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¡Despertad! 1977
g77 8/9 págs. 12-13

¿Qué puede hacer usted acerca de ello?

REALMENTE, hay poco que usted puede hacer para influir en las penosas condiciones económicas que reinan en el mundo hoy día. Usted no las causó, sino, más bien, es víctima de ellas.

Sin embargo, hay algunas cosas que usted puede hacer para aligerar la carga de ganarse la vida hoy día. A menudo esto está relacionado directamente con el dominio de sí mismo. ¿Cómo?

Ejerciendo dominio de sí mismo

En cuanto a las deudas, uno de los mayores problemas hoy día estriba en el hecho de que muchas personas no pueden ejercer dominio de sí cuando se trata de compras. Antes que se den cuenta de ello, han gastado demasiado y tienen que pedir dinero prestado innecesariamente.

Pero en tiempos de dificultad económica, se deben tomar medidas rígidas. Se debe hacer un examen cuidadoso de las cosas que la familia necesita. ¿Gasta la familia solo lo que le permite su renta?

Si es que no, entonces se pueden eliminar las cosas que no son esenciales, o por lo menos reducirlas. Es cierto que el vecino de uno quizás tenga un costoso televisor de colores. Pero si la adquisición de ese aparato va a meter a la familia en más deuda, ¿por qué no esperar hasta que tengan con qué comprarlo?

Es posible reducir lo que se gasta en entretenimiento costoso, alimentos extravagantes y licores costosos sin sufrir una pérdida. Se debe eliminar el fumar; esto no solo le ahorrará mucho dinero en el transcurso de un año, ¡sino que puede salvarle la vida misma!

Sería bueno que los que juegan por dinero se preguntaran cómo subsisten los establecimientos de juego, como los hipódromos y “salas” de apostar. Solo pueden subsistir porque el jugar es un negocio en el cual la abrumadora mayoría de la gente sale perdiendo. Si no fuera así, entonces los establecimientos de juegos no podrían obtener sus tremendas ganancias. Por eso, el ejercer dominio de sí mismo en este terreno le podría ahorrar mucho dinero que se pudiera gastar en cosas más útiles.

La clave para ahorrar dinero es reducir uno sus deseos y expectativas al nivel en que se ajusten a lo que en realidad son sus ingresos. Considere más bien lo que puede comprar sin meterse en deuda.

Pague al contado

En estos días se estimula mucho a la gente a pedir dinero prestado. Los prestamistas están por dondequiera. Pero, ¿por qué? Porque el prestar dinero es muy lucrativo.

Es cierto que tal vez no parezca muy alto el coste de 6 ó 7 u 8 por ciento por el dinero prestado. Pero la realidad es que llega a ser dos o tres veces más durante el plazo del préstamo. ¿Por qué? Porque uno no tiene el uso de todo el dinero durante todo ese tiempo, sino que pronto tiene que empezar a devolverlo.

Por ejemplo, en los Estados Unidos en un año reciente los préstamos para automóviles costaron como promedio 860 dólares en pagos de intereses. Esta cantidad es además del coste del automóvil mismo. Se entiende que por lo general no le es posible a la mayoría de la gente ahorrar dinero con anticipación para una compra tan costosa, pero esto sirve para demostrar lo costosos que pueden ser los préstamos. El mismo principio aplica a los préstamos de cantidades menores. De modo que el comprar a crédito es verdaderamente costoso. Pague al contado (o con cheque) siempre que sea posible.

Un problema grande es el uso de tarjetas de crédito. Cada vez más personas las usan para hacer sus compras, incluso la de los alimentos. Pero las tarjetas de crédito se deberían usar como si fueran armas peligrosas. Es fácil comprar cosas cuando no hay que pagar al contado. Pero el tratar de pagar las compras precipitadas que se hicieron con la tarjeta puede causar penalidades después.

Si es posible, ahorre dinero con anticipación para las compras en vez de pedir dinero prestado. Así no solo evita las deudas y los pagos elevados de interés, sino que, si deposita el dinero en el banco, recibirá interés.

Se ve, pues, que hay algunas cosas que usted puede hacer en la actualidad para protegerse financieramente. Pero no hay nada que pueda hacer para ayudar al presente sistema económico a sobrevivir. ¿Por qué no? Porque cualquier recobro que logre en el futuro cercano solo será temporario.

La inequívoca Palabra profética de Dios nos dice que todos los sistemas de hoy día, incluso los económicos, están “pasando.” (1 Juan 2:17) No pueden durar mucho, porque el propósito de Dios es intervenir pronto en los asuntos del hombre y acabar con este sistema.—Dan. 2:44.

Por eso la Palabra de Dios nos advierte: “No estén amando ni al mundo ni las cosas que están en el mundo.” (1 Juan 2:15) De nada servirá tratar de asirse de este sistema, o tratar de perpetuarlo. Dentro de poco, como predijo Jesucristo, “habrá . . . grande tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder.” (Mat. 24:21) Durante esa “grande tribulación,” el sistema monetario de hoy día sin duda será arruinado.

Al considerar las montañas de deudas que actualmente aumentan por dondequiera, uno puede comprender la rapidez con que pudiera ocurrir semejante ruina económica. En realidad, la Biblia muestra que, tal como ha sucedido antes, “en las calles arrojarán su plata misma, y su propio oro llegará a ser una cosa aborrecible.”—Eze. 7:19.

Y ésa no es una idea descabellada. Hasta muchos observadores de la escena mundial opinan que algo drástico tiene que suceder. Por ejemplo, en The Eco-Spasm Report, el autor Alvin Toffler declara: “Lo que vemos hoy día no es simplemente un trastorno económico, sino algo mucho más profundo, algo que no se puede entender dentro del sistema de la economía convencional. Eso explica por qué los economistas cada vez más desconcertados se quejan de que ‘las reglas viejas ya no surten efecto.’ Lo que estamos viendo es la crisis general del industrialismo . . . Lo que está sucediendo no es nada menos que el derrumbamiento de la civilización industrial en el planeta.”

Toffler comentó que hubo un tiempo en que las predicciones pesimistas acerca de la economía mundial se despedían como “cosa de locos.” Pero, hace notar que “actualmente se toman en serio.”

Considerando lo que de seguro acontecerá en el futuro, sería provechoso que usted no confiara indebidamente en las cosas materiales. Es cierto que se necesita dinero para el vivir cotidiano. Pero el que uno cifre su confianza en él no puede menos que resultar en desilusión.

Lo que todos tenemos que hacer es aprender más acerca de aquello que reemplazará este viejo sistema, y cifrar nuestra confianza en eso. Eso será el nuevo orden de Dios, bajo el gobierno de su reino celestial. (Mat. 6:10) Aquí en la Tierra, bajo una administración justa, todos los problemas angustiosos de la humanidad serán resueltos. Incluidos en éstos estarán los problemas económicos. Y serán resueltos de tal modo que estaremos completamente satisfechos, puesto que la Biblia dice acerca del Todopoderoso Creador del nuevo orden: “Estás abriendo tu mano y satisfaciendo el deseo de toda cosa viviente.”—Sal. 145:16.

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