¿Habrá verdadera paz algún día?
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en el Japón
MICHIKO era solo una joven viuda cuando oyó por la radio las sorprendentes noticias. Era la voz del emperador quien decía que la lucha había terminado; el Japón se había rendido incondicionalmente.
El asombro inicial de ella se tornó inmediatamente en ira. “¿Pero por qué?,” se preguntaba a sí misma. “¿Por qué darse por vencidos ahora? ¿Por qué no luchar hasta vencer o morir, sí, hasta que todo el mundo, incluso yo misma, esté muerto?”
Se comprende por qué ella abrigaba pensamientos amargos. Su esposo había muerto en la guerra. Había tenido que irse al ejército cuando ella todavía estaba en el hospital con su hijito de una semana de edad. El cuadro que pendía de la pared era lo único que su hijo, Yasuo, jamás vería de su padre. Ella recordaba vívidamente también la noche en que los bombarderos B-29 norteamericanos hicieron incursión en Tokio y destruyeron su hogar y todas sus pertenencias.
“A los japoneses se les había pedido que dieran todo para la guerra,” recordó Michiko, “y ahora se nos dice que todo ha terminado, que está perdido. ¿Dónde está ‘Kamikaze’?a ¿Qué pasó con los ejércitos japoneses que hasta la fecha nunca habían perdido una guerra? ¿Dónde está la orgullosa tradición de ellos de ‘No rendirse’?” Estas y otras ideas similares le pasaron por la mente.
Pero ya han transcurrido rápidamente casi 37 años. Japón ha disfrutado de paz y prosperidad relativas. Michiko puede recordar los años de la guerra con actitud filosófica y entiende mejor qué pasó y a qué se debió el fracaso. Ella comprende que la guerra ha desperdiciado vidas, ha retrasado el progreso y ha arruinado la Tierra. Después de la guerra se informó que, en los bombardeos aéreos, habían muerto 668.000 personas tan solo entre los civiles. La mayoría de las ciudades principales estaban en ruinas. Se había animado a los japoneses a luchar por su país y su emperador, pero las cuestiones por las que se peleaba no estaban claras en la mente de ellos. Ella puede ver cómo los políticos se valieron de la religión para conseguir que la gente apoyara la guerra con fe ciega y resolución obstinada. Ella habla de lo terrible que es el nacionalismo cuando se inculca éste en la mente de niños escolares de edad tierna.
Aun ahora se están peleando guerras terribles en el mundo, ¡y qué armas tan aterradoras hay! Además, muchas de esas guerras están afectando adversamente al Japón y su economía. Se ejerce mucha presión en el Japón para que aumente sus “gastos de defensa.” ¿Se eliminará de la nueva constitución el artículo en el cual se renuncia a la guerra? ¿Volveremos a tener guerra, quizás una guerra nuclear? Mucha gente opina que ésta es una verdadera posibilidad, puesto que las naciones tienen amontonadas decenas de millares de armas nucleares. ¿Por qué no podemos tener verdadera paz, en todo el mundo? Michiko pregunta: “¿Es incapaz el hombre de vivir en paz?”
[Nota a pie de página]
a ”Kamikaze,” literalmente “viento divino,” se refiere al tiempo en que los mongoles trataron de invadir el Japón en 1281 y fueron rechazados. Un terrible tifón redujo considerablemente la flota de los mongoles, lo cual fortaleció la creencia japonesa en la protección divina de su país.
[Fotografía en la página 3]
Epicentro de la explosión atómica, Hiroshima, Japón