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¡Despertad! 1980
g80 8/10 págs. 25-28

Sacando petróleo de aguas turbulentas

Por el corresponsal de “¡Despertad!” en las Islas Británicas

EN CIERTO lugar donde a veces los elementos expresan su furia del modo más borrascoso se ha descubierto petróleo debajo del mar. Como promedio, en el invierno los vientos permanecen calmados aquí solo el uno por ciento del tiempo, y el cinco por ciento del tiempo en pleno verano. Vientos huracanados azotan las instalaciones petroleras, mientras que olas de 27 metros rompen violentamente sobre las plataformas de perforación. Barcos de suministro se han hundido. Sin embargo, el aspecto más grave es que sigue aumentando la cantidad de vidas humanas que se pierden. Estos factores, añadidos a los gastos generales que son normales para un proyecto de esta clase, hacen increíblemente costosa la extracción de petróleo de las aguas turbulentas del mar del Norte septentrional.

En 1964 el gobierno británico expidió a compañías petroleras licencias que autorizaban su realización de sondeos en el mar del Norte en busca de recursos de petróleo, y para 1969 se había hecho el primer pequeño hallazgo de petróleo. Desde entonces la búsqueda ha cobrado gran ímpetu, hasta que ahora hay 14 yacimientos que se consideran comerciales.

Preparándose para la cosecha

Cuando la posibilidad de extracción submarina de petróleo en cantidades comerciales se convirtió en realidad, hubo que emprender la instalación de mucho equipo. Primero fue necesario tender oleoductos submarinos de 81 centímetros de diámetro con paredes de acero de 19 milímetros desde tierra firme hasta en medio del mar. Se protegió a estas tuberías de modo especial usando fieltro bituminoso para impedir la corrosión y luego revistiéndolas con cemento de cinco a 13 centímetros de grueso para prestar peso contra las corrientes mientras se tendía el oleoducto en una zanja.

Fue necesario reconocer el fondo del mar kilómetro por kilómetro para asegurarse de que las tuberías quedaran enterradas adecuadamente. Esto quiso decir que en algunos lugares hubo que descender 137 metros, profundidad a la cual nunca antes se habían tendido oleoductos.

Las plataformas para la producción petrolera presentaron sus propios problemas. Debido a su tamaño y peso, fue necesario montar cada una en tierra y entonces remolcarla a su emplazamiento. La mayor tarea de todas fue la de mover en una sola pieza la estructura que sostiene a cada plataforma de acero, a veces por una distancia de 250 kilómetros o más, y bajarla en el mar en posición vertical en precisamente el debido lugar. Finalmente, se hundieron pilotes de soporte en el fondo marino a una profundidad de aproximadamente 120 metros para asegurar cada instalación.

Sin embargo, no todas las plataformas de producción estaban hechas de acero ni estaban aseguradas todas por pilotes de soporte. También se usaron plataformas de hormigón que dependían enteramente de la gravedad. En mayo de 1978 se remolcó una de estas plataformas de hormigón, que pesaba 600.000 toneladas, desde Loch Kishorn, en la costa occidental de Escocia, hasta el yacimiento petrolífero de Ninian, en el mar del Norte. Se afirmó que este objeto era el más grande que se haya movido en la Tierra hasta la fecha, pues erecto tiene unos 237 metros de alto. Hoy la mayor parte de esta instalación ni siquiera se puede ver sobre el nivel del mar.

Era inevitable que surgieran preguntas acerca de la seguridad de estas plataformas de gravedad erigidas en el mar. Estas estructuras están bajo el incesante ataque de peligros como los de la adhesión de hielo, vientos de fuerza de tempestad de 160 kilómetros por hora, olas gigantescas y hasta el movimiento del fondo marino, y muchas veces estas cosas ocurren en combinación peligrosa. Y como admitió un gran diseñador, todavía no hay entendimiento completo de las fuerzas dinámicas del mar del Norte.

En una plataforma petrolera

Generalmente se llega a los yacimientos petrolíferos por helicóptero, y al partir en uno desde Aberdeen, Escocia, es probable que primero se pase por encima de una de las instalaciones de perforación móviles alejadas del centro. La “Ocean Victory” es un ejemplo típico de estas instalaciones. Es una estructura autopropulsada y semisumergible, lo cual quiere decir que flota y se le puede mover. Cuando está en funcionamiento tiene su casco a unos 20 metros debajo de la superficie, puesto que el tener esta cantidad de la estructura sumergida contribuye mucho a la estabilidad de la instalación. Para mantenerla fija está rodeada de ocho anclas, cada una de 13 toneladas y con líneas que se extienden 1.000 metros. Su torre “derrick” aloja un sistema hidroneumático que mantiene un peso constante sobre el taladro cuando está en funcionamiento, prescindiendo de cuánto se balancee la instalación. Casi todas las instalaciones semisumergibles pueden perforar en 300 metros de agua, aunque usualmente se les puede modificar para perforar en agua hasta de 900 metros de profundidad, si eso se hace necesario.

A corta distancia hacia el este está una plataforma de producción de tipo normal coronada con su torre o “derrick” ahusada de acero y sus tres cubiertas. La cubierta superior no es mucho más que una pista de aterrizaje de helicópteros, mientras que la de en medio es la principal zona de trabajo donde se realiza la perforación. La cubierta inferior tiene una zona de almacenamiento donde se amontonan los trozos de acero que se usan en la operación. También en esta cubierta está el alojamiento de los obreros; tiene cabida para unos 150 hombres, con dos comedores, un cuarto para juegos en el cual hay televisores, equipo para la exhibición de películas y una biblioteca. Debajo de todo esto está la principal estructura de soporte de la plataforma.

Algunas plataformas de producción pueden extraer petróleo de hasta 27 pozos. En tierra, con pocas excepciones, se perforan los pozos verticalmente, pero allá en el mar del Norte el costo de tener un solo pozo para una instalación sería prohibitivo, de modo que se ha empleado la perforación direccional. Para lograr esto, aunque se perforan los pozos verticalmente por una corta distancia desde el fondo marino, después se les desvía a lo largo de vías planeadas a puntos situados a determinadas distancias, profundidades y direcciones desde la plataforma.

Problemas de los buzos

El mundo submarino relacionado con el desarrollo de la perforación en busca de petróleo a cierta distancia de la costa del mar del Norte siempre necesita buzos, quienes frecuentemente ganan más de 60.000 dólares al año. Esto es cierto a pesar de que solo pueden trabajar por 25 minutos a la vez a una profundidad de 90 metros. Los peligros que este trabajo encierra son horrendos, y según el índice actual de accidentes solo hay una probabilidad en cinco de que el buzo sobreviva por 20 años. De hecho, la Asociación Médica Británica considera esta ocupación “cincuenta veces más peligrosa que la explotación minera.”

Eso no es extraño, pues las bajas temperaturas junto con la alta conductividad térmica de las aguas pueden enfriar al buzo no protegido hasta dejarlo insensible en cuestión de minutos. Al mismo tiempo, para que la presión no lo vaya a aplastar tiene que poder respirar a la presión marina donde esté trabajando, y cuando trabaja a una profundidad mayor de 50 metros la mezcla gaseosa es tan crítica que hay que vigilarla y controlarla continuamente. Si al buzo se le somete a compresión con demasiada rapidez puede sufrir de temblores; por otra parte, la compresión lenta puede tomar días. La única solución es el buceo de saturación en el cual el buzo quizás tenga que pasar tres semanas bajo compresión continua encerrado en una cámara de acero con solo la compañía de otros buzos. Huelga decir que tal ambiente no puede menos que crear graves tensiones mentales y físicas.

Otro gran peligro estriba en la dificultad de conseguir tratamiento para el buzo lesionado. Después de un buceo muy profundo, digamos de unos 200 a 225 metros, el buzo tiene que enfrentarse a por lo menos siete días de descompresión. ¿Qué se hace actualmente en caso de que un buzo se lesione? Lo primero sería trasladar al lesionado a la cámara de compresión en la cubierta de su plataforma. Entonces se subiría al lado de esta cámara una cámara especial de traslado bajo presión, construida de titanio para que no pese más de unos 900 kilos, y se uniría esta cámara a la otra. Después que se haya hecho el transbordo del lesionado, hay que transportar la cámara de presión de titanio por helicóptero a una unidad médica especial a presión en Dundee, Escocia.

El efectuar todo esto requiere tiempo vital, y si las lesiones son muy graves hay probabilidad de que el hombre muera antes de que llegue la ayuda médica adecuada. Aun cuando se hace el traslado con éxito y se efectúa una operación en la unidad, todavía no se sabe de seguro cuáles son los efectos de la descompresión en las heridas suturadas. Además, en una cámara de compresión la anestesia normal por inhalación de gases deja de ser práctica, y no se puede usar ningún aparato eléctrico debido al elevado riesgo de incendio y explosión.

Los noruegos ya han desarrollado un quirófano que está construido en el sistema de cámaras revestidas de aluminio de su nuevo Instituto Subacuático que da al puerto Bergen, en Noruega.

Los sumergibles

El sumergible es un tipo de buque submarino que puede bajar a profundidades mucho mayores que las que puede alcanzar un buzo. Esto los hace indispensables en la búsqueda de reservas de petróleo en el mar. Estos minisubmarinos tienen menos de 6 metros de largo. Cada uno lleva una tripulación de dos hombres que, aunque no pueden salirse del submarino cuando están sumergidos, pueden dirigir cámaras especiales que registran los datos en una cinta magnética para que los peritos hagan un examen posterior de ello en la superficie o en la base costera. Aunque estos sumergibles están equipados con sistemas para sostener la vida por 320 horas-hombre, salen de la base y trabajan en pares para que, si uno de ellos se topa con dificultades, el otro pueda ser usado en una misión de recuperación, ayudado por un torno elevador.

El desarrollo del “Seabug,” de fabricación británica, un vehículo teledirigido que recorre el suelo del océano, y la Cámara Submarina canadiense han facilitado mucho la tarea. Este último vehículo le provee a la tripulación un ambiente normal en el cual trabajar en el fondo del mar, y la tripulación hasta tiene el apoyo de cápsulas que les dan servicio regular de ida y vuelta a la superficie. Aunque se ejerce gran cuidado, el buceo sigue siendo una ocupación peligrosa. A fines de 1978 dos buzos de la compañía Mobil Oil murieron en su campana de buzo después que el mar borrascoso partió las líneas que venían de su barco de suministro.

Tecnología de exportación

Los esfuerzos por extraer petróleo del mar del Norte han resultado en mucho progreso tecnológico. Algún tiempo atrás la publicación The Guardian comentó: “Desde el punto de vista de la nación [el Reino Unido] podemos ganar mucho más de la venta de nuestra excelente tecnología que lo que jamás pudiéramos obtener del petróleo del mar del Norte.” Esto está resultando cierto.

Uno de los mercados más prometedores de la actualidad es la América del Sur, especialmente el Brasil. Las reservas “offshore” del Brasil, es decir, a corta distancia de su costa, están en aguas de profundidades parecidas a las del mar del Norte. El lugar para la exploración es la cuenca de Campos, a menos de 160 kilómetros de la costa de Río de Janeiro, en aguas de hasta 200 metros de profundidad. Se calcula que en los próximos 10 años el Brasil necesitará de 30 a 40 plataformas de producción. Esto, a la vez, creará el mercado para submarinos de inspección, botes de suministro y otro equipo técnico. También se ven perspectivas de exportación en los yacimientos a las afueras de la costa de Venezuela, Argentina y México, y en el mar Caspio de la U.R.S.S.

Perspectivas

¿Qué se puede decir acerca de la prospección futura por petróleo? El Departamento de Energía del Reino Unido ha declarado por medio de su Junta de Tecnología Off-shore: “Para mantener la autosuficiencia durante los años noventa se precisará que den buen resultado el descubrimiento y la operación en las aguas más profundas del R.U. en 1985-1990.” Las aguas más profundas a las que se hace referencia serían de 300 a 2.000 metros. Sin embargo, los exploradores que buscan petróleo han advertido que posiblemente ya se hayan hecho los descubrimientos más grandes en el mar del Norte... tanto como las tres cuartas partes del total. De hecho, también se está dirigiendo la atención a la posibilidad de descubrir petróleo en el suelo británico. Un petrolero optimista dijo: “Nos hallamos allí en la misma posición [el sur de Inglaterra] en que estuvimos respecto al mar del Norte hace 20 años. Sabemos que el petróleo está allí. . . . Solo es cuestión de tiempo.”

Entretanto, al terminar nuestro examen de las instalaciones de perforación y plataformas de producción del mar del Norte, es bueno que pensemos en el verdadero costo del petróleo... el precio que se paga en vidas humanas, así como los problemas singulares de esta nueva tecnología. ¿Realmente vale la pena? Parece que la mayoría de las personas creen que sí. Tal vez el tiempo dirá si tienen razón o no. Entretanto, la rigurosa lucha por extraer cada vez más petróleo del turbulento mar del Norte sigue sin aflojar el paso.

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