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  • El monarca de todas las piedras preciosas
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  • Extrayéndolos de la tierra
  • Tallado de diamantes
  • Algunos diamantes famosos
  • Algunos están determinados a “enriquecerse rápidamente”
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¡Despertad! 1974
g74 8/11 págs. 24-26

El monarca de todas las piedras preciosas

PUEDE servir como un adorno para la decoración. Ayuda a evitar las patinadas en las carreteras y en las pistas de los aeropuertos. La industria los utiliza en tornos, perforadoras y máquinas para moler y pulir. ¿Qué es lo que tiene tantos usos? El “monarca de todas las piedras preciosas”... el hermoso y versátil diamante.

Los diamantes están entre los minerales más codiciados del mundo. El 14 de febrero de 1972, un obrero en una mina en Sierra Leona vio un diamante de aproximadamente el tamaño de un huevo de gallina. Resultó ser el tercero entre los diamantes más grandes que jamás se hayan desenterrado y el más grande diamante sin tallar del que hay conocimiento. Aunque solo pesa un cuarto de kilo, esta piedra preciosa se vendió por varios millones de dólares.

¿Qué son los diamantes? ¿Por qué son tan valiosos? ¿Cómo se hallan y se les transforma en gemas preciosas y útiles ayudantes en la industria?

¿Qué son los diamantes?

Cuando el lector ve hollín negro sobre su ropa, o el grafito en su lápiz de mina, está contemplando la misma sustancia que constituye un diamante. ¿Qué es eso? ¡CARBONO! El carbono de diamantes, sin embargo, tiene una estructura cristalina estrechamente tejida, densa y firmemente unida. Esto hace que difiera del grafito, otra forma de carbono natural.

¿Cómo llegaron a existir los diamantes? Nadie sabe con seguridad. Pero muchos científicos creen que esto sucedió cuando el carbono subterráneo fue sometido a gran presión y calor. Así es que en tiempos modernos los científicos han podido sintetizar diamantes por medio de someter el grafito a presiones de más de 100.000 kilos por centímetro cuadrado a temperaturas por sobre los 3.000 grados centígrados.

Una cosa que hace a los diamantes tan valiosos es su extremada dureza. El diamante es el mineral natural más duro. “Un diamante se puede usar para cortar a otro diamante. Según The World Book Encyclopedia el único otro material que puede raspar al diamante es el borazón, una sustancia artificial que se obtuvo por primera vez en 1957.” A esta dureza se debe que los diamantes, además de ser piedras deslumbradoras, sean tan útiles en la industria.

La rareza es otro factor que eleva el valor de los diamantes. Son 120 veces más raros que el oro. En algunos lugares los trabajadores tienen que procesar 250 toneladas de tierra, grava y roca para hallar un peso total de solo uno o dos quilatesa en diamantes.

El valor de un diamante depende en gran medida de su pureza, es decir, ausencia de imperfecciones, como poros, rajaduras y puntos de carbón no cristalizado. El monarca de las piedras preciosas viene en muchos colores, amarillo y marrón son los más comunes. Pero también los hay rojos, verdes, negros y algunas veces, aunque raramente, azules. La mayor parte de los diamantes en bruto tienen ocho lados y tienen la forma de una pirámide doble. Algunos tienen doce, veinticuatro o cuarenta y ocho lados; otros tienen forma cúbica, con solo seis lados.

Extrayéndolos de la tierra

Muchos diamantes se hallan en la arena y grava de los lechos de un arroyo o en las orillas del mar. Debajo de la tierra los diamantes están ubicados en formaciones de rocas de forma de embudo, cañería o zanahoria que se llaman “suelo azul” debido a su apariencia azul, como la arcilla. Por siglos la India suministró los diamantes al mundo. Pero ahora África provee aproximadamente el 80 por ciento de la producción mundial de diamantes. Hay también importantes terrenos diamantíferos en Rusia y la América del Sur.

Hay que hacer una considerable cantidad de trabajo para extraer los diamantes de la tierra y prepararlos para su uso en la industria o como ornamentos centelleantes. Las máquinas empujadoras primero remueven toneladas de “sobrecarga” para poder llegar a la grava y las rocas que tienen diamantes. El material que contiene los diamantes entonces se lava en artesas, dejando un “concentrado.” Un chorro de agua mueve el concentrado sobre una mesa inclinada, engrasada. Las piedras y la grava se deslizan sobre la grasa, pero los diamantes, que son más pesados y repelen el agua, se adhieren a ella. Debido a que en este proceso se pierden algunos diamantes, ciertas personas se ganan la vida por medio de comprar el desperdicio y cernerlo en busca de diamantes pequeños y astillas.

Después de recoger los diamantes, hombres muy especializados se ocupan de clasificarlos. Requiere aproximadamente siete años entrenar a un buen clasificador de diamantes, porque estas piedras preciosas pueden ir en cualquiera de las más de 2.000 categorías que hay, dependiendo de su tamaño, calidad, color y forma.

Tallado de diamantes

Para extraer de un diamante toda su capacidad para reflejar la luz en un deleitable arreglo de colores, los expertos tienen que tallar muchos pequeños lados, o “facetas,” sobre éste. El tallado corriente de “brillante” tiene cincuenta y ocho facetas. A medida que la luz penetra las varias facetas de este monarca de las piedras preciosas y es emitida a través de su “mesa” (la faceta superior), todo un arco iris de colores captura el ojo fascinado. Con respecto a la delicada operación del tallado de diamantes, la Encyclopædia Britannica (edición de 1974) señala: “Se necesita gran pericia en cada etapa, pero especialmente al hacer las facetas, porque los ángulos de éstas tienen que ser exactos para brindar máxima brillantez, y sus tamaños deben estar regulados correctamente para preservar la simetría.”

Antes de la preparación de las facetas, los diamantes grandes son cortados en diamantes más pequeños. Este es un procedimiento especialmente crítico. Primeramente un experto hace un examen cuidadoso para determinar la dirección de los granos del cristal; entonces marca las líneas por las cuales puede ser partido. Después de esto un cortador hace un surco junto a una línea seleccionada para la división, monta el diamante en un soporte e inserta una cuña de acero en el surco. Entonces viene el golpe del mazo y, si todo se ha hecho correctamente, el diamante se parte en dos. Pero un error en el proceso de dividir puede hacer que un diamante se haga añicos, o aun que explote. ¿Cómo es eso?

Un bien conocido tallador belga de diamantes explicó:

“Algunas veces un diamante contiene una pequeña acumulación de gas mantenida a alta presión. Golpee la piedra donde haya una de estas concentraciones y una piedra muy cara explota haciéndose añicos.

“Hace unos pocos meses tenía un diamante de 5 kilates y medio valuado en 500.000 Fr[ancos] B[elgas] [aproximadamente 13.000 dólares]. Había una falla que casi no se veía en el borde de una de sus facetas y el comprador insistió en que fuera corregida. Casi no había tocado la piedra el disco cuando explotó en mil pedazos.”

Algunos diamantes famosos

Los diamantes, como se mencionó anteriormente, son muy raros. Tan raros, de hecho, que durante todos los siglos que los hombres los han buscado solo se han hallado unos 400 grandes. Entre éstos está el famoso diamante Cullinan, el cual, en su estado bruto, pesaba 3.106 quilates (aproximadamente 453 gramos). Este fue cortado en nueve piedras grandes y 96 más pequeñas. La Estrella de África, que provino del Cullinan, todavía es el diamante tallado más grande del mundo, pesa 530,2 quilates.

El diamante Koh-i-Noor llegó a ser posesión inglesa en 1849 después de cambiar de dueños muchas veces. Pesaba 186 quilates al llegar y entonces fue detallado a 106 quilates. El Koh-i-Noor fue diseñado para la reina María en 1911 y es la piedra central de la corona real de la reina.

Hace aproximadamente dos siglos un tal Tavernier compró un diamante de color azul zafiro muy raro. Este se vendió a Luis XIV y fue cortado en una piedra triangular que pesaba 68 quilates. Fue robado en 1792, y nunca más volvió a aparecer. Pero en 1830 apareció en el mercado el diamante Hope de 44 quilates y medio. ¿Fue tallado del diamante más grande que había pertenecido a Luis XIV? Muchos creen que sí.

Algunos están determinados a “enriquecerse rápidamente”

Los diamantes han hecho que la codicia brote en los corazones de muchos, acarreándoles daño. Varios nativos en Sierra Leona han perdido su vida zambulléndose al fondo del traicionero río Sewa en busca de diamantes grandes. Muchos más han perecido en derrumbamientos de túneles. La minería ilegal, el contrabando y el soborno son cosa común en sitios donde hay diamantes.

Algunos han tratado de estafar a sus clientes por más dinero por medio de un hábil engaño. Sumergen un diamante amarillo dentro de una solución de permanganato de potasio. Esto lo cubre de una película púrpura que neutraliza el amarillo, haciéndolo aparecer incoloro, o “blanco,” el cual obtiene en el mercado un precio más alto que el amarillo.

Un hombre que después de muchos años abandonó el negocio de excavar en busca de diamantes para llegar a ser un ministro de tiempo cabal de los testigos de Jehová declaró: “El excavar en busca de diamantes se apodera de una persona como el juego de azar. La mayor parte del tiempo uno está en el lado perdedor en tiempo, energía y gasto de capital, pero ahí está siempre el deseo incesante y la codicia de hallar ese ‘grande’ que escapa.”

Algunas veces los problemas se acumulan después que uno entra en posesión de un diamante grande. Un experto en gemas señaló: “Los diamantes grandes y los automóviles grandes tienen ciertas cosas en común. Son maravillosos de poseer, caros para asegurar, y es difícil saber dónde guardarlos.” En el caso de una adinerada estrella de cine, la póliza de seguro de su gema de 69,4 quilates no le permite “usarla más de treinta días al año.” Cuando la usaba, la acompañaban dos guardias.

Cuidando los diamantes

Si posee un diamante, tenga cuidado en no dejarlo caer o golpearlo contra una superficie dura. Aunque los diamantes son los minerales naturales más duros, un golpe de esa clase puede hacer que se partan, se hagan añicos o se suelten de su engaste. Tenga cuidado, también, de no arrojar descubierto un anillo, broche, o pendientes de diamantes dentro de un joyero que contenga otros artículos. Los podría rayar.

Un diamante puede ensuciarse bastante con tierra, grasa o cosméticos. Pero uno puede mantener su diamante brillante y resplandeciente por medio de darle un baño de vez en cuando. Eche unas pocas escamas de jabón junto con un poco de amoníaco dentro de dos tazas de agua tibia. Entonces frote suavemente la gema, usando un cepillo de dientes o de cejas que sea suave. Después de enjuagarlo en agua tibia, sumérjalo en alcohol para fricciones para quitar cualquier jabón que quede, y séquelo con papel de seda o un lienzo suave. Es mejor quitarse un anillo de diamantes al hacer los quehaceres de la casa o al cavar en el jardín.

Entre los esplendores de la creación natural de Jehová están sus ‘piedras preciosas,’ especialmente el monarca de todas, el hermoso y útil diamante.—1 Cró. 29:2.

[Nota]

a Un quilate equivale a 205 mg.

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