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¡Despertad! 1981
g81 8/6 págs. 5-8

Pesando la alternativa

LA MAYORÍA de las personas concuerdan en que experiencias como la que se acaba de relatar realmente suceden. Pero estas personas señalan que muchos matrimonios también están llenos de problemas y ansiedades.

Eso ciertamente es verdad. El aumento en el número de divorcios en casi todo país del mundo es prueba de ello.

Sin embargo, ¿significa esto que el vivir juntos sin haberse casado es más tolerable que el matrimonio, y mejor camino hacia la felicidad?

¿Cuál es más fuerte?

Se afirma que una relación que se escoge es más fuerte que una relación por obligación. Pero, realmente, ¿cuál es más fuerte? ¿una relación que ofrece la expectativa de durar solo un día a la vez hasta que surja una circunstancia a la cual una de las personas no esté dispuesta a enfrentarse, o una relación en que las personas estén dispuestas a ajustarse a las circunstancias imprevistas, y que dure tanto tiempo como sea posible?

En ambas circunstancias, muchos de los problemas son los mismos. Por ejemplo, el tomar decisiones en tales asuntos como dónde vivir, cuánta independencia debe tener cada uno, qué prácticas sexuales se van a aceptar, y si la pareja tendrá hijos o no, son asuntos a los que se enfrentan tanto las personas casadas como las que viven juntas sin haberse casado.

Pero, sin el compromiso del matrimonio, otros problemas se agravan. Por ejemplo, ¿qué artículos grandes se deben comprar, y con el dinero de quién? ¿Quiénes deberían saber que ellos no están casados, y quiénes no deberían saberlo? ¿A qué amigos personales pudieran invitar al hogar, y de qué manera se van a presentar a otras personas? ¿De qué manera van a hacer frente a los familiares y parientes cercanos? Estas son solo algunas de las cosas que se hacen más difíciles cuando no existe el sentido de obligación que impone el matrimonio.

El valor del sentido de obligación

Un maestro de 28 años de edad que terminó por casarse con la mujer con la cual estaba viviendo dijo: “Después de un par de años, comencé a sentir que vivía en un vacío. El vivir juntos no suministraba ningún sentido de orientación para el futuro. . . . No podíamos decidir si queríamos comprar una casa o no, si íbamos a gastar nuestro dinero en vacaciones costosas o ahorrar dinero para formar una familia. Ahora, ninguno de los dos está libre para recoger sus cosas e irse, pero el cambio ha hecho posible que podamos hacer planes.”

Una escritora de 34 años de edad hizo la siguiente declaración: “Quizás estoy chapada a la antigua, pero el sentido de obligación que ofrece el matrimonio me hace sentir más segura. Comencé tantas relaciones en las que los hombres terminaban por irse abruptamente que la preocupación en cuanto a si J‐‐‐‐‐ también me abandonaría me dejaba sin energías para poder trabajar. Me encanta el alivio que proviene de haber admitido el uno al otro, y al mundo, que tenemos la intención de permanecer juntos.”

Es cierto que el compromiso total del matrimonio no protege de los problemas a las personas. Pero sí les ayuda a sentirse más obligadas a trabajar para resolver los problemas, en vez de aceptar rápidamente el fracaso. Un esposo, que solía discutir continuamente con su compañera antes de casarse con ella, dijo: “Desde que nos casamos, hemos estado esforzándonos cada vez más por no pelear. Ambos estamos haciendo el esfuerzo. Puesto que hemos entrado en un compromiso, no hay razón para estar peleando en cuanto a ello. Antes, nos amenazábamos el uno al otro con la separación, pero parece que ya no hacemos eso.”

La Dra. Nancy Clatworthy, de la Universidad Estatal de Ohio (E.U.A.), halló que las parejas que no habían vivido juntas antes de casarse eran “un poco más felices y tenían más éxito. Había menos divorcios entre ellas.” Un estudio que se hizo de 211 parejas en Australia reveló que “los que vivían juntos discutían en cuanto a terminar la relación entre ellos . . . con mucha más frecuencia que los casados.” En el informe se hizo el comentario de que en el caso de personas que no se sentían comprometidas a seguir con la relación había “menor grado de cariño y amor para con el compañero, así como menor grado de fidelidad sexual para con el compañero, que en el caso de los casados.”

Cuando hay niños

¿Qué clase de relación ha resultado ser la mejor para el bienestar mental y físico del niño? Sin duda es la de un matrimonio estable de padre y madre que suministra cariño, apoyo e instrucción.

Muchos de los que viven juntos sin estar casados prometen casarse en caso de embarazo. Pero, ¿es un embarazo imprevisto un buen fundamento sobre el cual edificar un matrimonio? Muy a menudo, cuando hay embarazo, el compañero rehúsa casarse. ¿Es realmente muestra de madurez hacer que los hijos de uno lleven el estigma de ser ilegítimos?

La evidencia muestra que, en general, los niños que saben que son de padres no casados, al igual que los que vienen de hogares que se han deshecho, se crían desconfiando de la gente. Ellos mismos no están preparados para entablar relaciones permanentes con otras personas y pudieran ser muy cínicos acerca del valor del amor.

Un padre y una madre amorosos significan una gran diferencia en el desarrollo y la estabilidad del niño. Arthur Graham, siquiatra de niños británico, dijo: “No hemos podido hallar mejor manera de criar a un niño que dentro del marco de la familia, y todos nuestros esfuerzos deben tener como meta el hacer que los padres sean más aptos en el desempeño de este trabajo.”

Toda indicación señala a una sola conclusión: mientras mayor grado de compromiso exista, mayor probabilidad hay de que la relación tenga éxito para todos. Pero, ¿a qué se debe esto?

Una razón más profunda

Hay una razón mucho más profunda por la cual el matrimonio es el mejor arreglo para todos los que tienen que ver con éste, y por qué, como dijo el Dr. Graham, “no hemos podido hallar mejor manera de criar a un niño que dentro del marco de la familia.” Esta tiene que ver con la manera en que estamos hechos.

Es obvio que la mente y las emociones humanas son muy complejas. ¿Quién, entonces, pudiera decirnos cómo funcionan mejor la mente y las emociones en las relaciones entre hombre y mujer, así como también en las situaciones que tienen que ver con los niños?

Bueno, ¿no está el Creador del hombre y la mujer, el que diseñó la capacidad para engendrar hijos, en la mejor posición para saber esto? De seguro el Hacedor de los dos sexos puede decirnos por qué los creó y lo que llevaría al mejor resultado en la relación entre ellos.

Por lo tanto, cuando la Biblia nos dice de Dios que “macho y hembra los creó,” podemos estar seguros de que había un propósito tras ello. (Gén. 1:27) Un propósito fue el de proveer compañerismo, y otro tenía que ver con producir prole, pues se dice que la mujer es ‘un complemento’ del varón. (Gén. 2:18) ¿Sería la relación de ellos una relación provisional, o de prueba? La Palabra del Creador responde que no: “El hombre dejará a su padre y a su madre y tiene que adherirse a su esposa y tienen que llegar a ser una sola carne.” (Gén. 2:24) Además, una relación matrimonial de esta índole proveería el mejor ambiente para criar a los hijos.—Gén. 1:28; Efe. 6:4.

Sí, Dios creó los dos sexos y se propuso que ellos se unieran en un matrimonio honorable y se adhirieran uno al otro para formar una familia. De hecho, Jesucristo después dijo: “Cualquiera que se divorcie de su esposa, a no ser por motivo de fornicación, y se case con otra comete adulterio.” (Mat. 19:9) Más adelante, la Biblia dice: “Esto es voluntad de Dios . . . que se abstengan de la fornicación.”—1 Tes. 4:3.

Por lo tanto, el vivir juntos sin entrar en un compromiso ante testigos y sin que este compromiso esté propiamente registrado significa sencillamente que la pareja está viviendo en fornicación. Dios no puede bendecir tal unión ilícita, y esta unión no puede resultar en que los que quisieran hacer lo que es correcto tengan una conciencia limpia.—1 Cor. 6:9, 10; Rev. 21:8; 22:15.

A algunas personas tal vez les parezca que las leyes morales de Dios les privan de diversos placeres de la vida. Pero de ninguna manera es así. Las leyes de él se hicieron para el bien de los seres humanos, no para privarlos de felicidad. El enorme aumento en las enfermedades venéreas, las preñeces no deseadas, los abortos y las angustias que resultan de pasar por alto desenfrenadamente las leyes morales de Dios muestran que el burlarse de las leyes de Dios no produce ningún bien duradero a los seres humanos.

Con todo, si el matrimonio es un arreglo de Dios, entonces, ¿por qué han experimentado tantas personas casadas tanta angustia, especialmente en nuestra generación? ¿Qué se requiere para hacer un éxito del matrimonio?

[Comentario en la página 6]

La evidencia muestra que, en general, los niños que saben que son de padres no casados se crían desconfiando de la gente

[Comentario en la página 7]

Toda indicación señala a una sola conclusión: mientras mayor grado de compromiso exista, mayor probabilidad hay de que la relación tenga éxito para todos

[Comentario en la página 7]

Jesucristo dijo: “Cualquiera que se divorcie de su esposa, a no ser por motivo de fornicación, y se case con otra comete adulterio”

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