Año de Independencia de Papuasia Nueva Guinea... 1975
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Papuasia Nueva Guinea
¡DESDE una tierra inculta de tribus guerreantes a una nación independiente en menos de cien años! Esta es la historia de la aparición de Papuasia Nueva Guinea en el mundo moderno. Los esfuerzos de los edificadores de la nación fueron culminados el 16 de septiembre de 1975 cuando se izó la bandera de Papuasia Nueva Guinea en la capital del país, Port Moresby, en lugar de la bandera australiana.
Hacía días que los invitados oficiales habían estado llegando de Australia, Singapur, las Filipinas, Indonesia y otras islas del Pacífico. La monarquía británica fue representada por el príncipe Carlos, mientras que el gobernador general y el primer ministro de Australia y muchos miembros del Parlamento Australiano estuvieron presentes para ver la transferencia final de poderes de Australia al nuevo gobierno.
Régimen colonial primitivo
Así terminó un período de régimen colonial que había comenzado a mediados del decenio 80 del siglo pasado cuando la Alemania imperial se había apoderado de 181.300 kilómetros cuadrados de la sección norteña de la isla grande y 600 islas menores, y los llamó Neu Guinea. Una empresa comercial llamada la Neuguinea Kompagnie recibió los derechos y también las responsabilidades de gobernar por cuatro años. Pero en 1899, el gobierno alemán volvió a tomar el control, y con el tiempo Nueva Guinea fue unida a las posesiones alemanas Micronesia y las islas Marshall, y el centro administrativo fue establecido en Rabaul en la isla de Nueva Bretaña.
Esta actividad tan próxima a las costas de sus colonias australianas alarmó a los británicos, de modo que izaron su bandera nacional sobre la sección meridional de la isla principal, unos 234.395 kilómetros cuadrados, incluso islas cerca de la costa. Port Moresby era la capital en el litoral meridional. Cuando se estableció un gobierno federal en Australia en 1901, se transfirió a Australia el control de Nueva Guinea Británica, o Papuasia, como vino a llamársele.
Después de la I Guerra Mundial, cuando Alemania tuvo que entregar sus colonias, la sección norteña, Nueva Guinea, también fue asignada a Australia, como un territorio bajo su administración, esto por la Sociedad de las Naciones. En 1937, cuando una severa erupción volcánica casi acabó con el pueblo de Rabaul, se tomó la decisión de mudar la capital a Lae, en la costa norteña. Sin embargo, este cambio fue interrumpido por el comienzo de la II Guerra Mundial y la invasión subsiguiente de las fuerzas japonesas.
Progreso hacia la independencia
De modo que tanto Papuasia como Nueva Guinea vinieron a estar bajo el cuidado de una administración militar hasta 1945. Entonces se decidió unir el fideicomiso de Nueva Guinea y la posesión australiana de Papuasia para formar el Territorio de Papuasia y Nueva Guinea bajo un administrador y gobierno central situados en Port Moresby. En ese mismo año, 1945, el Sr. Ward, el miembro del gobierno laborista de Australia encargado de los asuntos de Papuasia Nueva Guinea, declaró que su gobierno tenía como plan de acción “mayor participación de los nativos en la riqueza de su país y, con el tiempo, en su gobierno.”
El progreso hacia la autonomía realmente cobró ímpetu en la década de los años 60, especialmente cuando en 1961 se estableció un nuevo Consejo Legislativo cuya mayoría de miembros eran elegidos, un 50 por ciento de ellos nativos de Papuasia Nueva Guinea.
En 1964, el Consejo Legislativo llegó a ser la Cámara de Asamblea. Empezaron a desarrollarse partidos políticos, y resoluciones adoptadas en la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1965 a 1967 le pidieron a Australia que fijara fechas como metas para la autodeterminación e independencia de Papuasia Nueva Guinea. Un gobierno de coalición, formado por el Sr. Michael Somare, llegó al poder en 1972. Poco después se formó una Comisión de Planificación Constitucional. En septiembre de ese año se fijó la fecha del 1 de diciembre de 1973 como meta para la autonomía. A pesar de la oposición de ciertos conservadores, se logró cumplir esta fecha y el gobierno de Papuasia Nueva Guinea tomó el control de casi todo menos la defensa y los asuntos exteriores. Después de mucha discusión, por fin se fijó el 16 de septiembre de 1975 como el Día de la Independencia de Papuasia Nueva Guinea.
Preparaciones
Antes de la independencia, Papuasia Nueva Guinea ya tenía su propio banco comercial, su propia línea aérea, Air Niugini, y muchos nativos de Papuasia Nueva Guinea estaban trasladándose a puestos de influencia en departamentos de gobierno y de empresas particulares. También se había establecido una fuerza de defensa, con soldados, marineros y aviadores.
A mediados de 1975 la excitación aumentó a medida que aceleraban las preparaciones. Se oían algunas voces de disidentes. En la isla de Bougainville rica en cobre, ciertos líderes se atrevieron a declarar unilateralmente la independencia de Bougainville del resto de Papuasia Nueva Guinea. Papuasia también tiene su propio movimiento separatista, Papua Besena (la Nación de Papuasia). Sus miembros adoptaron una declaración unilateral de independencia para Papuasia aun más temprano.
A principios de septiembre se inició un tremendo programa de limpieza y construcción del último momento en Port Moresby. En Waigani, la zona del nuevo centro administrativo de la ciudad, todavía faltaba completar el paseo de Independencia, y estaban acelerando varios otros proyectos.
Celebraciones de la Independencia
Beneficiándose de la experiencia que había obtenido en el Día de Autonomía y otros días de fiesta, el gobierno prohibió la venta de bebidas alcohólicas durante los días de celebrar la Independencia. La tranquilidad que reinó durante todo el período elogió su acción precavida.
Entonces se aceleró la actividad. La ciudad empezó a tener un aspecto festivo a medida que pabellones de colores brillantes y emblemas del ave de paraíso empezaron a brotar de los edificios, oficinas y hasta de los postes de farol de las calles. En todas partes de la ciudad se arreglaron exhibiciones de las artes de Papuasia Nueva Guinea. Aunque el objeto de las exhibiciones era el de dar a los visitantes una idea del estilo de vida de allí, el caso es que muchos residentes locales las contemplaron fascinados por algún aspecto de la vida o trabajo que actualmente está desapareciendo de la escena. Aeronaves especiales empezaron a llegar. Se dio la bienvenida a los visitantes. Los hoteles de la ciudad se llenaron. La policía emprendió su deber, estacionándose a intervalos de 25 metros por lo largo de las rutas que tomarían los dignatarios visitantes. Sin embargo, por lo general, el papel que la policía desempeñó fue solo el de espectadores.
En vísperas del Día de la Independencia, miles de personas se reunieron en el Estadio Sir Hubert Murray, un lugar que los Estudiantes de la Biblia Cristianos usan cada año para sus asambleas, y allí al bajar el Sol la ceremonia de abatir la bandera australiana se verificó por última vez en Papuasia Nueva Guinea. Los miles de concurrentes observaron en silencio cuando el gobernador general electo de Papuasia Nueva Guinea, sir John Guise, entregó la bandera al gobernador general de Australia, sir John Kerr. Entonces se produjo una nota más ligera, pues la banda de la guardia civil de Papuasia y las del Regimiento de las islas pacíficas y de un buque de guerra visitante de la R.A.N. se habían reunido en masa. Estos músicos tocaron una gran variedad de melodías, entre ellas baladas de las regiones montañesas de Escocia y una canción de la II Guerra Mundial originaria de Papuasia llamada “Raisi,” que reflejaba el deseo vehemente que tenían de comer alimento tradicional las tribus cerca de la capital, ya cansadas de la dieta de arroz impuesta por la guerra.
Cuando se pasó de la medianoche, la aurora de la independencia en Papuasia Nueva Guinea fue saludada con discursos pronunciados por el primer ministro, el Sr. Michael Somare, y el gobernador general, y con un saludo de ciento un tiros disparados por el buque de guerra naval en el puerto. Se podía ver el resplandor de los fuegos artificiales proyectados en las colinas que cercan el puerto. Para algunos, las celebraciones continuaron hasta las horas tempranas de la mañana.
En el Día de la Independencia el príncipe Carlos abrió el Parlamento en la antigua Cámara de la Asamblea, ocasión en que leyó un mensaje de la reina Isabel II, cabeza oficial del Estado de Papuasia Nueva Guinea. Después de haberse izado la bandera de Papuasia Nueva Guinea en la colina de la Independencia en Waigani, el príncipe Carlos descubrió una placa señalando el lugar que habrá de ocupar la nueva Cámara del Parlamento. En lo alto volaban los aviones de las fuerzas australianas y de Papuasia Nueva Guinea.
¿Y ahora?
Una vez terminadas las celebraciones, fue muy apropiada la nota que sonó el nuevo primer ministro en su primera entrevista con los periodistas. Dijo: “Ahora que tenemos una nueva nación hay que ser hombres para la tarea y ponernos a trabajar. Desde hoy en adelante debemos pensar más en fiarnos de nosotros mismos que en depender de otros.”
Más temprano en el año se había completado el trabajo de redactar la constitución, y ésta fue adoptada aun antes del Día de la Independencia. Incluye la garantía de quince derechos y libertades fundamentales, entre ellas la libertad de conciencia, pensamiento y religión, la libertad de expresión y publicación y la libertad de asamblea. También estipula que haya un “ombudsman,” o sea un defensor público de personas a quienes les parece que los oficiales las han tratado injustamente. Todos los cristianos sinceros de ese país esperan que se pueda seguir disfrutando de esas excelentes garantías.
Los más de 1400 testigos de Jehová que viven en Papuasia Nueva Guinea ya tienen establecida la reputación de ser trabajadores enérgicos. Utilizan sus talentos sabiamente para mejorarse y para ayudar a otros en la comunidad a mejorar, una obligación que la nueva constitución reconoce.
Estos Testigos han apreciado la libertad que el gobierno les ha concedido para practicar su religión tanto antes como después de la independencia. Continuarán enseñando a la gente en toda parte del país acerca del tiempo en que los hombres de diferentes naciones podrán unirse y para siempre gozar en paz de la compañía unos de otros bajo el reino de Dios mediante Su Hijo.