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¡Despertad! 1976
g76 8/5 pág. 25

Piense en sus huesos

¿HA PENSADO usted en qué maravillosa obra son los huesos dentro de su cuerpo? Reflejan el diseño y la obra de las manos del Creador mismo. Uno de los bioingenieros más eminentes del mundo, el Dr. John Lenihan, al considerar los requisitos que los huesos del cuerpo humano tienen que llenar, dijo recientemente:

“Los huesos, que son el elemento básico del esqueleto, tienen que ser rígidos pero no demasiado rígidos, puesto que es mejor que cedan hasta cierto grado y no romperse bajo presión. Las fuerzas que probablemente actúen sobre un hueso, o sobre cualquier material de construcción, son de dos clases principales, compresión y tensión. Cargue una valija pesada y los huesos del brazo son puestos bajo tensión. Baje una escalera a saltos y los huesos de las piernas son puestos bajo compresión.”

Pero, ¿qué hay acerca de sus huesos? ¿Satisfacen los requisitos? El Dr. Lenihan continuó:

“Algunos materiales, como la piedra, son fuertes en compresión pero débiles en tensión. Por otra parte, la madera es fuerte en tensión pero débil en compresión, particularmente cuando se aplica la fuerza en la dirección de la veta. Por supuesto es posible hallar materiales como el acero que son bastante fuertes tanto en compresión como en tensión... pero la especificación para el hueso es más exigente, porque tiene que ser muy liviano; el peso total de los doscientos y tantos huesos en el esqueleto es menos de 10 kilos. Los métodos por los cuales se ha logrado la combinación de ligereza y fortaleza en el esqueleto es algo que los ingenieros solo ahora comienzan a comprender e imitar.”

¿Es eso todo lo que se puede decir acerca de sus huesos? No; hay mucho más que se puede apreciar acerca de su diseño y capacidad singulares. El Dr. Lenihan agregó: “Otra cosa importante que se exige del hueso es que mantenga su función mientras crece. Cuando un par de zapatos se hacen demasiado chicos los tiramos y compramos otro par. Sin embargo, los huesos del pie crecen constantemente por dieciocho o veinte años y hacen su trabajo normal durante todo ese período.”

Eso no es todo. “En tercer lugar un hueso tiene que poder sanarse a sí mismo. Si en una máquina se rompe un eje, lo sacamos y colocamos un eje nuevo en su lugar. Pero si se rompe un hueso esperamos que se repare a sí mismo y, después de un tiempo, que quede tan bueno como nuevo. Finalmente, los huesos tienen que poder articularse, es decir, encajar libremente uno contra otro para que se pueda trasmitir la fuerza y el poder. En las articulaciones donde se unen los huesos tiene que haber lubricación automática.”

Después de describir las especificaciones necesarias para nuestro sistema estructural interno, el Dr. Lenihan dijo en conclusión: “El material que cumple con esta difícil especificación está hecho de un modo que ningún ingeniero, químico o científico en materiales jamás pudiera haber inventado.” Pero Dios lo hizo. Él nos dio los huesos.—Job 10:11.

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