Recompensado el respeto por la santidad de la vida
LA Palabra de Dios revela que la vida del hijo por nacer es preciosa. (Éxo. 21:22, 23) En la actualidad muchos se regocijan de que aprendieron esta verdad vital y actuaron en armonía con ella.
● Esta fue la experiencia de una mujer (no una testigo de Jehová) en Milwaukee, Wisconsin. Siguiendo el consejo de un psiquiatra se internó en un hospital para hacerse un aborto. Varias horas antes que habría de realizarse caminó por el corredor del hospital hasta la sala de espera. Allí entre las revistas vio un ejemplar de ¡Despertad! que contenía un artículo intitulado “Millones que ahora viven nunca nacerán.” Se llevó la revista consigo y volvió a la cama. Precisamente cuando comenzaba a leerla, pasó una enfermera y preguntó: “¿Es usted testigo de Jehová?” Y entonces agregó rápidamente: “Oh, no, no estaría aquí por esto si lo fuera.”
Al terminar de leer el artículo, esta mujer meditó por un rato, se puso en comunicación con su médico y entonces abandonó el hospital sin hacerse el aborto. Al llegar a casa, llamó por teléfono a una familia de Testigos que había conocido, y por medio de ellos se hicieron los arreglos para que ella tuviera un estudio bíblico en su hogar. Está muy contenta de que el consejo de la Biblia impidiera que borrara la vida de su bebé.
● Una mujer en la República Sudafricana tuvo una experiencia similar. A principios de 1972 recibió una inyección para una enfermedad de los riñones. Aproximadamente una semana después descubrió que para esa fecha había estado embarazada. Su médico le recomendó un aborto, afirmando que la inyección haría que el niño naciera horriblemente deformado o imbécil. En vista de su asociación con los testigos de Jehová, la mujer pensó que sería incorrecto someterse a un aborto pero dijo que quería disponer de unos días para pensar en ello. El médico accedió.
La reacción de su esposo fue: ‘¿Por qué no lo consideramos con los testigos de Jehová? Si es incorrecto, entonces no te harás el aborto. Confiaremos en Jehová y él nos dará la fortaleza para amar lo que nazca.’
La esposa consideró el asunto con los Testigos y fue fortalecida y estimulada por sus respuestas bíblicas. Regresó a su médico y le dijo de su decisión de tener el bebé, suceda lo que sucediere. Una mirada de admiración apareció en el rostro del médico y dijo: ‘Eso es ser una mujer valerosa... y yo la apoyaré en el logro de su decisión.’
Durante los siguientes meses los Testigos de la congregación local continuaron estimulando a este matrimonio, que permaneció calmadamente determinado a hacer lo que era correcto. Finalmente nació una niña, perfectamente formada en todo sentido. ¡Qué tiempo de regocijo fue para ellos! Dijo el esposo: “¡Y pensar lo que nos hubiéramos perdido si no hubiésemos hecho lo correcto!”
Seguramente puede haber una excelente recompensa aun ahora por actuar en armonía con el punto de vista de Dios respecto a la vida.