Cómo retener su empleo
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en el Brasil
EN ESTA era industrial, millones de personas trabajan en fábricas, oficinas y tiendas para mantener a sus familias. Aunque tienen empleo, muchas personas están en temor constante de perderlo. A veces se deja cesante a un gran número de personas a quienes se les pudiera hacer difícil hallar nuevo empleo. Por eso, la gente se preocupa profundamente por conservar el empleo que ya tiene.
¿Qué puede hacer usted para reducir la posibilidad de que se le despida en caso de que la empresa para la cual usted trabaja tenga que reducir la cantidad de sus empleados?
Muestre interés
En primer lugar, trate de ver la empresa para la cual usted trabaja desde el punto de vista de su patrón. ¿Cómo puede hacerse eso? Bueno, para él la empresa es muy importante. Por eso él se siente agradecido cuando usted se interesa sinceramente en el bienestar de ésta. Esto significa mostrar interés no solo en el trabajo mismo, sino también en la propia conducta de usted y cómo ésta afecta a la empresa.
El interés sincero en el bienestar de la empresa se muestra mediante llegar al trabajo a tiempo y estar listo para cooperar en tiempos de necesidad, como cuando se requiere rendir horas extraordinarias de trabajo o cuando es necesario hacer tareas humildes. Los que se preocupan excesivamente por el tiempo o por una compensación muestran que su corazón no está en el trabajo. Tenga presente que por lo general se remunera bien el trabajo que se hace de buena gana y bien.
¿Cómo pudiera usted mostrar interés en la empresa durante períodos de poca actividad en su departamento? Quizás su sección necesite limpieza. O quizás usted pueda hablar con su supervisor y ofrecer sus servicios para ayudar en otro departamento. Los patronos aprecian a los trabajadores que se dan cuenta del trabajo que tiene que hacerse y que toman la iniciativa de hacerlo. Por ejemplo, se observó que en una pequeña heladería había tres muchachas atendiendo a los clientes. Sin embargo, frente al mostrador había muchos vasitos de helado usados, y por el suelo había papeles regados que daban una apariencia desagradable al lugar. Si usted fuera el dueño, ¿no hubiera agradecido el que una de las muchachas, aunque no se le hubiera empleado para que hiciera la limpieza, hubiera tomado la iniciativa de limpiar de allí los vasos y papeles? Ciertamente el que ella hubiera mostrado esta clase de interés en la apariencia general de su zona de trabajo no le habría pasado desapercibido al dueño, tal como el revoltijo en el suelo no pasó desapercibido a los clientes.
Sea parte de la solución
Por lo general los patronos tienen bastantes problemas con el personal, especialmente en empresas grandes. No contribuya a estos problemas. Sea una fuente de paz, no de disensión.
Si surge un problema inesperado con relación a su trabajo, piense en términos de soluciones. ¿Qué pudiera hacer usted para ayudar a resolver el problema? Y si recibe instrucciones en cuanto a cómo resolverlo, siga estas instrucciones cuidadosamente.
Sí, el ser parte de la solución y no del problema es ciertamente una buena inversión con relación a conservar su empleo.
La honradez y la cortesía valen la pena
Si usted tuviera su propio negocio, ¿le gustaría tener empleados en quienes pudiera confiar? Su patrono piensa de esa manera. Por lo tanto, sea honrado para con él, aun en asuntos pequeños.
Por ejemplo, nunca lleve a su hogar sin permiso nada que pertenezca a la empresa. Algunas personas tratan de justificar el robo al decir: ‘Pero ellos ya no usan este material,’ o: ‘La empresa es rica, y no va a echar de menos esto.’ Recuerde, el ser honrado es siempre el derrotero correcto. El que usted sea honrado puede ser lo decisivo en cuanto a si usted ha de perder su empleo o conservarlo.
¿Cuán resuelto está usted a ser honrado sin importar lo que otros hagan? Considere esta situación: Un hombre trabajaba de gerente en un taller de materiales de construcción de Río de Janeiro. Su patrono le pidió que utilizara ciertas tácticas de negocio dudosas. Cuando el gerente rehusó hacer esto, fue despedido. Sin embargo, algún tiempo después el dueño del taller no se halló satisfecho con lo que estaba sucediendo en su negocio y decidió volver a llamar al empleado a quien había despedido. La oferta consistió en un mejor salario, permiso para vivir cerca del lugar de trabajo en una excelente casa que en un tiempo había ocupado el dueño del taller y, por supuesto, la garantía de que el empleado podría trabajar sin usar métodos de vender impropios.
El dueño de una empresa pidió a un hombre recién empleado que mintiera acerca de la mercancía. La respuesta de éste fue: “Si mintiera por usted, le mentiría a usted. Lo siento, pero no mentiré por usted ni a usted.” Al poco tiempo el dueño lo hizo gerente de todo el establecimiento.
Otro punto importante: ¿No es un placer trabajar con compañeros de trabajo amistosos y alegres? En un mundo donde la cortesía y los buenos modales están menguando, es reconfortante conocer a alguien que todavía cree en hacer felices a otros.
Un conductor de autobuses de São Gonçalo, en el Estado de Río de Janeiro, Brasil, dijo: “¿Por qué no debería yo ayudar a los pasajeros a sentirse contentos? No cuesta nada el ser cortés. Por eso, cuando alguien desea bajarse en cierta parada, lo llamo, le doy las gracias por haber viajado conmigo y le deseo un buen día. Es una recompensa placentera el recibir en cambio sonrisas y las gracias. Cuando llegué a la edad de jubilarme, decidí tomar vacaciones. Sin embargo, el dueño del autobús me pidió que regresara y continuara trabajando, porque los pasajeros se estaban quejando debido a mi ausencia.”
Con relación a este conductor, el presidente de la Confederación Nacional de Trabajadores de Transportación por Tierra escribió: “Procuré conocer su nombre para recomendárselo a usted como digno de la mejor atención y consideración, como excelente conductor en todo el sentido de la palabra, tanto como ser humano como en calidad de profesional.” ¿Pudiera usted pensar en que despidieran a un conductor como ése? ¿Pudiera usted imaginarse que a él se le fuera a hacer difícil conseguir otro empleo, si tal cosa fuera necesaria? Por lo tanto, aprecie el valor de la amigabilidad y la cortesía como algo que puede ayudarle a conservar su empleo.
Sí, se puede hacer mucho para aumentar las posibilidades de conservar un empleo: Muestre interés genuino en su trabajo. Sea puntual. Haga el mejor trabajo posible. Recuerde que la honradez y la cortesía realmente valen la pena. Si llegara el día en que se redujera el personal en su trabajo, muy bien pudiera suceder que usted conservara su empleo.
[Recuadro en la página 22]
CÓMO CONSERVAR SU EMPLEO
1. Sea cortés y respetuoso para con sus superiores y compañeros de trabajo.
2. Siga el plan de acción de la empresa. No sugiera cambios grandes a menos que se lo pidan o tenga considerable experiencia.
3. Si usted es perito, no rechace otra tarea sencillamente porque sea diferente del campo en que usted se haya especializado.
4. Sea puntual, y no falte al trabajo a menos que la situación esté más allá de su control.
5. No lea ni haga trabajo de índole personal durante las horas del trabajo, a menos que tenga permiso especial.
6. Interésese en su trabajo como si la empresa fuera suya.
7. Si hay verdadera necesidad de hacer trabajo adicional o de trabajar a veces horas extraordinarias, coopere sin quejarse.
8. No vea a su patrón como un explotador intrínseco. Es muy probable que el trabajo bien hecho sea recompensado.
9. Vale la pena no estar tan preocupado por sus “derechos” que olvide sus “deberes” como empleado.
10. Si es posible, evite molestar a sus superiores con sus problemas personales, tales como desacuerdos con compañeros de trabajo.