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¡Despertad! 1978
g78 22/1 págs. 21-22

Plantas venenosas del norte... sujetos muy irritantes

HAY dos plantas que en inglés se llaman poison oak (roble venenoso) y poison ivy (hiedra venenosa). Pero la primera no es roble ni la otra hiedra. Sus nombres se deben a la semejanza de sus tres hojas agrupadas a la forma de las hojas de algunos robles, y por tener la planta el hábito de trepar cual hiedra. Estos nombres comunes abarcan a varias plantas, todas las cuales son de la familia zumaque, del género Rhus. Actualmente se acostumbra llamar a las que tienen características de arbusto poison oak y a las trepadoras poison ivy.

Aunque hay muchas variedades de zumaques, las dos de que tratamos aquí solo crecen en el continente norteamericano, y una de estas variedades o las dos se hallan en casi toda clase de ambiente, desde los pantanos hasta el terreno seco y montañoso. Estas plantas pueden ser hermosas. Las hojas tiernas son de color de vino tinto, luego se tornan en un verde brillante, y por fin se hacen escarlatas en el otoño. ¡Admírelas si desea, pero manténgase alejado!

Su savia contiene una sustancia química que se llama urushiol, y basta con una diminuta cantidad de esta sustancia sobre la piel para contraer de estas plantas venenosas un doloroso caso de dermatitis. El contacto más ligero con una hoja puede causar una erupción con comezón. Se desarrollan ampollas de las cuales sale un líquido claro, y en casos severos hay hinchazón y hasta fiebre. Pasan varias horas después del contacto antes que aparezcan los síntomas, y algunas veces pasan varios días. La toxina no es superficial, sino que penetra la superficie de la piel e infecta el tejido subcutáneo. Esto explica por qué requiere tiempo para desarrollarse.

Es tan fácil envenenarse con estas plantas que por años se creía que emitían una miasma o emanación vaporosa que infectaba a las personas que no habían tocado las plantas. Eso no es cierto, pero no es necesario que la persona toque la planta con su piel descubierta para que la afecte. La ropa de uno solo tiene que rozar contra la planta al pasar y meses después uno puede contraer la dermatitis con solo tocar su ropa. El acariciar a un perro que ha corrido por un pedazo de terreno donde crece esta variedad de zumaque venenoso hasta para que uno contraiga un caso severo de intoxicación. El humo procedente de la planta ardiente puede transportar el urushiol tóxico.

Para ilustrar cuán persistente es este veneno, se usó un par de guantes de lona blanca para recoger poison ivy y luego se dejaron los guantes en un armario por diez meses. Entonces los sacaron y los lavaron con agua caliente con un jabón de lavandería fuerte por diez minutos. ¡Una persona entonces se ofreció voluntariamente a manosear los guantes, y al día siguiente tenía dermatitis! Esto muestra por qué una precaución que generalmente se recomienda —el lavarse con un jabón amarillo de lavar ropa después de un viaje al bosque— a menudo no surte efecto. No obstante, a pesar de eso es buen consejo. Posiblemente ayude, y no puede causar daño. Algunas autoridades aconsejan usarlo si se puede hacer antes que pasen treinta minutos desde tocar la planta, pues dicen que hay buena posibilidad de rendir inactivo el veneno.

Una vez que haya empezado la erupción, no hay ningún tratamiento que sea realmente eficaz. Por lo general la erupción persiste hasta que termine su duración normal, que es de dos a tres semanas. La loción de calamina alivia la comezón. El no rascarse evita que se agrave y se extienda. En casos severos, tal vez un médico pueda recetar un tratamiento que alivie el sufrimiento. Hay varias medicinas parecidas a la cortisona que se emplean para esto. Pero una vez que se contrae el veneno, se trata principalmente de esperar hasta que venga el alivio.

En lo que tiene que ver con estas dos plantas venenosas resulta cierto el antiguo dicho: más vale precaver que tener que lamentar o, como dicen en inglés: más vale un gramo de prevención que un kilo de curación. Se venden varias cremas y ungüentos que no dejan que el jugo venenoso llegue a la piel. No son muy eficaces. Algunos médicos dan dosis de urushiol, oralmente o por inyección, para edificar la inmunidad, pero esto tampoco ha resultado muy eficaz. Se obtiene mejor protección llevando ropa que no permita el contacto de estas plantas con la piel descubierta. La mejor manera de evitar el veneno es reconocer la planta y mantenerse alejado de ella. No la toque, ni toque a nada que ella haya tocado.

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