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  • “¡Necesito un abogado!”
  • ¡Despertad! 1979
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¡Despertad! 1979
g79 8/8 págs. 7-10

“¡Necesito un abogado!”

¿QUÉ hace uno cuando se enfrenta a un problema legal? Quizás no dilate en ver que necesita ayuda perita.

Suponga que alguien ha robado su automóvil y lo ha chocado. El ladrón está encarcelado, pero ¿quién paga la reparación del automóvil? ¿Y el alquiler del automóvil que tendrá que usar hasta que reparen el suyo?

Tal vez su hijo ha sido arrestado. Evidentemente es un error. ¿Cómo puede conseguir su liberación hasta la investigación? ¿Cómo prueba que no es el culpable?

¿Cómo consigue una esposa abandonada el mantenimiento para sí misma y sus hijos? Si se divorcia, ¿cómo puede estar segura de que se hará una división justa de los bienes de la familia, incluso la casa?

Un señor ha muerto dejando a su viuda y tres hijos. Tenía un negocio pequeño. El negocio, actualmente bajo el control del capataz anterior, pronto empieza a perder dinero. ¿Qué debe hacer la viuda para que las deudas no abrumen el negocio y el caudal hereditario de su esposo?

Son interminables los problemas que la gente tiene, tanto merecidos como no merecidos. Son terribles las cosas que les pueden suceder a los que no saben cómo protegerse. Es posible que un abogado competente halle la solución a problemas como éstos y a muchas otras cuestiones legales que pueden plagar a la gente en el mundo complejo de hoy día.

Por qué puede ayudar un abogado

Un abogado invierte años en una facultad de derecho para obtener un entendimiento elemental del sistema jurídico. Después de eso la experiencia que obtiene al ejercer su profesión le ayuda a resolver muchos problemas eficazmente. Otra ventaja que un abogado respetado puede llegar a tener es la fe que los funcionarios, jueces y hombres de negocio tienen en la integridad y buen juicio de él. Además, puede tener detrás de él un sistema de apoyo —socios con quienes consultar, una biblioteca de obras de consulta legales, abogados más jóvenes, secretarios— todo lo cual constituye parte de la organización que se necesita para el logro eficaz de las cosas.

Por lo tanto, el tiempo no es la única cosa que el abogado pone a la disposición del cliente. Al fijar los honorarios legales se tienen que tomar en cuenta todas las ventajas que sus servicios encierran. De modo que no sería justo criticar los honorarios del abogado simplemente porque uno no entiende o no ve todo lo que él hace a favor de sus clientes.

Antes de escoger un abogado para que lo ayude con su problema en particular, debe entender algo acerca de los diferentes campos de ley para que pueda preguntar si el caso que usted tiene está dentro de la clase de ley que él ejerce. La complejidad de la vida y de los asuntos comerciales del día actual ha resultado en un aumento de la especialización del ejercicio de los abogados. Un abogado que se demostró eficaz al realizar la compra de la casa para su amigo o al encargarse de un testamento quizás no sea el hombre idóneo para encargarse de un pleito de daños personales o una acción de tratamiento médico erróneo.

Los diferentes campos de la ley

Un campo de la ley tiene que ver con transacciones en las cuales no hay argumento, como la compra y venta de casas, el hacer testamentos, el administrar caudales hereditarios, la satisfacción financiera que surge de divorcios voluntarios; y, en el mundo comercial: la incorporación de compañías, el hacer préstamos y cobranza de dinero, el hacer contratos, y así por el estilo. Rara vez se llevan asuntos legales de esta clase a los tribunales, y se les clasifica como “no contenciosos.”

En Inglaterra y ciertos otros países, la abogacía está dividida en dos secciones, los barristers y los solicitors. Los solicitors son abogados de oficina; los barristers defienden las causas en los tribunales. En los lugares donde la profesión está dividida así, no se les permite a los abogados practicar en ambas capacidades. Sin embargo, en los Estados Unidos, pueden hacerlo.

Las cuestiones y disputas que normalmente tienen que presentarse en el tribunal porque las partes litigantes no pueden quedar de acuerdo se clasifican en otro campo... “derecho civil contencioso.” En este campo están incluidos casos de accidentes automovilísticos, divorcios contenciosos, ejecución de contratos y otros asuntos que envuelven desacuerdos. Las disputas con cuerpos gubernamentales acerca de impuestos, designación de zonas, permisos para construcción y licencias para comercios también están abarcadas por el derecho civil contencioso.

Al que pierde en estos casos se le puede mandar que pague dinero al que ganó, o, que le entregue un automóvil o cierta propiedad. Pero el juicio civil se dicta contra sus bienes. No se puede mandar al individuo a la prisión si no tiene el dinero.

El derecho criminal abarca lo que amenaza al público: robo, fraude, violencia, tráfico de drogas, asesinato y así por el estilo. El castigo puede ser en la forma de multas, prisión, o hasta muerte. El derecho criminal que se hace cumplir realmente suministra el abrigo que protege a la sociedad de la tempestad de desafuero que de otro modo pudiera destruir el orden público.

Cómo hallar al abogado que usted necesita

Si usted necesita un abogado y no conoce a ninguno, haga una investigación juiciosa. No tenga reparos en hacer preguntas. Si hay una asociación de abogados o asesoría pública, pudiera comunicarse con ellas. A menudo un comerciante local, un consultor de impuestos o un conocido personal podrá dirigirlo a un abogado que tenga las habilidades que usted necesita. O usted pudiera telefonear a varias sociedades de abogados para preguntar qué clase de ley ejercen. En algunos lugares ahora se les permite a los abogados anunciar legalmente sus especialidades y hasta mostrar la escala de precios.

Si usted hace una cita para consultar con un abogado, no se sienta obligado a contratar al primero con quien hable. Explique brevemente su problema y vea lo que él propone. Usted puede meditar en el asunto o hasta entrevistar a otro abogado antes de decidir a quién quiere usar. Sin embargo, es posible que tenga que pagar un honorario de consulta por su primera entrevista, según la cantidad de tiempo que tomó.

No tenga reparos en averiguar cuánto se propone pedir el abogado por su servicio. ¿Compraría usted un automóvil sin preguntar el precio? Por un asunto común de derecho comercial como la compra de una casa o la constitución en corporación de una compañía, no debe haber problema en cuanto a decidir lo que se pedirá. Pero un litigio, por ejemplo, envuelve muchas incertidumbres, de modo que por lo general no se puede citar un precio exacto al principio. Aun así, el abogado debiera poder decirle aproximadamente los límites de las costas, y también la proporción o el porcentaje que él va a cobrar.

Cuídese del abogado que promete demasiado a modo de éxito seguro en un caso contencioso. En el mejor de los casos los litigios son inseguros. Cuídese también del abogado que conviene en trabajar por honorarios que están demasiado bajos: puede que no sea competente o no piense dar la debida atención a su problema.

En muchas ciudades están brotando clínicas jurídicas. Ofrecen servicios rutinarios en asuntos de ley a precios más bajos que, según ellos, son posibles debido al gran volumen de casos y las tramitaciones modernizadas. Los abogados ortodoxos a menudo critican estas clínicas, pues dicen que a precios tan bajos habrá que sacrificar la calidad.

Sin embargo, en un estudio de los clientes de una clínica jurídica realizado recientemente por la Universidad de Miami se concluyó que “no es preciso que deteriore la calidad y hasta puede mejorar” en algunos casos. El profesor de derecho Timothy Muris dijo: “Al grado que, por ejemplo, la clínica aumente su especialización y controle mejor su gran cantidad de casos, la calidad puede mejorar.” Pero algunas personas juzgan que en un tiempo angustioso de su vida vale la pena pagar un poco más a fin de tener un abogado de orientación más personal con quien puedan desahogarse y que les pueda servir de respaldo.

Cómo usted mismo se puede ayudar

¿Puede usted ser su propio abogado? La naturaleza del problema y su propia personalidad y aptitud determinarán esto. Si no ha tenido experiencia previa y el caso es importante, tal como divorcio, custodia, accidente grave, o si una gran suma de dinero está envuelta, entonces debe proceder con cautela.

Otra cosa que debe considerarse es que una de las razones principales por las cuales se usa un abogado es para tener la ayuda de alguien que no está emocionalmente envuelto en el caso y que puede ver las circunstancias de modo objetivo. Las emociones pueden oscurecer los puntos en disputa y anublar el juicio de uno.

Además, en el caso de los testamentos puede haber escollos ocultos; y éstos hasta pueden resultar en la pérdida de un legado. Algunas veces el dinero que se ahorra como resultado de usar el conocimiento especial de un abogado basta para sufragar el costo de esto y más. De modo que es prudente no sobreestimar su propia aptitud al tratar de decidir si debe encargarse de su propio caso.

Pero si usted cree que el asunto de usted es de tal clase que puede encargarse de él sin trabas mentales o emocionales, entonces podrá comprar los formularios necesarios en una papelería que abastece a los abogados. En ciertos asuntos no contenciosos hasta hay libros que dicen cómo proceder, paso por paso.

Si empieza el caso y más tarde descubre que es demasiado complejo, es posible que todavía pueda conseguir un abogado para vencer la dificultad o para que se encargue del resto del caso. Sin embargo, un abogado que ha tenido experiencia en estos casos advierte: “Casi siempre cuesta menos conseguir la guía correcta en las etapas iniciales de un asunto que tratar de rectificarlo después que se haya hecho el daño.”

Si la cantidad de dinero envuelta en su caso es relativamente pequeña y ha de considerarse en un tribunal de reclamos menores, quizás decida encargarse de su propio caso. En los tribunales inferiores los trámites son menos rígidos. Pero muchas veces es provechoso ir al tribunal algún tiempo antes de su juicio para observar cómo se hacen las cosas. Muchos jueces son bondadosos para con los que tratan de conducir sus propios casos.

Al beneficiario de un caudal hereditario le pareció irrazonable los honorarios que el abogado había presentado contra el caudal hereditario. El joven consideró el asunto con un amigo abogado quien le señaló en qué puntos los precios eran excesivos. Después de prepararse cuidadosamente, el joven fue al tribunal para presentar su propio caso. Estaba bien preparado, resuelto y procedió con denuedo. El juez redujo los honorarios del abogado por 6.000 dólares.

De modo que en algunas circunstancias, uno se puede ayudar a sí mismo, haciendo las veces de su propio abogado. No obstante, en muchas circunstancias la pericia y experiencia del abogado pueden ser indispensables; y quizás la información que se ha presentado aquí le ayude en la selección prudente de un abogado cuando lo necesite.

¿Podemos esperar que venga el tiempo en que nadie necesite un abogado, cuando la profesión jurídica tal como la conocemos deje de existir? El siguiente artículo considera cómo, aun ahora, se está logrando progreso en esa dirección.

[Recuadro de la página 9]

No vacile en hacer preguntas. Determine el campo de ley que el abogado practica; vea lo que él se propone hacer; averigüe lo que se propone cobrar.

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