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  • Un hogar limpio a pesar de la mala salud

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  • Un hogar limpio a pesar de la mala salud
  • ¡Despertad! 1982
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  • La importancia de la actitud
  • Vea las cosas como son
  • Facilite el trabajo
  • Haga un poco a la vez
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¡Despertad! 1982
g82 8/7 págs. 12-15

Un hogar limpio a pesar de la mala salud

Algunas amas de casa comparten sus secretos

ES SORPRENDENTE lo limpio que está el apartamento de tres habitaciones. El piso recién fregado de la cocina deja en el aire un refrescante olor a limpieza. La mujer de la casa prepara diligentemente la comida sobre una cocina que está tan limpia que podría usarse como mesa de comedor. El mobiliario, incluso el refrigerador, está inmaculado.

En un apartamento cercano, también está preparando la comida una mujer. Pero el olor a ropa sucia ahoga el aroma de la comida. Debajo de muebles rotos y manchados se ven bolas de polvo cubiertas de pelusa. Los platos sucios que están amontonados al lado del fregadero están a punto de derrumbarse.

Sin embargo, ¿qué tienen en común estas dos mujeres? Padecen de asma crónica... que a veces les ataca de manera tan severa que apenas pueden respirar y tienen que guardar cama. Pero, ¡qué contraste hay entre el hogar de una y el de la otra!

Puede que usted, o alguien allegado a usted, figure entre los millones de personas por todo el mundo que se enfrentan diariamente a la lucha de mantener limpia la casa mientras se hallan encadenadas a una enfermedad crónica que las incapacita, tal como el asma, la artritis, trastornos cardiacos o cualquier otro mal.

¿Por qué preocuparse por un poquito de mugre?

“Vivo sola. Nadie ve la mugre sino yo y unas cuantas amigas íntimas, así, ¿por qué debo preocuparme?,” preguntó una viuda de pelo cano. “Solo los miembros de la familia ven la suciedad y ellos conocen mi condición,” añadió un ama de casa que padece de dolor en las coyunturas a causa de la artritis.

Pero, hay beneficios específicos que provienen de tener un hogar limpio. De hecho, el polvo agrava algunas enfermedades respiratorias. Sentimos una atracción natural hacia la belleza del orden y la limpieza que se asocia con éste, y al mismo tiempo tendemos a huir, aunque solo sea mentalmente, del desorden. Cuando la casa está ordenada, por lo general se evitan las frustraciones envueltas en tratar de hallar un objeto que se necesita. Además, el tener un hogar limpio da a la persona un sentido de dignidad y de amor propio.

La mayoría de los que padecen de enfermedades crónicas concuerdan en que hay beneficios específicos que provienen de tener el hogar ordenado, pero parece que hay sentimientos profundamente arraigados que impiden el que algunos hagan esfuerzos al respecto.

La importancia de la actitud

Es muy fácil que la persona que padece de una enfermedad crónica llegue a tenerse lástima y piense: “¿Para qué esforzarme?” Claro que si uno sufre de una grave desventaja física y frecuentemente siente dolores, es difícil mantener una disposición alegre. Es fácil para otros decir: “Cobre ánimo, su condición no puede ser tan mala.” Pero usted sabe lo mala que es y usted es quien tiene que vivir con su impedimento cada día.

No obstante, usted tiene que reconocer que la situación pudiera ser peor. Usted sí tiene la vida, y su propia actitud puede contribuir a que ésta parezca vacía y le ocasione frustración o sea placentera y llena de significado. En la Biblia un sabio proverbio (Pr 15:15) dice: “Todos los días del miserable [afligido] son malos, pero el de corazón feliz [bueno en el corazón] es un perenne banquete.”—Cantera-Iglesias.

Para algunas personas que sufren de una desventaja física, “todos los días... son malos.” Se sienten desgraciadas. Pero, si uno considera como bendición el que siquiera tenga un hogar que limpiar y por lo menos cierto grado de energía para hacerlo, la situación parece diferente. Para esa persona, la vida puede ser tan deleitable como el disfrutar de un “perenne banquete.” Algunos días no son óptimos, pero no todos los días son malos.

“Hay veces que realmente no tengo ganas de limpiar,” dijo un ama de casa que padece de asma crónica, “pero siempre me he preocupado por tener la casa limpia. No puedo soportar un lugar sucio. Así que sigo adelante y trato de hacer la limpieza. Después estoy bien cansada, pero miro lo que he hecho —todo luce bonito y resplandeciente— y me siento satisfecha.” La actitud de ella es lo que la ayuda.

Vea las cosas como son

“Trate de hacer todo lo que le sea posible dentro de las limitaciones de su impedimento, ¡pero no malgaste sus energías en hacer algo que realmente no sea importante solo porque quiere convencerse de que puede hacerlo!” recomienda el libro Homemaking for the Handicapped. Hay que ver las cosas como son.

Tal como usted acepta el hecho de que tiene los ojos azules y el pelo castaño o de que tiene que usar lentes, del mismo modo aprenda a aceptar su enfermedad u otras limitaciones. Tome en cuenta las habilidades que usted sí tiene y parta desde ese punto. Reconozca que su hogar no estará tan inmaculado como el de otras personas que disfrutan de mejor salud. Con todo, en muchos casos, si usted se interesa en su hogar, éste estará más limpio que el de personas que permiten que la pereza o la falta de dignidad les impidan limpiar a fondo.

No obstante, las mejores intenciones pueden quedar sin realizarse debido a que la faena doméstica puede ser abrumadora. Sin embargo, algunas sugerencias prácticas pueden aligerar la labor.

Facilite el trabajo

“Si un hierro [hacha] se ha embotado y alguien no ha amolado su filo, entonces empleará con esfuerzo sus propias energías vitales,” dice la Biblia. “De manera que el usar la sabiduría para éxito significa ventaja.” (Eclesiastés 10:10) Aunque uno podría cortar un árbol con un hacha embotada, ¡qué tarea sería hacerlo! En cambio, si sabiamente se ‘amolara’ o afilara el hacha, ¡cuánto se reduciría la cantidad de ‘energía vital’ necesaria para efectuarlo! Es esencial que la persona enfermiza siga este principio, pues la energía es como el dinero... mientras menos tenemos, más tenemos que hacer que nos dure.

Así piense: ¿Cómo puedo simplificar los quehaceres domésticos? ¿Qué medidas puedo tomar para usar menos de mi ‘energía vital’ y aun así realizar la tarea?

● ELIMINE EL DESORDEN

“Procuro evitar que la casa esté atestada de cosas aquí y allá. No me parece bien,” dijo un viudo de ochenta años de edad que estaba convaleciendo después de haberse sometido a cirugía mayor. Al mirar su hogar sencillo, pero sorprendentemente ordenado, uno no puede menos que apreciar su punto de vista.

Examine lo que hay en su hogar para ver qué cosas pudiera eliminar. Quizás pudiera eliminar el sillón que tiene en ese rincón oscuro, donde nadie se sienta de todos modos, o aquel pequeño armario que solo contiene basura. ¿Cuántos adornos tiene colocados o colgados en la habitación? Requiere menos esfuerzo quitarle el polvo a 10 de éstos que a 20. Si usted tuviera mejor salud, quizás pudiera tener más muebles y adornos. Pero, una habitación no necesariamente se ve vacía si solo hay unos cuantos adornos. Si selecciona con cuidado los pocos adornos que usa, eso pudiera mostrar a mayor grado que tiene buen gusto.

Si tiene una casa grande, a lo mejor hasta desee cerrar una sección y tal vez cubrir el mobiliario con sábanas viejas, y abrir ésta solo cuando tenga invitados o en cualquier otra ocasión que sea necesario. Esto le ahorrará mucha limpieza adicional.

● AL COMPRAR ARTÍCULOS, CONSIDERE SI SON FÁCILES DE LIMPIAR

La tapicería de color oscuro hace resaltar el polvo; los colores claros se ensucian fácilmente. Telas de colores intermedios, que tengan algún estampado más bien que ser de un solo color, lucen más limpias y se requiere menos esfuerzo para limpiarlas. Hallará que un linóleo suave o un piso de madera son más fáciles de limpiar que una alfombra. Incluso al comprar la vajilla, algunas personas han hallado que es más sencillo fregar piezas plásticas irrompibles y no hay la preocupación de que se rompan.

● ÚTILES Y MATERIALES CONVENIENTES

Mantenga a mano los materiales de limpieza que se usan con más frecuencia. Si coloca una esponja y el producto para limpiar cerca de la bañera, usted o su familia se sentirán más inclinados a lavarla cuando terminen de usarla.

“Mantengo a mano una cestita plana para llevar artículos de acá para allá, de modo que, en vez de hacer una docena de viajes, hago dos,” informó una mujer tullida por la artritis. Otros han conservado las fuerzas usando tenazas para asir objetos o al limpiar lugares difíciles de alcanzar.

“Me atrevo a decir que un plumero es imprescindible,” declara la escritora Carol Eisen. Aunque admite que el polvo se esparce por el piso (el cual se puede limpiar con un estropajo o trapeador), ella añade, “es cuatro veces más rápido que el limpiar con un trapo, especialmente si se trata de artículos que no tienen superficies lisas, como los teléfonos, las velas y las palmeras en tiestos.” Por supuesto, puede que el polvo que flote en el aire irrite a algunos que padecen de asma. Otros han hallado que un trapeador o estropajo de juguete da mejor resultado y recoge el polvo en vez de esparcirlo.

Pero, a pesar de todos sus esfuerzos, habrá problemas difíciles de solucionar. Estos pueden hacer que usted pase algunos días malos, como admitió una mujer que tiene las coyunturas terriblemente desfiguradas por la artritis: “Si se derrama la leche, lo único que puedo hacer es aumentar el volumen de la radio de modo que oiga música en vez de oír quejarse las coyunturas mientras friego el piso.”

Haga un poco a la vez

Muchas personas que no tienen muy buena salud limpian una habitación a la vez para no cansarse demasiado. Puede que a veces usted tenga que hacer aun menos. “Cierto día estaba limpiando el dormitorio. El mover los muebles resultó demasiado para mí,” confesó una persona con mala salud, “así que le dije a mi hija: ‘¡Hoy limpié la mitad del cuarto y mañana haré el resto!’ Ambas nos reímos mucho, y al día siguiente acabé de limpiarlo.”

El limpiar las cosas tan pronto como termine de usarlas puede ahorrarle mucho tiempo después. El emplear cinco minutos para limpiar la cocina o el horno tan pronto como se derrame algo allí, puede ahorrarle varias horas de trabajo restregando la sustancia derramada una vez que ésta se haya endurecido.

El tener una rutina general puede impedir que surja el pánico si usted ve que van amontonándose los quehaceres domésticos, pues usted sabe que con el tiempo se ocupará de ellos. Pero su horario tiene que ser flexible. Puede que el martes por la mañana usted no se sienta con suficiente energía como para limpiar el piso de la cocina según lo tenía planeado, por eso, tal vez tenga que hacer una tarea más fácil en su lugar.

“Si uno mantiene las cosas en buen estado,” dijo un ama de casa experimentada, “entonces si no se siente bien, puede tan solo hacer una limpieza ligera y nadie nota la diferencia.” Pero, hay ocasiones en que uno está demasiado enfermo hasta para “hacer una limpieza ligera.” ¿Qué se hace entonces?

Ayuda de parte de otros... acéptela con agradecimiento

Quizás otros perciban las necesidades de usted y le ofrezcan ayuda. Nunca tenga demasiado orgullo para aceptar tal ayuda, ni sea tan exigente en cuanto a cómo deben hacerse las cosas que a la persona que le ayude le pese haber ofrecido hacerlo.

Tal ayuda no solo es de apreciar profundamente, sino que es una marca del cristianismo genuino. (Santiago 1:27; Juan 13:35) Cierto testigo de Jehová de edad avanzada que vive solo acababa de ser sometido a cirugía mayor. “Cuando salí del hospital,” dijo él, “dos de las hermanas de la congregación vinieron a mi hogar y lo limpiaron de arriba abajo. ¡Lo dejaron resplandeciente! De hecho, limpiaron áreas que yo había desatendido. Aun después de esto regresaban periódicamente para mantener todo resplandeciente.” Le faltaban a él las palabras para expresar cuánto apreció tal obra cristiana.

La limpieza sí importa

Un ambiente agradable alegra el corazón. También pueden ser estimulantes los comentarios que otros hagan acerca de nuestro hogar limpio.

Cuando una persona puede enfrentarse al desafío de la grasa y la mugre, a pesar de la mala salud, ella misma disfruta más de la vida. Uno ya no se siente agobiado por la culpa y la depresión ocasionadas por lo que debería hacer.

Un ama de casa que está casi totalmente ciega pero que, a pesar de eso, mantiene su hogar inmaculado, resumió bien la importancia de tener un hogar limpio. Ella dijo: “El saber que algo está limpio produce un sentimiento de bienestar interior.” Usted también puede experimentar dicho bienestar, ¡a pesar de las limitaciones que le imponga la mala salud!

[Recuadro en la página 14]

Como simplificar el trabajo

1. Tenga un lugar específico para cada cosa.

2. Seleccione los útiles apropiados para la tarea.

3. Use el cuerpo eficientemente.

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