¿Qué está pasando hoy en el hogar?
¿Cuál es el lugar más violento de la zona en que usted vive? ¿Le daría una sacudida pensar que “el hogar” puede reclamar esa triste distinción?
“Las riñas familiares,” dijo el Times de Los Ángeles, “han llegado a ser una de las expresiones de violencia más comunes y peligrosas del país hoy día. Casi en cada cuadra, cada distrito, pueblo y suburbio, las parejas se dan patadas, codazos, bofetadas y puñetazos. . . . Puede que la violencia en las calles sea más visible, pero la violencia que ocurre en el hogar está más generalizada... y es tan letal como aquélla.”
Aunque lamenten el verse obligados a hacerlo, millones de personas en Oriente, Europa, América del Sur —sí, en todas partes— tienen que concordar con esto: El hogar en que viven es un violento campo de batalla. Pero otras personas, basándose en su propia experiencia o hasta cierto grado en sus ilusiones, quizás expresen sentimientos tan viejos como los de Cicerón: “No hay lugar más deleitable que el hogar.” O quizás concuerden con el poeta alemán Goethe, quien dijo: “Es más feliz, sea rey o campesino, el que halla paz en su hogar.”
Pero, ¿cuántas personas hoy día realmente hallan paz en el hogar? ¿La halla usted? ¿La hallan la mayoría de sus vecinos? ¿La hallan sus compañeros de trabajo o de escuela? Lo cierto es que la violencia en el hogar es un problema apremiante que, como muestran los siguientes informes, no podemos pasar por alto:
Los periódicos japoneses dieron mucha publicidad a la apertura de un asilo para esposas que reciben trato brutal en sus hogares, declarando: “Las esposas que son golpeadas ya no tienen que sufrir en silencio.” El director de dicho centro en Tokio, quien ha visto a mujeres con huesos rotos y magulladuras grandes —incluso a una a quien su esposo alcohólico la golpea con un bate de béisbol casi todas las noches— dijo: “El número de riñas en los hogares japoneses ha aumentado mucho desde la II Guerra Mundial.”
De Inglaterra vienen noticias semejantes acerca de la situación en ese país y en Europa. Un comité de la Cámara de los Comunes informó: “Para muchas personas el hogar es un lugar muy violento.” Puede verse prueba de esto en el desfile de británicas que entran a los refugios que recientemente se han establecido. Por ejemplo, está Sheila. Ésta, que todavía no ha cumplido treinta años de edad, llegó con la nariz rota, y le faltaban la mayor parte de los dientes y gran parte del pelo. Además, su esposo había tirado al hijo de ella tantas veces de un lado al otro de la habitación por llorar que, a los tres años de edad, el niño era tan temeroso que no se atrevía a hablar.
¿Son éstos ejemplos aislados? Es triste decir que no lo son. La congresista norteamericana Barbara Mikulski señaló que la cuarta parte de todos los asesinatos que se cometen en los Estados Unidos ocurren dentro de la familia, y la mitad de éstos son asesinatos de esposos o esposas. Uno de lo coautores de Wife Beating: The Silent Crisis calculó que 28 millones de esposas norteamericanas sufren maltrato físico a manos de sus cónyuges.
¿Puede alguno de nosotros decir que no ha sido afectado de modo alguno por los tentáculos de este “cáncer,” la violencia en el hogar? Ciertamente los millones de familias en las que las esposas reciben zurras, los niños son maltratados o los esposos son golpeados saben que han sido afectadas. También lo somos nosotros, si a algún amigo o pariente querido le pegan en el hogar. ¿Qué hay si empleamos a alguien o trabajamos con alguien que viene al trabajo magullado o perturbado? ¿No nos afecta esto, tal vez hasta económicamente? Además, ¿qué le está haciendo la violencia en el hogar a la calidad del servicio que nos rinden la policía y los hospitales en sus salas de emergencia? ¿Sabe usted que en algunos lugares mueren más policías al tratar de habérselas con la violencia doméstica que en cualquier otra vía de su servicio? El responder a llamadas que se deben a riñas familiares consume gran parte del tiempo del policía, tiempo que de otro modo podría usarse para proteger al resto de nosotros del crimen y la violencia públicos.
¿Cuáles son las causas de tanta violencia en el hogar? ¿Es el divorcio, que resulta en un hogar roto, la solución básica? Si el “cáncer” de la violencia ha brotado en su hogar —o detecta usted alguna tendencia en esa dirección— ¿qué puede hacer acerca de ello? Puesto que el consejo de la Biblia ha tratado eficazmente con tantos otros problemas de la vida, ¿qué ayuda nos ofrece la Biblia para tratar con este problema? Los siguientes artículos consideran estos asuntos. Consideremos la violencia en el hogar con la convicción animadora de que se puede hacer algo acerca de ella.
[Comentario de la página 4]
“Hay más casos de violencia física entre los miembros de familia que entre cualesquier otros individuos o en cualquier otro medio, excepto en guerras y motines.”—Instituto Nacional de Salud Mental.