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¡Despertad! 1977
g77 22/4 págs. 10-13

Mejorando la vida de familia

LA PROFECÍA bíblica muestra que estos “últimos días” se caracterizarían por un desplome en la unidad familiar.—Rom. 1:29-31; 2 Tim. 3:1-4.

Pero Dios creó a la familia como la unidad fundamental de la sociedad humana, y eso no ha cambiado. Por eso él muestra a sus siervos cómo fortalecer las familias aunque en el mundo se experimenta el desplome familiar. Nos muestra cómo llegar a ser mejores esposos y padres, mejores esposas y madres, mejores hijos e hijas, mejores hermanos y hermanas. No perfectos... pero mejores.

Consejo práctico para los esposos

Entre los muchos excelentes principios bíblicos que nos ayudan a resolver los problemas de la vida de casados, quizás pudiéramos comentar acerca de un número limitado. Uno se encuentra en Efesios 5:28. Allí Dios aconseja lo siguiente al cabeza de familia: “Los esposos deben estar amando a sus esposas como a sus propios cuerpos.”

Ahora, combine eso con otro principio que se encuentra en Primera de Pedro, capítulo 3, versículo 7, que muestra que el esposo que sirve a Dios debe considerar la composición física y emocional de su esposa, y, como dice, debe ‘asignarle honra’... sí, “honra,” “como a un vaso más débil, el femenino.”

Si usted realmente ama a su esposa como a su propio cuerpo, y la honra, es decir, realmente le muestra respeto, ¿cómo trata con ella? De seguro que trata de complacerla en todo caso posible. Usted es altruista, y hasta le da primera opción en la mayor parte de las ocasiones. Ciertamente no le grita si la honra altamente, ni la tiene en menos.

Bueno, la Biblia muestra que ésta es la clase de amor y consideración que tiene que cultivar el esposo que es siervo de Dios. ¿Cultivar? Sí, requiere trabajo, práctica, porque éstas no son cualidades que les vengan naturalmente a personas imperfectas, sino que tienen que ser desarrolladas.

Cuando a cierta señora se le preguntó qué cualidad apreciaba más en su esposo, respondió: “Su ternura para conmigo.” Contrario a lo que muchos hombres de este mundo quizás piensen, las mujeres respetables no aprecian a los hombres que son mandones, que las dominan, o que las tratan con falta de bondad.

Además, cuando un esposo cultiva y ejerce cualidades piadosas al tratar con su esposa, descubre que Dios ha construido de tal manera a la esposa en los aspectos mentales y emocionales que ella, en cambio, por lo general responde a ese trato considerado. Probablemente se haga mejor esposa.

No, el esposo no debe abdicar de su posición de cabeza de la familia. Todavía tiene la responsabilidad que Dios le ha dado de llevar la delantera, de tomar las decisiones finales. Pero en la relación del matrimonio hay cosas en las cuales él debe tomar en consideración los puntos de vista, actitudes, deseos y composición de su esposa, porque eso es lo que Dios les dice a sus siervos que hagan.

Este modo de tratar a una esposa sí produce un matrimonio feliz. Muchísimos esposos que son siervos de Dios pueden testificar de esto. Hay el ejemplo de un hombre cuyo primer matrimonio fracasó y terminó en divorcio. Entonces él empezó a estudiar los principios bíblicos, y aceptó los caminos de Dios en cuanto al matrimonio. Más tarde escribió esto: “En el pasado, yo no respetaba a las mujeres. Por la manera en que vivía, fui causa de mucha desdicha para mí mismo y para otros, especialmente para mi primera esposa. Después de empezar a vivir en armonía con la Biblia, pude ver que la mejor manera de vivir era aplicando sus principios. Al tratar a mi segunda esposa de manera cristiana, amándola como me amo a mí mismo, he hallado verdadera felicidad en el matrimonio. Comparativamente, nuestro matrimonio de diez años ha estado sin problemas. Cuando otros me consultan en cuanto a problemas en el matrimonio, los dirijo a lo que la Biblia dice. Sé por experiencia personal que la aplicación de su consejo verdaderamente produce buenos resultados. Por otra parte, los que lo pasan por alto, a sabiendas o sin saberlo, experimentan mucha infelicidad y dolor de corazón.”

Consejo práctico para las esposas

La Biblia también tiene consejo excelente y práctico para las esposas. Tito 2:4, 5 les da el consejo de que “amen a sus esposos, amen a sus hijos, sean de juicio sano, castas, trabajadoras en casa, buenas, sujetándose a sus propios esposos.”

Es verdad que hoy a muchas mujeres les ofende la idea de sujetarse a sus esposos. Por supuesto, en los casos en que el esposo no practica los principios bíblicos y trata de mala manera a su esposa, entonces la sujeción es muy desagradable.

Pero la sujeción a un esposo que es siervo de Dios y que sí aplica los principios bíblicos no es una carga para la esposa. En vez de eso, encamina las cosas hacia armonía en la familia y buena organización. Y en los casos en que la esposa cumple su parte y muestra a su esposo amor así como lo que dice Efesios 5:33, “profundo respeto,” entonces descubre que por lo común atrae de él lo mejor. Él la trata de manera todavía mejor, porque Dios lo hizo para responder al amor y respeto de una esposa.

Sin embargo, hasta cuando el esposo no es siervo de Dios, la sumisión de esposa puede resultar en cosas buenas, como aconsejó el apóstol Pedro cuando escribió: “Ustedes, esposas, estén en sujeción a sus propios esposos, a fin de que, si algunos no son obedientes a la palabra, sean ganados sin una palabra por la conducta de sus esposas, por haber sido testigos oculares de su conducta casta junto con profundo respeto.”—1 Ped. 3:1, 2.

Pues bien, ¿estamos diciendo que la aplicación de los caminos de Dios producirá matrimonios perfectos en este tiempo? No, no ahora, puesto que todavía somos imperfectos. Pero producirá matrimonios que serán muchísimo mejores. Así, si uno fuera a tomar 100 matrimonios y aplicarles los caminos de Dios, muchos más de ellos serían de éxito que 100 matrimonios en los cuales ninguno de los dos cónyuges respetara los principios bíblicos.

Entrenando a los hijos

Una gran parte de los problemas familiares se relaciona con los hijos. Entre los jóvenes se ejercen grandes presiones para llevarlos a la inmoralidad, el beber con exceso, el uso de drogas y actitudes de rebelión para con los padres. Muchas escuelas se han convertido en ‘selvas.’ ¿Cuál es la mejor manera de contrarrestar estas malas influencias?

La mejor manera es aprender lo que Jehová dice, y entonces hacer grandes esfuerzos por hacerlo. En Segunda a Timoteo 3:15 el apóstol Pablo le dijo a Timoteo: “Desde la infancia has conocido los santos escritos, que pueden hacerte sabio para la salvación.”

Por supuesto, cualquier tiempo es buen tiempo para comenzar a enseñar a los jóvenes lo que Dios dice en su Palabra. Pero esto es especialmente eficaz cuando se comienza en la infancia. Como declara Proverbios 22:6: “Entrena al muchacho conforme al camino para él; aun cuando se haga viejo no se desviará de él.”

Los padres que son siervos de Dios conocen el valor de la educación bíblica. Por eso desde la infancia de sus hijos los llevan a las reuniones cristianas, como las asambleas de circuito y distrito y las de los Salones del Reino. Así año tras año se expone a estos jovencitos a un saludable ambiente espiritual. Gradualmente aprenden acerca de Dios, y oyen las expresiones edificantes de cristianos maduros. También aprenden la disciplina de comunidad.

Sin embargo, estos padres comprenden que el hogar es el lugar clave para la instrucción de los hijos. Por eso, desde muy temprano empiezan a leer junto con los hijos la Biblia y publicaciones que dan prominencia a los principios piadosos. Los niños no solo aprenden los caminos de Dios desde edad muy tierna, sino que también aprenden a leer, aun antes de empezar a ir a la escuela. Y con frecuencia la aptitud en la lectura es la clave al aprendizaje de muchas otras cosas.

Un grupo de educadores dijo: ‘La mejor manera de preparar al niño de muy tierna edad para la lectura es leerle en voz alta relatos que le agraden... vez tras vez. La página impresa, la seguridad, la voz tranquilizadora, la fascinación del relato... todo se combina en la mente del niño para identificar con los libros algo que contiene gran placer.’

Otro informe declara lo siguiente: ‘Los padres que dan instrucción individual como de maestros privados a sus hijos desempeñan un papel en la producción de niños de inteligencia superior a la normal. La mayoría de estos niños que efectúan mejor trabajo que los demás son criados por padres que efectúan esta situación de enseñanza privada de una persona a otra durante los años que preceden a la entrada del niño en la escuela.’

Esta clase de educación en las leyes y principios de Dios realmente produce resultados deseables. Usted puede ver la prueba en las reuniones que se celebran en los Salones del Reino y en otras asambleas de los testigos de Jehová, por el gran número de niños, adolescentes y jóvenes adultos que están aprendiendo a ser siervos de Dios.

Otras personas reconocen que esto da buenos resultados también. Un psicólogo que trataba con jóvenes quedó muy perturbado ante la ineptitud de su agencia al tratar con los problemas de la juventud. Todos sus métodos fracasaban. Pero entonces se encargó de un caso que realmente lo puso a pensar. El caso era el de una familia de tres hijos, todos los cuales estaban en dificultades con la ley. Él opinaba que aquel caso no tenía remedio. Pero por muchos meses él no trató el caso, y después de esto volvió a investigar a la familia. Sin embargo, ahora notó un cambio sorprendente. El hogar que había estado sucio y en desorden estaba nítido y limpio. Los niños se vestían presentablemente, y se sentían mucho más tranquilos y seguros. ¿Qué había producido el sorprendente cambio? El psicólogo relata que se debió a que la madre había estado estudiando la Biblia, había comenzado a instruir a sus hijos en ella, y había estado llevándolos a las reuniones del Salón del Reino. Entonces ella aplicó a su vida familiar cotidiana los principios bíblicos que estaba aprendiendo. El psicólogo quedó tan impresionado que él mismo empezó a estudiar con los testigos de Jehová.

Sin embargo, ¿garantiza ese entrenamiento de los niños que todo niño resultará ser un siervo de Dios de altos principios cuando crezca? No, porque, de nuevo, tenemos que recordar que todos somos imperfectos, y que se ejercen tremendas presiones contra los niños hoy. Pero, como sucede con los matrimonios, si uno fuera a tomar 100 niños y entrenarlos y educarlos de esta manera, un número mucho mayor de ellos resultarían ser adultos respetables y temerosos de Dios que en el caso de 100 niños que no fueran educados de esta manera.

Sí, los caminos de Dios realmente dan por resultado un mejoramiento en la vida de familia. Ayudan de modo práctico en el matrimonio y en la educación y entrenamiento de los hijos. Pero hay otros problemas que también deseamos ver resueltos.

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