El arte de pronosticar el tiempo
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Honduras
PROBABLEMENTE cada día usted escucha un pronóstico del tiempo. Casi todo lo que uno hace es afectado por el tiempo. ¿Se ha preguntado alguna vez cómo es posible predecir algo tan variable como el tiempo?
Por otra parte, ¿por qué es que el meteorólogo se equivoca tan a menudo? A fin de comprender la tarea del meteorólogo, tenemos que comprender algo de la naturaleza del tiempo, y lo que causa el tiempo.
Por encima de la superficie de la Tierra, la atmósfera se extiende por cientos de kilómetros en el espacio. Pero en esta consideración solo nos interesa la capa inferior, de unos nueve a catorce kilómetros de espesor, llamada la “troposfera.” Esta capa contiene unos cinco mil billones de toneladas de aire, y es dentro de esa capa que se produce todo lo relacionado con el tiempo. Hay tres principales propiedades de la atmósfera implicadas en el tiempo... la temperatura, la presión y la humedad.
Temperatura
La causa fundamental de todo el tiempo es el calentamiento desigual de la atmósfera por los rayos solares. Esto ocurre porque la atmósfera misma es transparente y absorbe directamente muy poca energía de la luz solar. Los rayos solares pasan a través de ésta hasta la superficie de la Tierra, donde son reflejados o absorbidos, a diferentes grados. El agua refleja más luz, y la tierra, especialmente la tierra oscura, absorbe más. Si la superficie absorbe mucha, se calienta. Si refleja mucha, permanece más fría.
Las regiones ecuatoriales reciben más calor porque los rayos del Sol dan verticalmente. En las regiones polares, dan oblicuamente, de modo que la energía de calor en un “manojo” igual de rayos se esparce sobre una zona más extensa. Además, la capa de nieve que se halla en los polos refleja la mayor parte de la luz solar. Por lo tanto, hace más frío en los polos. Las diferencias de temperatura causadas por este proceso, llamado “insolación,” ponen en marcha una cadena de consecuencias que produce la gran variedad en nuestro tiempo.
Presión
Un factor importante son los cambios en la presión. Puesto que el aire a una temperatura más alta es menos denso que el aire más frío sobre otra zona, sube. Este movimiento, a su vez, genera diferencias de presión entre zonas diferentes.
Un barómetro, que mide el peso de la atmósfera arriba de él, muestra una presión más baja debajo de una columna ascendente de aire caliente, el cual desplaza al aire más frío, relativamente más denso arriba de él. Por otra parte, una columna descendente de aire frío causa una presión más alta debajo de ella. La diferencia de presión en la superficie hace que sople un viento de la región de la presión más alta hacia la de presión más baja. Es algo parecido a lo que sucede cuando se abre un extremo de un globo inflado. El aire de presión alta adentro se apresura a salir a la zona circundante de presión más baja. Cuanto mayor es la diferencia de presión, más fuerte es el viento. Este principio opera en una escala global.
El aire caliente cerca del ecuador se eleva y se mueve hacia los polos. A su vez, el aire polar más frío es atraído hacia abajo, hacia el ecuador. La rotación de la Tierra desvía estas corrientes en vientos dominantes orientales y occidentales a diferentes latitudes y altitudes.
Estos movimientos globales de las masas de aire en diferentes direcciones generan movimientos de turbulencias en que las corrientes principales se rozan unas con otras. Hay efectos adicionales que provienen de la topografía... los contornos irregulares de los continentes y los modelos complejos de las montañas y planicies, desiertos y bosques.
Humedad
A medida que las masas de aire se mueven a través de la superficie de la Tierra, recogen agua. La mayor parte de ésta es vapor de los océanos, pero un poco proviene de la tierra húmeda. Puesto que el aire caliente tiene mayor capacidad de humedad, las masas de aire atraídas hacia las zonas de presión baja tienen relativamente mayor humedad. El hecho de que el vapor de agua pesa menos que un volumen equivalente de aire seco contribuye aún más a la ligereza de las columnas de aire caliente que ascienden en las zonas de presión baja.
¿Qué sucede cuando el aire húmedo sube? Disminuye la presión sobre éste, se expande y se enfría. Cuando la temperatura cae al nivel en que se satura el aire, el agua comienza a condensarse en gotas o cristales de hielo, formando nubes. De éstas, puede caer la lluvia o la nieve. El aire, así secado, desciende en zonas de presión alta, produciendo un tiempo claro.
El mapa meteorológico
Los meteorólogos anotan las propiedades variables del aire que son temperatura, presión y humedad. En cada estación meteorológica hay instrumentos para medir todas éstas. El meteorólogo también estudia la dirección y velocidad del viento, la naturaleza de las nubes, la visibilidad, si es que está o ha estado lloviendo o nevando, y cuánto.
Esta información se organiza para compararla con las indicaciones de otras localidades. Para facilitar esto, todas las estaciones meteorológicas tienen una hora fija según el tiempo medio de Greenwich para reunir la información necesaria.
El observador tiene que tener en cuenta que la presión barométrica disminuye con la altitud bajo condiciones de tiempo constantes. De hecho, la diferencia aun en una altitud de 305 metros es mayor que la diferencia causada por cambios en el tiempo. Así es que se aplica una corrección a las indicaciones que se recogen en cada estación, para ponerlas todas sobre una base común, como si se tomaran al nivel del mar.
Con la ayuda de esa información detallada proveniente de las estaciones meteorológicas de una zona amplia, el meteorólogo traza un mapa en un “lenguaje” especial creado por la Organización Meteorológica Mundial. En este lenguaje la información aparece como números en vez de palabras, haciendo posible su trasmisión entre barcos en alta mar y estaciones terrestres en varios países sin precisarse una traducción. Entonces se trazan los mapas meteorológicos con líneas curvas irregulares que se llaman “isobaras” que enlazan a los lugares que informan la misma presión. Algunas de estas líneas forman curvas cerradas alrededor de regiones que por ello se identifican como zonas de presión baja o alta o, para abreviar, “altas” y “bajas.” Esto le brinda al meteorólogo un buen cuadro del tiempo a la hora de las observaciones.
El pronóstico del tiempo
Sin embargo, el discernir lo que es el tiempo en un momento dado es una cosa; el decir lo que será mañana o varios días más adelante es algo completamente diferente. Esto requiere examinar una cantidad de mapas trazados por un período de tiempo. Puesto que cada mapa es como una fotografía que señala el tiempo en un momento dado, al poner en orden varios mapas el meteorólogo observa una “película” de movimientos atmosféricos. Basado en los cambios más recientes de las bajas y las altas, señala su probable posición para mañana. Así puede obtener una buena idea de cómo cambiará el tiempo en el futuro inmediato.
En vista del complejo equipo actual y el conocimiento científico, ¿a qué se debe que los pronósticos del tiempo sean incorrectos tan frecuentemente? ¿Por qué a veces no pueden prever los meteorólogos las tormentas devastadoras que causan ingentes daños a la propiedad y pérdida de vida?
Es importante comprender que el meteorólogo solo puede observar lo que está sucediendo y decirnos lo que él cree que sucederá a continuación, pero no puede controlar las condiciones meteorológicas. No podemos esperar, debido a la naturaleza de su tarea, una exactitud absoluta. Por ejemplo, puede predecir lluvias en una zona determinada. Pero a menudo éstas son manifestaciones locales. Una localidad puede experimentar una lluvia fuerte, y otra, a solo unos cuantos kilómetros de distancia, puede permanecer perfectamente seca.
Y hay otros factores inpronosticables. Tal como existen corrientes diferentes a varias profundidades del mar, también la atmósfera tiene vientos y masas de aire diferentes a distintas alturas que influyen unos sobre los otros. Los mapas de las alturas superiores contienen menos detalles, haciendo difícil saber por adelantado el efecto que estas condiciones más remotas tendrán en nuestro tiempo.
Al desarrollar su pronóstico, el meteorólogo tiene que hacerse tales preguntas como: ¿Continuará mañana este centro de presión baja a la misma velocidad? ¿O pudiera ir más despacio, o desviarse? ¿Hay alguna indicación de que la perturbación se está debilitando y pudiera desaparecer? ¿Pudiera el acercamiento de la “baja” a una “alta” estacionaria interferir con ésta? ¿Cuál probablemente prevalecerá?
Sin embargo, lejos de ser sencillamente un asunto de conjeturas, el pronosticar el tiempo es un arte para el cual hay que tener conocimiento detallado y habilidad. Su meteorólogo ciertamente puede ayudarlo a planear sus actividades por adelantado, pero no puede garantizar qué clase de tiempo hará. Y ahora usted sabe el porqué. Hay muchos factores que están más allá de su control.