BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • g74 8/12 págs. 24-26
  • Misioneros llevan buenas nuevas a zonas que no han recibido el mensaje

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • Misioneros llevan buenas nuevas a zonas que no han recibido el mensaje
  • ¡Despertad! 1974
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • Las buenas nuevas producen cristianos genuinos
  • Provisiones y requisitos
  • Evangelizando en las islas de la Micronesia
  • Los misioneros fomentan el aumento mundial
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
  • Misioneros del Reino de Dios que domina
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1959
  • Se insta a misioneros a ‘trabajar con Dios’
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1974
  • Quiénes hacen discípulos verdaderos hoy día
    ¡Despertad! 1994
Ver más
¡Despertad! 1974
g74 8/12 págs. 24-26

Misioneros llevan buenas nuevas a zonas que no han recibido el mensaje

LA CLASE 57 de la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower contaba con solamente veinticinco estudiantes. No obstante, en sus ejercicios de graduación en Queens, en la ciudad de Nueva York, el domingo 8 de septiembre, aproximadamente 2.000 parientes y amigos estaban presentes. ¿Por qué tanto interés en un grupo tan pequeño?

Es debido a lo mucho que han logrado los más de 5.000 graduados que la Escuela ha enviado desde su establecimiento en 1943. Estos graduados, sirviendo como misioneros, han contribuido mucho a esparcir las actividades de los testigos de Jehová, particularmente en lo que respecta a comenzar nuevos campos en las partes remotas de la Tierra.

Antes que la Escuela comenzara a enviar misioneros en 1943, no había testigos de Jehová en muchos países de la América del Sur, Asia, África, y en centenares de islas del mar. Como un ejemplo de cuán fructífera ha sido la obra misional, en tan solo cinco de esos países de la América del Sur ahora hay más de 30.000 Testigos activos.

Esta excelente obra de parte de los misioneros que han precedido a los que se graduaban fue recordada en las palabras finales de consejo dadas por los instructores de la Escuela y otros oradores. N. H. Knorr, presidente de la Escuela, animadoramente señaló que al declarar las buenas nuevas fielmente, los misioneros están ‘trabajando junto con Dios.’—2 Cor. 6:1.

Las buenas nuevas producen cristianos genuinos

La obra del misionero es la de un “evangelizador,” es decir, un mensajero de las buenas nuevas del reino de Dios por medio de Jesucristo. Y esto es verdaderamente buenas nuevas, porque hablan del gobierno que dominará la Tierra por mil años, para traer a la humanidad salud, vida y perfección.—Rev. 20:4-6; 21:3, 4.

Estas verdaderas buenas nuevas producen cristianos genuinos. No son cristianos de “arroz,” “comprados” con cosas materiales, como se llama a los que encargan la crianza de sus hijos a los establecimientos misionales de la cristiandad para que éstos los críen a cambio de alimento. Los que oyen las verdaderas buenas nuevas reciben sustento espiritual. Llegan a saber que han sido comprados por la sangre de Jesucristo. (1 Ped. 1:18, 19) A menudo de formas idolátricas muy degradadas, cambian a vidas honradas y limpias, personas temerosas de Dios, y entonces, a su vez, relatan las buenas nuevas a otros.—Col. 3:5-10.

Provisiones y requisitos

Los misioneros que envía el cuerpo gobernante de los testigos de Jehová reciben un ‘hogar misional,’ comidas, y una pequeña mesada. Dedican 150 horas o más cada mes para declarar las buenas nuevas de casa en casa y estudiar la Biblia gratuitamente con las personas que desean conocer a Dios y sus propósitos. No esperan que la gente vaya a ellos para servirles. Ellos sirven a la gente.

En algunos sitios se asigna a los misioneros a fortalecer congregaciones ya existentes. Algunos se envían como ministros viajeros. Pero es en comenzar la obra en territorio donde las buenas nuevas no han sido predicadas que el deseo de ellos para ayudar a la gente recibe su más dura prueba.—Rom. 15:20, 21.

Evangelizando en las islas de la Micronesia

La experiencia de un matrimonio de misioneros asignado al grupo de islas de la Micronesia es una buena ilustración de la obra misional. También muestra que Dios está apoyando esta obra evangelista.

Al llegar a su asignación este matrimonio halló una casa para alquilar para su ‘hogar misional.’ No había conveniencias modernas... solamente lámparas y un hornillo que utilizaban gasolina; el agua de lluvia era recogida en grandes barriles de combustible, un excusado fuera de casa y un servicio de correos semanal. Era necesario vigilar constantemente y controlar por medio de trampas, rocíos de aerosol y mosquiteros a las sabandijas comunes a las zonas tropicales.

No había libro de texto o diccionario en el idioma que tenían que aprender. Sin embargo, fue un deleite encontrar que las Escrituras Griegas Cristianas (o el “Nuevo Testamento”) y los Salmos habían sido traducidos al idioma principal de las islas.

A puro esfuerzo en predicar de choza en choza, por medio de sermones cortos que tenían escritos y con la ayuda de la gente, gradualmente aprendieron el idioma. La gente se impresionó favorablemente por el hecho de que los “extranjeros” los visitaran en sus hogares. No estaban acostumbrados a esto de parte de los misioneros de las religiones de la cristiandad que estaban allí.

Estos misioneros tenían que vivir en medio de las condiciones más primitivas de vida, junto con los peligros del mar y de tierra a medida que visitaban las diversas islas pero fueron ricamente recompensados. Comenzando en 1965, establecieron una congregación para 1968. Construyeron un excelente Salón del Reino con madera de la selva y arena del mar. Para 1971 la congregación estaba lo suficientemente fuerte para encargarse de sí misma y de las islas circundantes, de modo que los misioneros recibieron una nueva asignación. Para 1973 había más de cien personas participando en la proclamación de las buenas nuevas en este grupo de dos islas montañosas y en ocho pequeños atolones que estaban esparcidos en más de 420 kilómetros cuadrados del océano Pacífico.

Las experiencias de otros misioneros son tan variadas como el número de los muchos países en los que ellos trabajan. Un misionero en las Antillas visitó una pequeña isla. No había hoteles ni posadas. Después de mucho buscar, halló un cuarto vacío y un catre del ejército. En una tienda pequeña compró un poco de queso y galletitas y té. Así es que para desayuno él comía queso y galletitas y té, para el almuerzo queso y galletitas y, para variar, una bebida fría. (La isla no tenía electricidad, solamente refrigeradores operados por medio de kerosene.) Para su cena volvía a comer el queso y las galletitas y el té.

La gente de la isla, aunque decían ser cristianas, eran muy reservadas en su actitud hacia el misionero. Pero en el transcurso de su predicación de casa en casa decidió leer el texto bíblico de Hebreos 13:2 a varias mujeres en un hogar. Este dice: “No olviden la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron a ángeles.” El misionero se dio cuenta de que este texto parecía haberlas impresionado fuertemente.

Durante el resto de su estancia de una semana varias personas vinieron al lugar del misionero trayendo comidas, más de lo que el misionero podía comer. Esas personas de corazón sencillo no querían que su afirmación de ser cristianas fuera considerada como una mera pretensión.

En otra isla pequeña los habitantes fueron diferentes. Ellos le dieron importancia al alimento espiritual y a su necesidad de éste. Escuchaban de buena gana lo que decía el misionero. Durante su visita de tres días, además de mucha literatura bíblica, aceptaron veintitrés suscripciones a las revistas La Atalaya y ¡Despertad! Por este medio recibirán esta buena información bíblica con regularidad hasta la próxima visita del misionero.

Por lo tanto, por medio de la buena obra de los misioneros, “aquellos a quienes no se les ha hecho anuncio acerca [de Cristo] verán, y los que no han oído entenderán.”—Rom. 15:21.

[Ilustración de la página 24]

La clase graduanda 57 de la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower

En la lista que sigue, las filas están numeradas desde el frente hacia atrás y los nombres alistados de izquierda a derecha para cada fila.

(1) Davies, M.; Davis, L.; Moy, J.; Cairsn, D.; Wentworth, S.; Alderson, R.; Lange, H.; Wierutsch, G. (2) Parczany, D.; Davis, W.; Tewolde, G.; Candee, L.; Wentworth, J.; Alderson, P.; Krenicki, B.; Wierutsch, H. (3) Lange, P.; Pijanowski, R.; Krenicki, J.; Faller, A.; Cairns, J.; Davies, E.; Burton, J.; Knaack, T.; Grafton, R.

[57th Class September 1974]

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir