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¡Despertad! 1974
g74 8/12 págs. 8-12

La discordia quebranta a Concordia

LAS ondas de la conmoción todavía hacen trepidar al Seminario Concordia en Saint Louis, Misuri. Por varios meses la mayor escuela teológica luterana de los Estados Unidos ha estado tambaleándose bajo los efectos de una impresionante revuelta. A algunas personas esto quizás les llegue como una sorpresa, aun en un tiempo cuando virtualmente todas las organizaciones religiosas principales están experimentando dificultades. ¿Por qué?

Porque el antiguo Concordia, fundado hace unos 135 años parecía muy firme. Está respaldado por el Sínodo de Misuri de la Iglesia Luterana que cuenta con tres millones de miembros, conocido por su posición firme y “conservadora” en cuestiones religiosas. ¿Qué sucedió?

La quebrantadora discordia

En enero de este año John H. Tietjen, cabeza del seminario, fue suspendido por la Comisión de Control de la escuela. La Comisión citó como razones: Mala conducta oficial en el desempeño de sus obligaciones oficiales, incluso insubordinación al presidente del sínodo J. A. O. Preus y la defensa de doctrinas falsas. En reacción al despido, la mayor parte del profesorado instituyó un boicoteo de clases. En cuestión de días cuarenta y tres miembros del profesorado, o sea todos salvo cinco, fueron despedidos por rehusar volver a sus clases.

Después de un mes de la suspensión de Tietjen, más de 450 estudiantes de un total aproximado de 600 votaron en pro de acompañar a los miembros del profesorado despedido en un ‘seminario en el exilio,’ el cual ha llegado a llamarse Seminex. La acción del estudiantado fue voluntaria. Pensaron que el permanecer en Concordia daría a entender que estaban de acuerdo con el despido de los profesores, acción que deploraban como “no cristiana” e “inmoral.”

El nuevo seminario ha funcionado en la cercana Escuela de Divinidad controlada por los jesuitas en la Universidad de Saint Louis así como en el Seminario Teológico Edén, el cual es administrado por la muy liberal Iglesia Unida de Cristo. Su programa ha sido respaldado financieramente por ELIM, Luteranos Evangélicos en Misión, y depende de las contribuciones. A mediados de marzo, aproximadamente un mes después que se reanudaron las clases en las nuevas instalaciones, ELIM informó en su publicación Missouri in Perspective que había recibido donaciones y contribuciones que se acercaban a los 800.000 dólares.

Solo unos pocos estudiantes permanecieron en Concordia. Los cursos de primavera hallaron solo aproximadamente noventa estudiantes y diecinueve profesores regulares y visitantes en la escuela. Y parece que aun muchos de éstos en realidad hubieran preferido unirse al grupo disidente, pero la presión paterna o temores financieros y la inseguridad acerca de sus carreras los impulsaron a quedarse. Varios estudiantes abandonaron del todo sus estudios ministeriales.

Esta discordia ha llegado como un gran cambio. Durante la década de 1960, cuando se consideraba de moda el que los estudiantes de las universidades estuvieran en rebelión en contra del establecimiento, Concordia permaneció inalterada. De hecho, una broma del ambiente académico estadounidense decía que durante ese período la escuela era “un foco de contentamiento.”

Sin embargo, esos días de contentamiento se han ido para siempre. ¿Por qué? ¿Qué ha suscitado el fuego que ha resultado en semejante discordia?

La principal causa de la discordia

Bueno, en la raíz del problema se encuentran las diferencias doctrinales. Cada lado —conservador y moderado— tiene argumentos extensos para respaldar sus opiniones. En breve, ¿qué es lo que dicen?

Los conservadores insisten en considerar que “cada palabra de las Escrituras,” fue directamente inspirada por Dios. Creen que cuando la Biblia dice que un pez grande se tragó a Jonás, eso es lo que en realidad ocurrió. Afirman que aceptan literalmente el relato acerca de la creación, el jardín de Edén y la caída al pecado, que se narra en Génesis, capítulo uno a tres.

Los moderados, sin embargo, dicen que “aceptan sin reservas a la Biblia como la escrita e inspirada Palabra de Dios.” Pero usan lo que ellos llaman ‘el método histórico crítico’ para tratar de interpretar la Biblia. Este sistema dice que el evangelio o las buenas nuevas que Jesús predicó, según lo entienden los moderados, es la norma por la cual hay que evaluar cualquier parte de las Escrituras. Los conservadores algunas veces lo llaman “la reducción al Evangelio.”

Un hecho interesante de notar es que los moderados se esfuerzan en hacer que la diferencia entre su posición y la de los conservadores parezca lo más pequeña posible. ¿Por qué? Porque muchas personas en el Sínodo de Misuri tradicionalmente prefieren la opinión conservadora. Si de algún modo los moderados dieran evidencia pública de no creer en la Biblia, podrían perder un buen sector de la iglesia.

Por lo tanto los moderados frecuentemente son precavidos y cautelosos en sus explicaciones de las Escrituras. Esto se puede ilustrar. Si un conservador le preguntara a un moderado, “¿Cree usted que Jonás realmente vivió y es verdad que un pez grande se lo tragó?” ¿cómo le contestaría el moderado? Bueno, el profesor moderado Richard R. Caemmerer dice: “No creo que no haya pensado en Jonás como un personaje histórico, ni me he sentido tentado a hacer un mito del relato por ser demasiado milagroso. El milagro principal que hallé en él, en mis años de pastor, fue que él pudiera recordar las hermosas palabras con las que le oró a Dios ‘desde el vientre del pez’ (Jon. 2:1ff.).”

El conservador, al oír o leer una respuesta semejante, se pregunta: “¿En qué cree el profesor? ¿Cree en que realmente hubo un Jonás y que un pez grande realmente se lo tragó o no?” La respuesta no está lo suficientemente clara para el conservador.

“¿Y qué hay acerca del relato de la creación en Génesis?” pregunta el conservador. “¿Ha de tomarse literalmente?”

El profesor moderado contesta: “Al igual que Martín Lutero he sido modesto en cuanto a lo que pudiera ser la interpretación final de Gén[esis] 1; y todavía estoy por hallar a alguien que haya pensado que Gén[esis] 3 fuera algo más que un drama del primer conflicto del hombre con Satanás... y no menciona a Satanás.”

Esto otra vez impresiona al conservador como una descripción muy vaga, que sutilmente se aparta de la creencia en la Biblia. Prescindiendo de lo que afirman los moderados, realmente hay una amplia diferencia en el modo en que los dos grupos consideran a la Biblia.

“Política eclesiástica” también provoca discordia

La discordia no está limitada a las diferencias doctrinales. También está el asunto de la autoridad eclesiástica, la “política eclesiástica.” Existe un conflicto entre los que tienen el poder en la iglesia y los que quisieran tenerlo.

Preus, el presidente del sínodo, evidentemente tiene fuertes opiniones en cuanto a la manera en que él cree que se debe operar el Sínodo de Misuri. El Dr. Sam Roth, uno de sus críticos, dice que Preus “ha participado en una campaña para generar sospecha y desconfianza.” El Dr. John Damm, el director del proyecto aunado para la educación teológica, afirma que el cabeza del sínodo “ha usado cada gramo de poder a su alcance para aplastar a cualquiera que se atreve a diferir con [su] punto de vista.”

En más de cuatro años de control sobre el sínodo, afirman, solo dos veces se dirigió Preus a ellos para preguntar si había quejas. Y, en una de estas ocasiones, se dice que ordenó que todas las preguntas fueran escritas por anticipado, impidiendo así el diálogo. Sin embargo, los conservadores dicen que hicieron numerosas propuestas a Tietjen y sus seguidores pero que no hubo respuesta. Contienden que los moderados no quieren someterse a la autoridad debidamente constituida de la iglesia.

¿Futura armonía en Concordia?

Ninguno de los grupos está seguro de lo que deparará el futuro. Algunos temen que los moderados quizás se separen y formen una iglesia separada al debido tiempo. Se dice que Preus ha declarado que tomará una década resolver el asunto.

Es indudable que la posición de los moderados deja a los conservadores con algunos dilemas bíblicos desconcertantes. Estos problemas fueron resumidos en forma de pregunta por un estudiante de 18 años de edad en la Escuela de Concordia de Milwaukee: “Cuando la gente dice que la historia de Jonás y la ballena y otras historias bíblicas son mitos, ¿hasta dónde llegarán? ¿Pasan a decir que la Resurrección (de Cristo) también es un mito?” Y, se podría añadir, una vez que se abren las compuertas de los asuntos doctrinales, ¿qué impedirá que más adelante los teólogos moderados digan que las normas morales bíblicas también están sujetas a su ‘crítica histórica’?

Del otro lado del panorama, algunos conservadores, que adoptan la posición de que son los “guardianes” de las Escrituras y de la enseñanza luterana, igualmente tienen que hacer frente a preguntas desconcertantes. Por ejemplo, ¿de dónde salieron los moderados a quienes condenan tan fuertemente? ¿Vinieron del exterior de la iglesia? No. Fueron engendrados y alimentados dentro de la iglesia. Además, ¿es meramente una minoría del seminario la que está implicada en este movimiento moderado, lo que quizás se podría llamar un escaso elemento disidente con el cual tienen que contender casi todas las organizaciones? No. ¡Recuerde que casi el 80 por ciento del profesorado y del cuerpo estudiantil abandonó a Concordia... difícilmente es eso solo una minoría!

Lo que es más, los que se fueron para formar Seminex no eran todos jóvenes, recién salidos del seminario. A los conservadores les agrada dar a entender que los efectos socavadores de los métodos de la ‘historia crítica’ son relativamente nuevos. El pastor del Sínodo de Misuri P. G. Kiehl de Bellfontaine, Misuri, dice que durante los últimos quince o veinte años “hubo hombres [de Concordia] que salieron para estudiar en diferentes seminarios, escuelas teológicas . . . y entonces [quedaron] impresionados con los métodos que usan otras universidades . . . y evidentemente regresaron e infiltraron sus enseñanzas . . . dentro del plan de estudios del seminario.” Esta práctica sin duda ha contribuido a la discordia en Concordia. Pero no todas las ideas que los conservadores consideran equivocadas fueron importadas, ni son nuevas. Considere al profesor Caemmerer, cuyas opiniones moderadas hemos citado anteriormente; él ha sido un miembro de la iglesia por 46 años y ha estado con la escuela por 34 años.

Todos estos factores se combinan para mostrar que es toda la iglesia, no sencillamente una facción, la que mayormente ha sido afectada por las ideas de aquellos a quienes los conservadores califican de moderados. La gravedad del problema se indica por el hecho de que los conservadores reconocen que no pueden proveer reemplazos para los profesores que se fueron de la escuela. Uno de ellos hasta reconoce que “llevará una generación” hallar a otros hombres de saber tan erudito. ¿No indica esto que en realidad todo el sínodo está saturado de la misma opinión liberal, no con las opiniones firmes basadas en la Biblia de los conservadores?

De hecho, esto no debería sorprender a los conservadores que están familiarizados con la teología luterana. ¿Por qué decimos esto? Porque Martín Lutero mismo también empleó una forma de “crítica histórica” en su estudio de la Biblia. Christian Century recuerda a los conservadores:

“Lutero no solo originó este método sino que lo aplicó: muestra esto su crítica de la teología de la Epístola de Santiago, sus dudas acerca de la Epístola a los Hebreos, y sus advertencias acerca del uso de Revelación. Cuando había [lo que Lutero consideraba] un conflicto entre algún pasaje bíblico y el mensaje del evangelio, Lutero declaraba invalidado ese pasaje. En este respecto de ningún modo fue un interpretador literal de las Escrituras.”

Si el hombre cuyo mismísimo nombre lleva el Sínodo de Misuri, Martín Lutero, empleó una forma de “reducción al Evangelio,” ¿no debía esperarse que las ramas de esa misma idea fundamental se insinuarían de algún modo dentro de toda la iglesia? Obviamente. Esto armoniza con lo que Jesús dijo en su Sermón del Monte: “Un árbol bueno no puede dar fruto inservible, tampoco puede un árbol podrido producir fruto excelente.” (Mat. 7:18) Es comprensible pues que las ideas moderadas hayan afectado mucho más a la Iglesia Luterana de lo que los conservadores quisieran reconocer.

Este hecho atemoriza a algunos de los conservadores. ¿Supóngase que los moderados asumieran el control de la iglesia?

¿Tomarán la dirección los moderados?

Si lo hicieran, ¿qué harían los conservadores? Por supuesto, a muchos luteranos del Sínodo de Misuri les agrada pensar que tal cosa sencillamente no puede suceder. Quizás no suceda. Pero los luteranos que están alerta saben que ciertamente es una posibilidad.

Saben que comparativamente solo un puñado de representantes de circuito votan en las asambleas del sínodo acerca de asuntos reglamentarios y autoridad eclesiástica. El resultado de su voto afecta a miles de luteranos. Sin embargo sus votos pueden ser influenciados por otros factores distintos a los de la Biblia o la doctrina. ¿Qué factores?

Bueno, se debe recordar que los pastores, debido a su posición en la iglesia, ejercen una gran influencia sobre la elección de los representantes votantes del circuito. ¿Qué afecta la manera en que estas personas consideran los asuntos importantes de la iglesia? El pastor Tom Baker dice: “En la zona de Saint Louis que tiene 125 pastores, tenemos de 70 a 80 ó 90 de ellos que se inclinan a Seminex, quizás no teológicamente en particular, sino sencillamente porque la mitad de estos profesores del seminario son [sus] parientes.”

Así es que no se puede descartar del todo la posibilidad de que los moderados con el tiempo podrían asumir el control del sínodo. Dice Baker: “Solo se requiere unos pocos circuitos para el control o para la mayoría de votos.” Si eso llegara a suceder, ¿qué harían los conservadores? ¿No tendrían éstos entonces dos opciones?

Baker menciona una elección: “Por supuesto, para mantener su conciencia dentro de una iglesia en particular como ésta uno tendría que estar de acuerdo con la resolución del sínodo.” Pero, ¿no han estado los conservadores llamando a los moderados “incrédulos bíblicos”? ¿Cómo podrían “a conciencia” seguir con los moderados? ¿Y la otra elección?

¡Podrían hacer la mismísima cosa de la cual acusan actualmente a los moderados! Sí, podrían rebelarse en contra de la ‘autoridad eclesiástica,’ posiblemente abandonar la iglesia y formar una nueva, compuesta de una minoría de miembros.

Los luteranos sinceros en el sínodo que leen la Biblia no están ciegos a toda esta confusión doctrinal. Además, observan las normas eclesiásticas y los fuertes choques de personalidad. Pero, el Sínodo Luterano de Misuri también tiene que llegar a captar el sentido de lo que está sucediendo, mirar más de cerca la cuestión. Tienen que darse cuenta de que la situación de Concordia muestra que toda su iglesia está entrelazada con problemas graves.

Los luteranos sinceros del Sínodo de Misuri saben que Dios ha provisto una organización en alguna parte que realmente cree en la verdad de la Biblia. Las Escrituras les aseguran positivamente de eso. (Efe. 4:11-16) Pero, en vista de que cada día la situación se hace más grave en su propio sínodo, muchos de ellos se preguntan: “¿Tendré que buscar en otra parte esa organización aprobada por Dios?”

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