La nueva moralidad
La nueva moralidad... se recogen sus frutos
Cómo afecta a los niños
LA REVOLUCIÓN sexual de hoy día está sacudiendo la estructura de la sociedad. Los viejos valores se derrumban a medida que se entroniza el Ego y el Yo domina como rey. “Haga lo que le plazca,” es el lema guiador que está en boga. ¿Quiere tener relaciones sexuales antes de casarse? ¡Hágalo! ¿Tener relaciones sexuales extramaritales? ¡Hágalo! ¿Practicar actos homosexuales? ¡Hágalo! ¿Divorciarse por cualquier capricho? Hágalo también, sin importar quien resulte herido.
Esto no significa de modo alguno que toda persona concuerde con esa letanía de la nueva moralidad, pero la cantidad de personas que están adoptando ese canto va creciendo con rapidez. Libros, revistas, películas y la televisión presentan cada vez más asuntos relativos a lo sexual, los cuales, en su mayor parte, envuelven fornicación y adulterio. Las novelas televisadas están llenas de esto, y ahora se han extendido, como una plaga, a horas de la noche cuando una gran cantidad de personas ve la televisión. Aunque supuestamente reflejan relaciones humanas normales, tales programas son en realidad un juego en que los personajes se disputan el ocupar la cama.
El movimiento de liberación homosexual se esfuerza por hacer que la homosexualidad sea moralmente aceptable, y cuando, en ciertos programas de televisión, hay una confrontación entre la homosexualidad y el precepto moral de la Biblia, se hace que la posición bíblica parezca irrazonable y tonta... ejemplos típicos de esto son los populares seriales de televisión estadounidenses “All in the Family” y “M*A*S*H.” La revista estadounidense TV Guide dijo que los homosexuales han llegado a ser el grupo de presión más eficaz de la televisión. Productores y cadenas de televisión principales consultan con grupos de homosexuales antes de planear programas que tratan sobre la homosexualidad. Sin embargo, algo mucho más escandaloso es la invasión actual, que va en aumento, de los hogares por parte de los sistemas de “cable televisión” que presentan películas pornográficas.
Los jóvenes imitan a otras personas, y notan el ejemplo de los adultos o el patrón que éstos establecen. Lo que los adultos hacen tiene mucha más repercusión que lo que dicen. ¡Y esa repercusión es espantosa! En los Estados Unidos, de cada cinco niños, uno ha tenido relaciones sexuales antes de cumplir catorce años de edad. La mitad de los niños han tenido dicha experiencia antes de terminar la escuela secundaria. De cada diez niñas que participan en actividades sexuales, tres de ellas quedan embarazadas. En los Estados Unidos, madres adolescentes que no están casadas tienen anualmente 600.000 bebés, y de éstos 9.000 nacen de niñas que tienen once años de edad o menos. A todo esto hay que añadir las preñeces que no se informan, y otras que terminan en aborto. Todos los años un millón y medio de niños huyen de sus hogares para vivir en las calles, y miles de éstos terminan siendo prostitutos o prostitutas bajo el control de rufianes.
“Un principio básico de la sicología moderna del desarrollo,” dice el Dr. Sam Janus en su libro The Death of Innocence, “es que siempre se ha creído que en el período entre la infancia y la adolescencia la sexualidad se duerme —llega a estar ‘latente’— en interés del crecimiento síquico y físico.” Entonces dice que dicho período latente “es cosa del pasado, y que nuestros hijos están pasando directamente de la infancia a la pubertad, como seres completamente desarrollados en sentido sexual, sin ningún intermedio. El hacer que los niños sean objetos del erotismo está llegando a ser una realidad establecida en el modo de vida de la sociedad moderna.”
Luego Janus da más detalles sobre esta pérdida de la niñez: “Han desaparecido los días felices en que los niñitos tenían tiempo de pertenecer a clubes infantiles, construir casas para clubes y jugar a la pelota. Por supuesto, algunos todavía lo hacen, pero la cantidad está disminuyendo. Lo mismo sucede con las niñitas, quienes antes jugaban con muñecas y esperaban que algún día llegarían sus caballeros, vestidos con lustrosas armaduras, para casarse con ellas y vivir felices para siempre.”
A una cantidad cada vez mayor de niños se les está privando de estos años que son necesarios para el desarrollo físico, intelectual y emocional. Los anuncios comerciales de televisión patrocinan cosméticos para niñas... lápiz labial, esmalte de uñas, polvos, perfumes y otros productos similares para niñas entre tres y catorce años de edad. Anuncios de pantalones vaqueros con etiquetas de diseñadores muestran a niños de diez años de edad dando cadera con cadera en discotecas. Los anuncios comerciales de los pantalones vaqueros de la marca “Calvin” presentan a la actriz Brooke Shields posada provocativamente y preguntando: “¿Qué se interpone entre mis ‘Calvins’ y yo? ¡Nada!” y “Si mis ‘Calvins’ pudieran hablar, me meterían en dificultades.” Todos los expertos —siquiatras, pediatras, maestros— concuerdan en que los niños que todavía no han llegado a la adolescencia se esfuerzan por parecerse a personas de más edad y actuar como ellas, y que éste es su modo de responder a un ambiente saturado de cosas sexuales, materialismo y drogas. Los años infantiles se están acortando, están pasando con demasiada rapidez, y al niño se le está privando de uno de los períodos más deleitables de la vida.
Un sicólogo dijo: “Vestimos a nuestros hijos con pequeñas ropas de adultos que tienen etiquetas de diseñadores, los exponemos de manera que no tiene justificación a asuntos sexuales y a violencia, y esperamos que puedan enfrentarse a un ambiente social que va haciéndose cada vez más complejo... divorcios, padres solteros, homosexualidad. Muchos adolescentes se sienten traicionados por una sociedad que les dice que crezcan rápidamente, pero que también actúen como niños.”
La prueba más desconcertante de la decadencia de los valores morales es que hay leyes relativas a la obscenidad, pero los tribunales no pueden decidir qué es obsceno. Muchos jueces están tan ocupados y tienen tanta presión debido al derecho de la libertad de expresión y de prensa que no pueden discernir cuáles son las ideas y opiniones legítimas, ni lo que es obsceno. No pueden comprender que la sórdida pornografía, que hasta muestra en películas o en forma impresa a niñitos participando en actos sexuales, carece totalmente de “méritos sociales compensatorios.” Es como decir que es preciso permitir que la carne contenga estricnina, porque la parte que es carne tiene “valor nutritivo compensatorio.”
Antes de que surgiera la nueva moralidad, había principios en cuanto a lo correcto y lo incorrecto. Ahora ésta es la era de la tolerancia. Ahora lo incorrecto es decir: No. La moda actual es: ‘¡Haga lo que le plazca! ¡Olvídese del amor al prójimo, aunque éste sea un niño de seis años de edad! ¡Vivimos en el tiempo del amarse a sí mismo hasta el final!’
La nueva moralidad, que muchas personas alaban como liberación, es en realidad una explotación. En The Death of Innocence, el Dr. Sam Janus pregunta: “¿Se ha convertido en libertinaje la liberación? ¿Ha transformado a los niños la alabada liberación infantil en corderos que se ofrecen de sacrificio en el altar de la revolución sexual?”
Hay razones sólidas para contestar a ambas preguntas: ¡SI!
[Recuadro en la página 3]
Se ha hecho la acusación de que el precepto moral de la Biblia no es práctico. Por eso la sociedad lo ha sustituido con una nueva moralidad. ¿Se ha demostrado que esta moralidad es práctica? Jesús dijo: “Todo árbol bueno produce fruto excelente, pero todo árbol podrido produce fruto inservible.” ¿Es excelente el fruto de esa moralidad, o inservible? Además, Jesús dijo: “La sabiduría queda probada justa por todos sus hijos.” ¿Han probado los “hijos” de la nueva moralidad que la sabiduría de ésta es justa? (Mateo 7:17; Lucas 7:35) Esta serie de artículos: “La nueva moralidad... se recogen sus frutos,” da una mirada a lo que ha producido esta moralidad. Puede que esta mirada le horrorice, pero los publicadores opinan que es necesario ponerle sobre aviso tocante a una tendencia que está desarrollándose en muchas partes del mundo