Haciendo vino natural
SI UN vino excelente es lo que usted desea, obtenga medio kilo o un kilo de uvas maduras de color púrpura o negro. Tendrán una cubierta delgada de color blancuzco. Debido a la apariencia de esta película, la mayoría de la gente cree que es un insecticida. No lo es. Es una levadura natural, latente, lista para comenzar a fermentar el zumo de la uva. Este es el secreto del vino natural. Uno quizás desee enjuagar las uvas, pero no las lave o frote con el propósito de quitarles esa película de sustancia parecida a polvo blancuzco.
Ahora, arranque las uvas de los racimos y descarte las que no estén maduras o las podridas. Si tiene un mezclador, licúe las uvas por medio de echar a andar e inmediatamente detener el mezclador; hágalo varias veces. Esto evita que se rompan las semillas. Si no tiene un mezclador, después de lavarse bien las manos y asegurarse de quitar todo el jabón, maje a mano las uvas en un bol grande. No añada agua, azúcar o ningún otro ingrediente.
Vierta la masa resultante —hollejos, semillas, pulpa, jugo y todo— en una botella de boca ancha. Ponga un saco de plástico sobre la boca de la botella y con una goma ajústelo bien alrededor del cuello de la botella. Coloque la botella en un sitio en que la temperatura se mantenga entre 15,5 y 26,6 grados Celsius, aunque 23,8 grados Celsius es la temperatura más favorable.
Entonces espere. Deje que los extraordinarios procesos que el Creador ha implantado en las cosas naturales sigan su curso. Por supuesto, puede que usted halle fascinador el mirar la botella de vez en cuando y olfatear a su alrededor para observar los cambios que se efectúan.
Con el tiempo comenzarán a formarse burbujas y éstas gradualmente subirán hasta la superficie de la masa. Este gas se abrirá el paso a través del sello de la goma y llevará a sus narices un aroma deleitable... a su debido tiempo. Las burbujas son una evidencia de que se está efectuando la fermentación. El zumo gradualmente adquirirá su color característico. Es posible que se forme una sustancia blancuzca sobre la superficie de la masa. No deje que esto le preocupe. Todo anda bien.
Después de dos semanas debe cesar la formación de burbujas. Ahora usted puede destapar la botella y, colándolo con un pedazo de tela limpia, verter el zumo en un bol grande. Exprima el resto del líquido de la masa a través de la tela. Ahora pase el vino a una botella. Todavía estará oscuro y tendrá partículas en él. Sin embargo, ya se le podría usar si fuera necesario, así es que, no se retenga, pruébelo. ¿Está sabroso? Mejorará con el tiempo.
De modo que tape bien la botella y déjela. Mientras más tiempo la deje, más partículas se asentarán en el fondo. En un mes el vino debe haberse clarificado considerablemente. El gusto habrá mejorado, y el vino debería lucir bien. Pero, tenga cuidado, si el vino continúa fermentándose la botella pudiera estallar.
El vino está listo ahora para pasarlo a otra botella por medio de un sifón, que es el modo más fácil de evitar que el sedimento pase a la próxima botella. Sin embargo, esto se puede hacer casi tan bien vertiéndolo con cuidado. Es mejor mantener este vino hecho en casa, vino seco, en refrigeración. Continuará clarificándose por sí solo a medida que se asienta en el refrigerador. Si no hay refrigeración disponible, asegúrese de que la botella esté bien sellada.
A medida que uno observa este excelente vino, quizás se maraville del hecho de que todos los ingredientes necesarios para hacerlo se encuentran dentro y sobre la deliciosa fruta que se arranca de la vid.