El punto de vista bíblico
¿Deben dárseles nalgadas a los hijos?
SIN duda usted ha estado presente cuando niños revoltosos molestaban con su ruido a todos los que estaban cerca. “Si fueran míos,” posiblemente haya pensado, “les daría una buena zurra.” Por otra parte, tal vez haya visto a una madre o padre golpear airadamente a un niño cansado o enfermo cuyo llanto incitó la explosión del padre o madre. Quizás haya opinado que no se debe permitir que los padres den nalgadas, porque a menudo resulta en brutalidad.
Es innegable que la decisión en cuanto a cómo disciplinar a los hijos es una de las decisiones más difíciles que los padres tienen que tomar. ¿Deben emplearse las nalgadas? ¿O son éstas simplemente otro aspecto de la violencia en el hogar? (Vea las páginas 3 a 19.)
Muchas personas, entre ellas especialistas y peritos en sicología infantil, se oponen a que los padres den nalgadas a sus hijos. En Science News (4 de marzo de 1978) el Dr. R. S. Welsh escribió: “El permitir el castigo corporal en el hogar o en la escuela es algo que ya no debe ocurrir.” Algunos afirman que por medio de dar nalgadas se comunican lecciones malas... que el más fuerte puede regir por la fuerza y que la violencia airada es el comportamiento adecuado.
Sin embargo, otras autoridades piensan de modo diferente. Citando a Soine Torma, director de la Clínica del Noroeste para la Guía Pueril, un periódico declaró: “‘Tiene que haber disciplina, tiene que haber orden.’ Esto se extiende a dar nalgadas dijo él, con tal que ‘se den las nalgadas por el mal comportamiento.’” Y, en Dare to Discipline, el Dr. James Dobson escribió:
“Es posible que al portarse violentamente ellos mismos los padres creen hostilidad y agresividad en sus hijos. . . . Sin embargo, cuando el niño baja la cabeza y aprieta el puño, está desafiando a su padre o madre. Si el padre o la madre responde apropiadamente (en los traseros) le ha enseñado a su hijo o hija una lección valiosa que está de acuerdo con el método de instruir de la naturaleza.”
En realidad, la Palabra de Dios es la mejor fuente de consejo sobre la disciplina de los hijos, puesto que Jehová Dios no solo originó a la familia humana, sino que ha observado miles de millones de casos y sabe qué resulta en éxito o en fracaso.
Jehová, Dios de amor, da este consejo a los padres: “No estén irritando a sus hijos, sino sigan criándolos en la disciplina y regulación mental de Jehová.” (Efe. 6:4) La disciplina —instrucción o entrenamiento que amolda— puede ser una expresión de amor. Leemos: “‘Hijo mío, . . . a quien Jehová ama él disciplina.’ . . . Es cierto que ninguna disciplina parece por el presente ser cosa de gozo, sino penosa; sin embargo después, a los que han sido entrenados por ella, da fruto pacífico.” Eso también es cierto en la familia.—Heb. 12:4-11.
Pero, ¿puede incluir la disciplina amorosa de los padres el dar nalgadas? Según la Palabra de Dios, definitivamente puede incluirlo, cuando las nalgadas son una expresión de amor y se dan de modo que estén de acuerdo con el amor. Considere estos versículos del inspirado libro de Proverbios:
“La tontedad está atada con el corazón del muchacho; la vara de la disciplina es lo que la alejará de él.” (Pro. 22:15) “No retengas del mero muchacho la disciplina. En caso de que le pegues con la vara, no morirá. Con la vara tú mismo debes pegarle, para que libres su mismísima alma del Seol.” (Pro. 23:13, 14) “El que retiene su vara odia a su hijo, pero el que lo ama es el que de veras lo busca con disciplina [“pone cuidado en disciplinarlo,” New International Version].” (Pro. 13:24).
Aunque las referencias que se han hecho a la “vara” podrían abarcar varias formas de disciplina impuesta por los padres, el castigo físico ciertamente está incluido. Sea que los padres empleen la mano, una regla de madera o algún otro tipo de “vara” apropiada, cuentan con la autorización de Dios cuando recurren a las nalgadas para dar disciplina amorosa a sus hijos.
Sin embargo, la Biblia da a los padres fuerte consejo en contra de dejarse llevar por la cólera violenta y así los ayuda a evitar los extremos. (Pro. 16:32; 25:28; Col. 3:8) Si un padre o madre, pasando por alto este consejo acerca de reprimir su cólera, le diera ferozmente a su hijo en un estallido de furia, eso sería contrario a lo que la Palabra de Dios dice respecto a que la disciplina es una expresión de amor. De ninguna manera aprueba la Biblia los azotes airados o golpes severos que magullan y hasta pueden tullir a un niño de tierna edad. Eso es maltrato de niños, no disciplina amorosa.
Los padres sabios reconocen que hay varias maneras de corregir o castigar al niño. A veces basta con solo una palabra firme. En otros casos es posible aislar brevemente a un niño desobediente. Cuando debido a descuido o irresponsabilidad pueriles un niño derrama o quiebra algo, muchas veces se obtienen los mejores resultados haciendo que el niño haga la limpieza o trabaje para reemplazar lo roto, si es posible. Por supuesto, es importante ser flexibles y adaptar la disciplina a la situación y al niño; lo que surte efecto con un niño quizás no lo haga con otro.
No obstante, como la Biblia indica, las nalgadas como forma de disciplina sí tienen valor si se emplean de vez en cuando, especialmente en el caso de niñitos. Se notará que, al ir desarrollándose, la mayoría de los niños desafían repetidas veces la autoridad de sus padres en un esfuerzo por saber si “realmente hablan en serio” y merecen respeto. Aun los niños buenos, decentes, quizás digan: “¡Cállate!” O “¡No, no voy a hacerlo!” Un médico explicó que la situación es como si el niño supiera dónde ‘se ha trazado una línea en el suelo’ y no obstante la cruza para ver lo qué harán los padres. ¿Puede el niño hacer lo que quiere sin ser castigado? ¿Quién es el que manda?
Especialmente en el caso de niños muy jóvenes, el momento en que se hace un desafío de esa clase no es necesariamente el tiempo para una abundancia de palabras. Unas nalgadas pudieran ser adecuadas. No, no es cuestión de someter al niño por medio de golpes, sino de darle unas cuantas nalgadas firmes que basten para subrayar quién tiene la autoridad.
Si hay lágrimas, entonces cuando éstas van cesando, el padre o la madre pueden demostrar su amor tomando al niño en los brazos. Con palabras tranquilas, o simplemente un abrazo cariñoso, pueden decir: “Te quiero demasiado para dejarte crecer sin que reconozcas la autoridad y la necesidad de respetarla.” Estas también son buenas ocasiones para ofrecer guía que llegue al corazón. Después de leer en Science News la opinión ya citada acerca de evitar el dar nalgadas, un padre escribió lo siguiente a la revista:
‘Cuando mis hijos se portaban de modo completamente desobediente, mi esposa y yo explicábamos la regla que se había violado y el niño reconocía la necesidad del castigo. En una ocasión, después de haber recibido el número de golpes con la paleta en que habíamos convenido, mi hijito (de unos 6 años de edad) subió lentamente a mi regazo, y abrazándome y besándome dijo: “Papaíto, creo que he aprendido mi lección.”’
Por todos lados nos vemos rodeados de las tristes consecuencias de la permisividad excesiva o indebidamente otorgada. Por eso nos debe ser fácil reconocer la veracidad de esta declaración bíblica: “el que lo ama [a su hijo] pone cuidado en disciplinarlo.” (Pro. 13:24, NIV) Los padres verdaderamente despliegan amor si en los primeros años de la vida de sus hijos empiezan a ayudarlos a reconocer la autoridad y a darse cuenta de que la libertad necesariamente tiene límites razonables. Ciertamente el breve dolor que el niñito siente al recibir nalgadas firmes pero no severas cuando las necesita es mejor que el pesar que sufrirá si, en su adolescencia o años posteriores, no ha aprendido esas lecciones.
El dar nalgadas prudentemente exige verdadero esfuerzo de parte de los padres... pues no pueden dejar que su cariño equivocado los detenga de dar nalgadas, y no obstante tienen que controlarse para que las nalgadas no resulten en brutalidad o en el maltrato del niño. Pero el consejo de nuestro Creador, y los buenos efectos que provienen de seguirlo, prueban que vale la pena hacer este esfuerzo. Es como vierte Proverbios 23:13, 14 la Today’s English Version: “No vacile en disciplinar a un niño. Unas buenas nalgadas no lo matarán. En realidad, puede que le salven la vida.”