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  • El mejor entrenamiento... ¿judo? ¿karate? o ¿de otra clase?

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  • El mejor entrenamiento... ¿judo? ¿karate? o ¿de otra clase?
  • ¡Despertad! 1977
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¡Despertad! 1977
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El mejor entrenamiento... ¿judo? ¿karate? o ¿de otra clase?

EN ESTOS tiempos tan llenos de peligro la gente se interesa por su defensa propia. Florecen las escuelas donde se da instrucción en judo y karate, dos técnicas japonesas de combate y defensa propia sin armas. ¿Es este entrenamiento el más provechoso, el que resulta en proporcionar la mayor paz mental y felicidad?

Un joven del país africano de Senegal tuvo una experiencia que le ayudó a hallar el entrenamiento que proporciona la mayor satisfacción.

Este joven les tenía grande afición a los deportes y tenía habilidad sobresaliente en varios de ellos. Al mismo tiempo disfrutaba de una buena reputación como miembro de la Iglesia Católica Romana. Cuando su sacerdote empezó a enseñar boxeo y karate, este joven aceptó gustosamente este entrenamiento para mejorar su habilidad en el arte de defensa. El sacerdote le dijo al joven que al entrenarse tendría la oportunidad de mostrar su devoción a la Iglesia y así conseguir el favor de Dios. ¿Cómo? Bueno, con este entrenamiento podría ‘defender la Iglesia’ en ciertas funciones religiosas. A veces la gente se pone desordenada en esas ocasiones, y un joven devoto que fuera diestro con los puños podría ayudar a mantener las cosas en orden.

Este joven deportista no limitó el uso de su destreza al mantenimiento de orden en las funciones religiosas, aunque frecuentemente sí la empleó para eso. Sucumbió a la tentación de utilizar su entrenamiento en otras ocasiones, de modo que con el tiempo cobró la reputación de pendenciero por toda la zona donde vivía. Entonces cierto día, al participar él en un concurso de salto de altura, cayó de tal modo que lo dejó permanentemente impedido. Quedó terminada su carrera en los deportes, y su entrenamiento especial en el boxeo y karate ya no tenía valor alguno. La instrucción que su sacerdote le había impartido en estas artes violentas lo había preparado para golpear a la gente en las funciones religiosas y en otras ocasiones, pero lo había dejado sin preparación alguna para habérselas con esta experiencia en que se halló tullido. ¿Ahora qué habría de hacer? Se amargó y empezó a culpar a Dios como el responsable de sus infortunios.

Alrededor de este tiempo un testigo de Jehová tuvo la oportunidad de hablar con él. El Testigo le mostró que hay una esperanza... que su condición de inválido no duraría para siempre. Luego el Testigo explicó que Dios ha prometido la curación de todas las dolencias de la humanidad. Señaló que cuando Jesús estuvo en la Tierra sanó a personas que padecían de toda clase de enfermedades... personas baldadas de pie o mano, paralíticos, hasta a un hombre que había nacido ciego. En varias ocasiones Jesús resucitó a los muertos. Más tarde estas personas murieron, lo mismo que todos los demás. Pero, en parte Jesús estaba efectuando estas curaciones para demostrar lo que él hará durante el Reino de mil años cuando él gobierne sobre la Tierra.

El joven convino en estudiar la Biblia para ver si estas cosas realmente eran ciertas. Descubrió que Dios no era responsable de su tribulación. Más bien, su condición se debía a la imperfección y el pecado, y a la falta de conocimiento de Dios. Se enteró de que el sistema actual funciona según un conjunto de valores incorrectos, y que es materialista y egoísta, y que las religiones mismas del mundo han impedido que la gente entienda la Biblia y llegue a conocer los propósitos de Dios. Al tratar de hacer lo que le parecía ser lo mejor para él, este joven había emprendido la senda del pensar mundano, y lo había llevado a dificultades.

Entrenamiento bíblico cambia la personalidad

A medida que el joven continuó estudiando llegó a ver que la Biblia es verídica y razonable, que no solo explica el porqué de las dificultades que él estaba experimentando, sino también el modo de disfrutar de una vida buena a pesar de sus impedimentos. Con seriedad se concentró en mejorar su personalidad, como recomienda la Biblia: “Desechen la vieja personalidad que se conforma a su manera de proceder anterior y que va corrompiéndose conforme a sus deseos engañosos [los de la vieja personalidad]; . . . sean hechos nuevos en la fuerza que impulsa su mente, y [vístanse] de la nueva personalidad que fue creada conforme a la voluntad de Dios en verdadera justicia y lealtad.” (Efe. 4:22-24) Reconoció que como resultado de su pasado derrotero violento su personalidad había ido empeorando poco a poco de modo que cuando se enfrentó con una prueba verdadera, en vez de hacerle frente como un hombre fuerte, se amargó contra Dios y su semejante. Pero ahora, puesto que tenía una meta en la vida, empezó a cambiar.

Dentro de poco, éste que había sido pendenciero, se hizo de genio apacible, dominando sus modos violentos. Sus asociados anteriores no podían creer que el cambio en su personalidad era genuino. Uno de ellos le dio una bofetada para probarlo. El modo pacífico en que este nuevo estudiante de la Biblia respondió asombró e impresionó tanto al hombre que más tarde él y su familia empezaron a estudiar la Biblia con el joven a quien había abofeteado.

Así sucede que, a pesar de su lesión permanente, este ex-deportista dice que se siente mucho más feliz que cuando se concentraba en el entrenamiento físico. Tiene un propósito en la vida, excelentes amigos animadores y un gozo en vivir.

El ex-luchador actualmente dedica mucho tiempo a llevar las buenas nuevas de paz a otros de su vecindad y, mediante el conocimiento que ha conseguido acerca de Dios, ha cambiado su reputación así como su personalidad. Concuerda sinceramente con estas palabras del apóstol Pablo: “El entrenamiento corporal es provechoso para poco; pero la devoción piadosa es provechosa para todas las cosas, puesto que encierra promesa de la vida de ahora y de la que ha de venir.”—1 Tim. 4:8.

“Ve entrenándote teniendo como mira la devoción piadosa”

La experiencia de este hombre es prueba convincente de que la amonestación del apóstol Pablo: “Ve entrenándote teniendo como mira la devoción piadosa,” no es simplemente una opinión religiosa, sino un principio práctico, sano, factible que, si se aplica, produce resultados tanto provechosos como duraderos. (1 Tim. 4:7) Lo mismo es cierto respecto a los otros principios y consejos de la Biblia sobre el vivir. El motivo por esto es que provienen del Creador, que conoce lo que está en el hombre. Él sabe cómo funcionan sus criaturas y lo que necesitan para lograr paz, cooperación y felicidad.

Considere, por ejemplo, los principios divinos sobre el matrimonio y la unidad de familia. El mundo actual se ha desviado de éstos. Tienden a desechar el matrimonio como ‘anticuado,’ o, si no, como algo que se puede tomar con liviandad. ¿Ha resultado este desprecio que se le manifiesta a los principios bíblicos en un modo de vivir mejor, en moral mejor, en felicidad? La proporción de divorcios, de hogares rotos, el tremendo aumento en la delincuencia juvenil, y aun los acrecentados casos de robos, asaltos, peleas de pandillas y asesinatos cometidos por niños jóvenes, son evidencias de que el mundo no tiene el punto de vista correcto.

Sin duda usted desea que su vida resulte bien; quiere disfrutar de ella en la actualidad con la esperanza de un buen porvenir. Por medio de estudiar la Biblia usted puede tener mucha felicidad ahora y una esperanza excelente. Es fácil aprender cuáles son los principios de la Biblia. Se declaran de modo llano y sencillo. Y la verdad es que no son difíciles de aplicar, porque especifican el modo en que la humanidad realmente fue hecha para vivir desde el principio. El proceder que la Biblia nos aconseja seguir es el modo razonable, sensato.

Usted, como individuo, es el que tiene que decidir por sí mismo si quiere aceptar los principios de la Biblia como su norma de vivir. Sin embargo, puede que no esté familiarizado con la Biblia. En tal caso, usted se hará un gran favor a usted mismo y a su familia si la leen para que todos puedan ver de modo directo lo que dice. Hallarán en ella sabiduría que bosqueja el entrenamiento para vida.

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