Él se hubiese sentido feliz
EN 1972 Roberto Romero, un joven cuyos padres vivían en Honduras, empezó a estudiar la Biblia con los testigos de Jehová en California. Progresó rápidamente en su consecución de conocimiento bíblico, y empezó a animar a su novia a investigar las enseñanzas de la Biblia con él.
Puesto que el padre de esta joven era el superintendente de la escuela secundaria de Madera, ella se hallaba en una posición prominente en la comunidad. Al principio no le interesó mucho el estudio de la Biblia, pero debido a la persistencia de Roberto, llegó a participar cada vez más, aunque sus padres se oponían a ello.
Roberto también animó a su hermana mayor a estudiar la Biblia. Su cuñado, el esposo de esta hermana, estaba muy opuesto; no obstante, ella se dedicó a estudiar con fervor y dentro de poco estaba asistiendo a casi todas las reuniones de congregación.
En la primavera de 1973 el padre de Roberto regresó a los Estados Unidos de Honduras. Su gobierno quería que completara su educación en la administración agropecuaria en la Universidad del Estado de California en Fresno. Puesto que tanto Roberto como su padre asistían a las clases universitarias en Fresno, iban juntos en auto cada mañana.
Una mañana muy brumosa, una llovizna ligera había hecho resbaladiza a la carretera. De repente su Volkswagen se deslizó y se desvió del camino y volcó varias veces. El Sr. Romero fue lesionado gravemente, incluso la espalda rota. Roberto murió instantáneamente.
Los acontecimientos que se desenvolvieron después de eso fueron exactamente lo contrario de lo que muchos de la congregación local habían pensado que serían. La joven que había sido la novia de Roberto no perdió el interés que tenía en las verdades bíblicas que él le había estado ayudando a aprender, sino, más bien, dentro de poco se bautizó como testigo de Jehová. Ya son más de dos años que ella ha sido “precursora” (como se denomina a los que dedican gran parte de su tiempo a proclamar las buenas nuevas). Y adicionalmente ha tenido el gusto de ver que su familia ya no se opone tan intensamente a su actividad.
La hermana de Roberto se siente muy feliz porque su esposo ha acabado de estudiar el libro La verdad que lleva a vida eterna y asiste a la mayoría de las reuniones de congregación. Y el Sr. Romero, después de recobrarse del accidente, fue bautizado más tarde como testigo de Jehová en Honduras. Además, ya ha ayudado a otro señor a llegar al punto de bautizarse.
Roberto ciertamente se hubiese sentido feliz al ver estos desenvolvimientos excelentes en la vida de estas personas, pues innegablemente contribuyó a ello, por su fiel proceder.