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  • Salvando mi casa ‘destinada a ruina’

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  • Salvando mi casa ‘destinada a ruina’
  • ¡Despertad! 1977
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¡Despertad! 1977
g77 8/7 págs. 13-15

Salvando mi casa ‘destinada a ruina’

‘¿POR qué comprar una casa que todo el mundo sabe que está destinada a ruina?’ Parece que ésa fue la opinión de todos mis vecinos. Y me imagino que verdaderamente se les hizo extraño, pues la casa está encaramada en una escarpa justamente a la orilla del lago Michigan.

El caso es que el agua del lago Michigan, y también la de sus “hermanos” los Grandes Lagos, ha estado subiendo por varios años. La erosión producida por el agua ha resultado en la “socavación” de varios hogares que se han deslizado por el declive y descendido a su destrucción. Se consideraba que mi nuevo hogar era un “candidato” predilecto para justamente una precipitación de esta clase.

¿Qué hacen casi todos los dueños de casa aquí para tratar de detener la erosión? Inician una ‘guerra contra las olas,’ que a menudo es una batalla costosa y termina en frustración. Por lo general, la defensa es un dique o muralla de mar construido justamente a la orilla del agua o a corta distancia dentro de ella. Algunos de mis vecinos han gastado miles de dólares en estas construcciones, solo para verlas demolidas por las olas.

Yo había estudiado las diferentes clases de murallas de mar. Por lo general las hacen de madera, láminas de acero u hormigón armado con acero. Pronto descubrí que cada tipo tenía sus desventajas. Una muralla de madera es más barata y más fácil de instalar, pero con el tiempo hay que reemplazarla, puesto que no puede resistir las tempestades violentas tan comunes en los Grandes Lagos.

Para instalar las láminas de acero hay que tener una grúa que eleve las láminas y las mantenga en su posición mientras se les hinque en la arena. Si no se puede llevar el equipo al sitio bajándolo por el margen, se tendrá que transportar en una barcaza. ¡Puede imaginarse el coste de todo esto!

Parece que el tercer tipo, una muralla sólida de hormigón armado, es el menos deseable. Las olas baten esta clase de defensa y la hacen pedazos con mayor rapidez que las de madera o acero, evidentemente porque el hormigón carece de “elasticidad.” ¡No dilaté mucho en apreciar la tremenda fuerza de que dispone una “sencilla” ola!

Un diseño diferente

¿Por qué depositan las olas arena en una orilla, realmente edificando una playa, mientras que en otra arrebatan la arena? Obviamente son muchos los factores. Pero al estudiar las olas comencé a pensar en el diseño que finalmente usé.

Cuando las olas bañan una playa suave, se puede ver que parte del agua se hunde en la arena, reduciendo la cantidad de agua que regresa sobre la superficie de la playa. Así, también, cada ola deposita alguna arena, edificando la playa. ¿Sería posible construir alguna barrera que imitara la creación de Dios, una playa natural? Razoné que una muralla realmente ayudaría a edificar una playa si permitiera que las olas subieran en ella y la bañaran e hiciera que las aguas regresaran más despacio.

Además, si uno se para a la orilla del lago Michigan, puede sentir el suelo “vibrar,” porque las olas vienen con tan tremenda fuerza. No podemos detener de repente una fuerza tan tremenda, pensé. Por eso con el tiempo llegué a la conclusión de que el defecto en el diseño de la mayoría de las murallas marítimas era el ángulo que forman con la ola entrante. Por lo general los muros son verticales. Esto requiere que la ola pare de repente. ¡Es el cuento de siempre de la fuerza irresistible que pronto debilita al objeto que no es tan inmóvil!

Uno pudiera pensar que la solución estribaría en hacer una muralla tan fuerte que no tuviera lugares débiles. Pero la muralla vertical tiene otro problema fundamental.

Naturalmente la arena se amontona detrás de la muralla a medida que las olas pasan sobre ella, trayendo arena consigo. Y cuando las olas dan contra el paramento del muro producen una vibración del suelo detrás del muro que hace que se asiente la tierra. Esta tierra forma una masa cada vez más apretada y obliga al muro a inclinarse hacia adelante, hacia el lago.

Tan pronto como un muro marítimo empieza a inclinarse hacia adelante se inicia un problema grave. El nuevo ángulo causa mayor agitación hacia abajo del agua golpeante, que rápidamente consume la arena en el lado lacustre del muro. Así, hay cada vez más presión detrás del muro y cada vez menos sostén enfrente. Dentro de poco el muro se viene abajo en el foso que las olas han hecho enfrente de él.

Considerando todas estas desventajas relacionadas con un muro vertical, y lo que yo mismo había observado respecto a una playa natural, concluí que lo que yo instalara debiera inclinarse “hacia atrás”... hacia el margen. Las olas serían detenidas gradualmente. El hielo y los desechos podrían subir la estructura en vez de batirla.

Pero, ¿cómo podría hacerse una barrera económica que se inclinara hacia el margen y que también permitiera que las olas ascendieran en y la bañaran?

Construyendo mi “salvador de hogar”

Por fin decidí tener un muro marítimo hecho de trozos de hormigón no unidos. Si cada trozo está libre, desatado, un trozo puede moverse o ceder un poco sin someter a esfuerzo a los demás. Por supuesto el tamaño de estos trozos dependería de lo que se necesitara, pero yo hice formas para moldar trozos de aproximadamente 25 centímetros de grueso, 45 centímetros de ancho y dos metros y medio de largo. Reforcé cada trozo con tres garras de acero de la misma longitud que los trozos.

Entonces empleé una bomba centrífuga a propósito para un volumen elevado de agua (aproximadamente 380 litros por minuto) para hacer un agujero en la arena del tamaño necesario para un trozo. Fueron colocados muy profundamente con solo unos 45 centímetros del hormigón arriba del nivel de la arena. Cada trozo fue inclinado hacia la playa en un ángulo de como treinta y cinco grados de la posición vertical.

Definitivamente se necesitaba algo en el lado de los trozos que daba a la playa. Tenía que ser lo suficientemente pesado como para resistir el agua que los bañaría de continuo y sin embargo dejar que el agua se filtrara. Hallé que la piedra de granito sería lo más útil porque pesa mucho para su tamaño. De modo que removí la arena a una profundidad de más o menos un metro debajo de la parte superior de los trozos de hormigón y eché piedras pequeñas.

Como se puede ver en el diagrama, la técnica pide aumentar las piedras pequeñas en la base a rocas grandes en la parte superior de los trozos. Las aguas tempestuosas no mueven las piedras pesadas, y las piedras más pequeñas que están debajo no permiten que la espuma del mar y las lluvias pesadas se lleven la tierra por entre las piedras. También es prudente poner una capa de grava sobre la arena cuesta arriba del margen existente.

Una prueba severa

Poco después de completar la construcción, una tempestad violenta azotó los Grandes Lagos. De hecho, esta tempestad echó a fondo a uno de los barcos más grandes que navegan en los Lagos, el Edmund Fitzgerald de 222 metros. Durante toda la tormenta me preguntaba si mi barrera permanecería firme. Después tuve el deleite de ver que la entera longitud de muro había pasado la tempestad sin recibir daño serio.

Actualmente tengo una muralla marítima de 45 metros y, hasta la fecha, ha dado buenos resultados. He descubierto que este método sí edifica playas, tal como había esperado. Parece que los resultados son especialmente notables si las olas acometen la playa ‘en línea recta.’

Me parece que después de solo dos años, es un poco temprano para decir si habrá problemas de largo alcance. Pero, nuestro “dique” ha demostrado su durabilidad de modo que mi familia actualmente reside en seguridad. ¡Ya no vivimos en una casa ‘destinada a ruina’!—Contribuido.

[Ilustración de la página 14]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

TROZOS PREVACIADOS DE HORMIGÓN ARMADO

Fondo del lago

45 cm.

Grava

Piedras de granito cuyo tamaño disminuye gradualmente a casi 1 cm.

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