entre estos millones de personas.
Pero, ¿qué hay acerca de los miles de mujeres musulmanas que están en “purdah” confinadas a sus hogares, según la tradición musulmana? A éstas, también había que contarlas. El Daily Times de Nigeria informó: “Donde haya disponibles mujeres policías y mujeres enumeradoras, ellas harán el censo en el purdah. Donde éstas no estén disponibles, las mujeres en purdah saldrán a la sala de recepción o ‘zaure’ fuertemente veladas y sus esposos pondrán la tinta indeleble del censo sobre el pulgar de sus esposas en la presencia del enumerador, acompañado por el soldado.”
Todas las escuelas primarias fueron cerradas comenzando siete días antes del censo. Todos los lugares de trabajo en las capitales de estado y en el distrito municipal de Warri debían cerrar temprano cada día durante el período del censo. Los Ferrocarriles Nigerianos prepararon un servicio de trenes adicional diario en la zona de Lagos para permitir que los trabajadores llegaran a su casa a tiempo para ser contados. Pero hasta estas medidas fueron insuficientes. Para el quinto día de la cuenta de personas, se halló que se necesitarían más tiempo y trabajadores para poder completar el censo.
Por esta razón, se pidió que todas las oficinas privadas y públicas y casas comerciales en las dos ciudades más grandes del país cerraran desde el 29 de noviembre hasta el 1 de diciembre. La cantidad de enumeradores creció a 150.000, y se pidió que los empleados civiles y maestros en todos los niveles se hicieran disponibles para ser asignados en la tarea del censo. Como medida final, el período del censo se extendió para incluir el domingo, 2 de diciembre, lo cual haría un total de ocho días.
La cuenta de personas llegó a una feliz conclusión a pesar de que algunos enumeradores trataron de cobrar dinero por sus servicios. El gobierno condenó esta práctica severamente y dio pasos inmediatos para castigar a estos delincuentes. La mayor parte de la gente cooperó bien con el ejercicio y muchas personas que habían sido pasadas por alto por los enumeradores se presentaron en los centros de reclamo que habían sido establecidos para asegurarse de que no faltara nadie.
Un visitante experto de la O.N.U. alabó el buen éxito de este censo, diciendo que el método que el gobierno federal de Nigeria había adoptado fue “uno de los mejores en el mundo.” Hay que esperar para ver cuál será el total después que se sumen todas las cantidades.