¡El asombroso fluido dentro de usted!
MUCHOS individuos se sienten incómodos y algunos hasta sienten náuseas ante la sangre. ¿Le pasa eso a usted? Quizás quiera que su sangre esté ‘bajo su piel’ es decir, en sus vasos sanguíneos donde debe estar. ¡Cuánta razón tiene! Allí es donde pertenece, porque allí es donde le sirve a usted cada segundo. Usted está vivo gracias a su sangre. Pero, ¿qué es precisamente su sangre? ¿Conoce sus componentes? ¿Cómo le sirve a usted? ¿Por qué es su sangre peculiarmente su sangre?
Lo que es
Usted ha visto su sangre, posiblemente con más frecuencia de la que hubiera preferido. Tal vez a usted le parezca que solo es un fluido rojo. Pero observe lo que la Encyclopædia Britannica (1974) dice acerca de la sangre:
“La sangre tiene una estructura casi increíblemente compleja, y muchos componentes participan en sus actividades funcionales, a menudo de un modo intrincado y poco comprendido.”
En algunos sentidos se podría ilustrar su sangre por un vaso de limonada helada. Básicamente, la limonada es agua en la cual se ha mezclado o disuelto jugo de limón y azúcar. Además, en el líquido flotan algunos trozos de hielo y pulpa de limón. Su sangre es similar. Es una mezcla compleja de dos partes básicas. La parte mayor es el fluido o plasma. El 91,5 por ciento es agua, pero contiene cientos de elementos químicos y componentes solubles, como hormonas, azúcar, sales, colesterol, proteínas, minerales y así por el estilo. La otra parte básica de su sangre son los “sólidos,” o elementos formados que son transportados en el plasma.
Su sistema sanguíneo en conjunto y también las partes individuales que lo componen realizan una gran variedad de funciones importantes. ¿Está usted enterado de algunas de éstas? Bueno, a medida que analicemos los componentes de la sangre esté alerta para notar las seis funciones principales de este complejo fluido.
Sus glóbulos rojos
¿Se ha preguntado alguna vez por qué su sangre es roja? Eso se debe a los glóbulos rojos (eritrocitos) en su sangre. En un milímetro cúbico, aproximadamente del tamaño del punto sobre la “i,” el hombre tiene unos cinco millones de glóbulos rojos. Si usted es una mujer tiene aproximadamente medio millón menos. Cada glóbulo rojo es un diminuto disco bicóncavo. No se pueden ver a simple vista, porque se requiere unos 1.280 glóbulos colocados lado a lado para llenar un centímetro.
Sin ningún esfuerzo consciente de su parte, usted constantemente está formando estos importantes glóbulos rojos en la médula ósea de sus costillas, cráneo y vértebras. ¿Por qué? Bueno, porque cada segundo aproximadamente 1.200.000 de éstos se desgastan y son removidos por su bazo e hígado. No obstante, el hierro y otros materiales importantes de sus glóbulos rojos desgastados se usan de varios modos, incluso en la fabricación de las células nuevas.
Sin embargo, ¿qué hacen sus glóbulos rojos durante su vida que dura aproximadamente cuatro meses? La respiración es su función principal. Usted quizás asocie la respiración con sus pulmones. Sin embargo, ¿cómo llega desde sus pulmones a los 60 billones de células en su cuerpo el oxígeno en el aire que usted respira? Sus glóbulos rojos se ponen a la altura de las circunstancias. En sus pulmones cada glóbulo rojo recoge oxígeno, así como un camión podría recoger una carga en un depósito. El glóbulo rojo contiene una proteína rica en hierro que se llama hemoglobina que se oxida o “herrumbra,” por decirlo así, en sus pulmones, es decir, se une con el oxígeno, poniéndose rojo vivo. Entonces sigue un viaje rápido para repartir esto a los clientes, sus células corporales. De sus pulmones la sangre se apresura a su corazón, donde obtiene un fuerte empujón que la transporta progresivamente a través de arterias más pequeñas hasta que llega a los diminutos capilares por todo su cuerpo. Al pasar cada glóbulo rojo uno tras otro por el vaso capilar, rápidamente entrega su carga de oxígeno y hace su recolección para el viaje de regreso. Entonces sus células corporales “queman” el oxígeno y los nutrientes para producir energía para mantener el calor de su cuerpo y para que pueda moverse y pensar. Así es que en el breve paso por los capilares la sangre reparte oxígeno y recoge el derivado anhídrido carbónico, el cual es llevado de vuelta a sus pulmones para que lo expelan.
Durante un análisis de sangre su médico verifica si usted tiene o no una cantidad normal de glóbulos rojos saludables. Una escasez de éstos indica anemia. Si eso existe, podría significar que usted necesita más alimentos con contenido de hierro en su dieta. Pero una cuenta baja de glóbulos rojos también alerta a su médico a investigar si posiblemente esté perdiendo sangre internamente, como de una úlcera hemorrágica. O una deficiencia grave podría ser causada por algún problema en su médula. En cualquier caso, la condición se debería investigar cuidadosamente, porque no se conoce ningún sustituto para los glóbulos rojos en su función de llevar oxígeno a las células de su cuerpo.
Glóbulos blancos
Quedan eclipsados por sus compañeros rojos, en cantidad si no en importancia, los glóbulos blancos de su sangre (leucocitos), de los cuales hay unos 5.000 a 10.000 en cada milímetro cúbico de sangre. Estos, a diferencia de los glóbulos rojos, son capaces de movimientos independientes. Se pueden mover a donde se les necesite, sea dentro de la corriente sanguínea o fuera de ésta. Dicho sencillamente, su tarea crucial es la defensa. Sí, constantemente están salvándole la vida.
Usted tiene varias clases de glóbulos blancos. Dos variedades, los granulocitos y los monocitos, sirven de “policías” siempre vigilantes dentro de usted. Accidentalmente usted pudiera rasparse el brazo, dejando que entren en su cuerpo microbios peligrosos. Inmediatamente estos “policías” se ponen sobreaviso. Pueden pasar a través de las paredes de sus capilares y englobar los microbios invasores, digeriéndolos con potentes enzimas. El pus que se forma en el lugar de una infección le indica a uno que están haciendo su trabajo, porque el pus consiste principalmente de glóbulos blancos y microbios derrotados. Los glóbulos blancos también responden si usted tiene una infección dentro de su cuerpo, como apendicitis. De hecho, un modo en que su médico puede confirmar la gravedad de enfermedades como ésa es por medio de verificar la cuenta de sus glóbulos blancos. Si ésta es elevada, indica que sus glóbulos blancos están reuniéndose para combatir una infección aguda.
Otra clase de glóbulos blancos, sus linfocitos, tiene que ver con el que usted desarrolle inmunidad y en que adquiera resistencia contra las infecciones. De algún modo reconocen lo que es parte de su cuerpo y lo que es ajeno. Por ejemplo, si se injerta piel de una parte de su cuerpo a otra parte, probablemente se adhiera y sobreviva. Pero si la piel es de otra persona, los linfocitos emigran a la zona, reconocen que “esto no me pertenece” y comienzan a rechazarlo. También tienen una “memoria” que le ayuda a usted a ser inmune a diferentes enfermedades.
Sus plaquetas
Imagínese lo que sería tratar de llevar agua en un cedazo. Si no fuera por sus plaquetas, sería igualmente difícil mantener la sangre dentro del sistema circulatorio. Una plaqueta es un pequeño disco de forma irregular, incoloro y flexible de materia celular. ¿Suena poco impresionante? Bueno, lo que sus plaquetas hacen sí es impresionante. Si usted se corta, en segundos las plaquetas se adhieren a la zona afectada y una a la otra. De este modo taponan la herida y detienen el flujo de sangre. ¿Qué “cemento” provoca que hagan esto en una herida pero no en su corriente sanguínea? Allí tiene otro profundo misterio. Además, éstas sueltan factores que estimulan la formación de un coágulo más duradero.
Si nuestra sencilla consideración de los “sólidos” o elementos formados de su sangre lo ha impresionado con su importancia, ¿qué se puede decir de su plasma, la parte líquida que compone el 55 por ciento de su sangre en volumen?
El otro 55 por ciento
¡Una comida sabrosa es una delicia! Pero una vez que haya digerido el alimento es preciso que llegue a las células para que le sea de provecho al cuerpo. Silenciosa pero eficientemente su plasma sanguíneo hace el trabajo, proveyendo así alimentación para cada célula en su cuerpo. Reparte hidratos de carbono, grasas, proteínas, minerales, sales y vitaminas a donde se necesitan.
Su plasma no regresa “vacío” de ese trabajo de reparto. Además del anhídrido carbónico, hay que remover otros desperdicios de las células. Su plasma hace esto, desempeñando así un importante papel en la excreción. Por ejemplo, transporta la urea y el ácido úrico de sus células a sus riñones, de donde son eliminados.
Si usted tiene demasiado calor, los capilares próximos a su piel se abren, permitiendo que la sangre transporte el exceso de calor a la superficie. Contrariamente, cuando hace frío la sangre permanece más adentro del cuerpo y así conserva el calor corporal. Sí, su sangre contribuye a la regulación de su temperatura; ayuda a mantener una temperatura corporal uniforme de aproximadamente 37 grados.
Recuerde el papel de las plaquetas en impedir que su sangre bajo presión escape de sus vasos sanguíneos. Este papel importante se llama hemostasis. El plasma contiene varias sustancias o factores importantes que también contribuyen a esto, porque son vitales para la coagulación de la sangre. La hemofilia es una condición peligrosa en la que faltan uno o más de estos factores. Pero esto es raro. En la mayoría de nosotros, cuando nos cortamos o lastimamos, comienza un muy complicado proceso que resulta en un coágulo de sangre. El fibrinógeno es una proteína importante en el plasma de la sangre que desempeña un papel en hacer que las heridas se sellen con una dura capa de fibras y células. Entonces no sale más sangre y el cuerpo puede reparar el daño.
Su plasma también contiene albúmina. Esta opera para retener el agua en su corriente sanguínea, conservando así el plasma en un estado líquido y fluyendo en su sistema. Si usted experimentara un edema o una hinchazón de su cuerpo, un análisis de sangre pudiera indicar que su nivel de albúmina había bajado, y por eso dejó que el agua de su sangre escapara a través de las paredes de los capilares y se acumulara en los tejidos de su cuerpo.
Al considerar los asombrosos aspectos de su sangre, no podemos pasar por alto a las globulinas en el plasma. Cuando las bacterias nocivas o virus invaden su cuerpo, su sistema de defensa reacciona por medio de producir moléculas especiales llamadas anticuerpos. Estos los contienen las globulinas. Los anticuerpos matan o neutralizan a los invasores, los que entonces son devorados por los glóbulos blancos.
¡Qué memoria tienen estos anticuerpos! Los científicos de todo el mundo se maravillan de ello. Quizás cuando niño usted contrajo viruelas locas. Aunque usted haya olvidado la enfermedad, sus anticuerpos no la han olvidado. En tanto que los anticuerpos estén presentes y activos, usted está inmune de volver a contraer la enfermedad. Si un virus de viruelas locas invade su cuerpo, sus anticuerpos inmediatamente lo atacan. Durante su vida usted desarrolla naturalmente una enorme cantidad de diferentes anticuerpos específicos que lo protegen de muchas enfermedades.
A veces se usan las globulinas y los anticuerpos como un tratamiento cuando una persona ya ha contraído una enfermedad, tal como la difteria. En vez de correr el riesgo de permitir que la enfermedad siga su curso, puede que los médicos recomienden aceptar un suero preparado de sangre animal o humana que ya contenga los anticuerpos apropiados.a
Una de las cosas más ampliamente divulgadas acerca de la sangre humana es que hay varios tipos de sangre. Sin duda ha oído de la sangre del grupo o tipo A o de algunos de los otros tipos comunes, B, AB, y O. Si a una persona con un tipo de sangre se le transfunde sangre de otro tipo probablemente se enferme gravemente y quizás muera. Así es que los hospitales tratan de hallar sangre compatible en los bancos de sangre, es decir, sangre del mismo tipo que la del paciente. Hasta ahora se han identificado quince diferentes tipos de sangre.
Pero puesto que su sangre es tan compleja, con innumerables combinaciones singulares de anticuerpos, hormonas, proteínas y otros factores, ¿puede uno esperar que los médicos verdaderamente puedan “igualar” su sangre con la de alguna otra persona? En 1966, Science Digest señaló: “Se calcula que solo una transfusión de cada 10.000 es completamente compatible, considerando la cantidad de factores conocidos que diferencian a la sangre.”
Desde que se escribió eso, se ha aprendido aun más que muestra cuán peculiar es su sangre, diferente de la de cualquier otra persona. Así es que, en 1974, Reader’s Digest dijo:
“Hay una creciente probabilidad de que la sangre [de un hombre] sea tan peculiar como lo son sus impresiones digitales, diferente de todas las otras sangres de sobre la Tierra. De hecho, pudiera ser posible tomar una muestra de la sangre de cada persona en un estadio grande ahora mismo, y entonces después de un año tomar otra muestra y asignar a cada entusiasta su propio asiento... sobre la base de las características individuales de la sangre.”
En la comunidad médica se están dando cuenta cada vez más de que la sangre transfundida produce reacciones potencialmente peligrosas, sin mencionar la posibilidad de transmitir tales enfermedades como la hepatitis y la sífilis por medio de las transfusiones. Estos problemas meramente subrayan la sabiduría de la prohibición bíblica en contra de sostener uno su vida por medio de ingerir sangre animal o humana.—Gén. 9:3, 4; Hech. 15:19, 20.
Es indiscutible que su sangre es asombrosa en su composición y en sus funciones. Sin embargo, con meramente un conocimiento básico de algunos de sus componentes y cómo diariamente sostiene y conserva su vida, puede comprender con aprecio por qué el Creador escogió la sangre como símbolo de la vida. Él dijo: “Porque el alma [o la vida] de la carne está en la sangre. . . . Es por eso que he dicho a [ustedes]: ‘Ninguna alma de ustedes debe comer sangre.’”—Lev. 17:11, 12.
[Nota]
a Para una consideración de los aspectos bíblicos del tratamiento con vacunas y sueros, vea La Atalaya del 1 de marzo de 1975, página 159.