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¡Despertad! 1983
g83 8/1 págs. 3-6

La monarquía británica... ¿podrá sobrevivir a los años ochenta?

Por el corresponsal de ¡Despertad! en Gran Bretaña

DESDE el año fatal de 1914 han desaparecido de la escena mundial unas treinta monarquías. No podían o no querían adaptarse a los cambios rápidos y drásticos que estaban teniendo lugar en los diferentes gobiernos alrededor de la Tierra. Entre las que han sobrevivido está la Casa de Windsor, de Gran Bretaña. Durante este período crítico, la monarquía británica no ha sido un impedimento a los procesos democráticos, pues ha aceptado el papel majestuoso, aunque limitado, de figura decorativa nacional.

Sin embargo, surgen preguntas en lo concerniente al futuro de esta monarquía. ¿Es su continuación importante para la nación? ¿Es aceptable el costo de mantenerla en estos días en que hay tanto desempleo y el dinero rinde tan poco? ¿Resulta ser de algún beneficio? ¿Desea la gente que continúe? Tanto los partidarios de la monarquía como los opositores de ésta se hacen dichas preguntas. Quizás usted mismo se haya preguntado lo mismo.

Esplendor del pasado

Ya la monarquía británica ha durado más de mil años. En esa época Gran Bretaña pudo convertirse en una potencia mundial de mayor poderío que cualquiera de las potencias anteriores. Entonces los poderes autocráticos de los primeros siglos fueron eliminándose a medida que el parlamento se hacía más fuerte y dominaba el gobierno. Además, en solo unas décadas en este siglo veinte, Gran Bretaña dio la libertad a sus colonias, se unió a ellas en una comunidad de naciones independientes (Commonwealth) y se retiró a sus propias playas. Es poco lo que resta del esplendor pasado. Lo que queda de ella vive en la monarquía.

Se puede ver prueba de este esplendor pasado en la pompa con que el parlamento abre la sesión cada año. La reina, junto con otros miembros de la familia real, va al palacio de Westminster en un carruaje dorado tirado por caballos y la acompañan soldados de la caballería real vestidos de uniformes resplandecientes. Mediante un ceremonial sumamente elaborado, se convoca a los miembros de la Cámara baja de los Comunes a que comparezcan a la Cámara alta de los Lores. Allí la reina, desde el trono, lee un discurso redactado por su gobierno del día en el que se bosqueja el programa de dicho gobierno para la siguiente sesión. Se observan detenidamente las viejas tradiciones.

De vez en cuando hay la oportunidad de hacer despliegue de mucho más esplendor. Puede que el 29 de julio de 1981 usted haya visto en la televisión la boda del príncipe de Gales. Fue un espectáculo por todo lo alto. Once carruajes, escoltados por sesenta y cuatro jinetes, llevaron a los novios reales y a sus parientes desde el palacio de Buckingham, a lo largo de “The Mall” y del Strand, hasta la catedral de San Pablo. Alrededor de un millón de personas, incluso miles de extranjeros, se alinearon a lo largo de la ruta. Unos setecientos millones de telespectadores, que constituyen una sexta parte de la población mundial, vieron dicha pompa y ceremonia como pocas veces se ha visto en esta generación. La nación quedó encantada.

Ahora la familia real se hizo de un nuevo miembro, la princesa de Gales, que pronto se convertiría, después de la reina, en el miembro más popular de todos. Más adelante, en junio, la nación esperó con gran interés el nacimiento del primer hijo de la princesa, William, quien es el que sigue al presente heredero, el príncipe Carlos, en la línea de sucesión al trono.

El papel que desempeña la monarca

¿Qué funciones están adscritas al papel que desempeña la reina como monarca constitucional? La Pears Cyclopaedia explica: “Por ley ella es cabeza del poder ejecutivo, parte integral de la legislatura, cabeza del poder judicial, comandante en jefe de las fuerzas armadas y cabeza temporal de la Iglesia de Inglaterra. En la práctica, el papel de la Reina es puramente formal; ella reina, pero no gobierna. En todos los asuntos de importancia actúa solo siguiendo el consejo de sus ministros. No obstante, todavía desempeña un papel importante, simbólicamente, como Cabeza de Estado y Cabeza de la Comunidad Británica de Naciones”.

¿Qué actividades mantienen ocupada todo el día a la reina? Sus actividades, y las de otros miembros de la familia real, se alistan diariamente en la circular de la corte que se publica en algunos periódicos, de modo que están sujetas al escrutinio público. Un lector del Times de Londres hizo un compendio de las inscripciones en dichas listas para 1981 y, en una carta que escribió al periódico, señaló que la reina había cumplido con mucho más de 400 compromisos durante 1981, los cuales van desde visitas oficiales dentro y fuera del país hasta audiencias, investiduras, el recibimiento de embajadores, visitas semanales al primer ministro y así por el estilo. Ella lee el resumen de compromisos que tendrá durante el día, los informes oficiales y las actas de las reuniones de gabinete de los ministros de alto rango, y tiene que firmar muchos documentos. Obviamente, está muy atareada. El sentimiento general es que la reina cumple con su papel a conciencia. Sin duda, ella es la principal embajadora de Gran Bretaña cuando visita otros países. Una encuesta sobre la opinión pública que llevó a cabo Marplan halló que de un máximo de 10 puntos, 774 de los entrevistados le concedieron un promedio de 9,1 puntos a la reina por su labor.

Respecto a los demás miembros de la familia real, tanto el príncipe Felipe, esposo de la reina, como el príncipe Carlos, heredero al trono, tienen una agenda cargada. La reina madre, viuda del rey Jorge VI y que ya tiene más de ochenta años de edad, también asiste a muchas ceremonias oficiales.

A veces se pone en tela de juicio si es necesario que la realeza asista a todas esas actividades. ¿No pudiera un dignatario local, como el alcalde, proveer adecuadamente la deseada “presencia”? Los organizadores de tales acontecimientos piensan que no. Cuando la realeza está presente, la asistencia del público es mucho mayor, lo cual indica un interés en ellos que otros no pueden suscitar. Y no puede dejar de mencionarse que la presencia de la reina en tales compromisos, o la presencia de otros miembros de la familia real, libera a los ministros de gobierno de ceremoniales que consumen mucho tiempo.

De modo que el público británico ve generalmente a la monarquía como algo parecido a una joya de familia. Aunque ellos la estiman y les gusta hacer alarde de ella, ésta no afecta mucho su vida cotidiana. ¡Pero hay quienes se oponen al costo de mantener esta joya de familia estatal!

De modo que, ¿cuánto cuesta mantenerla?

Todos los años se forma un alboroto en el parlamento, al que se da mucha publicidad, por el costo de mantener a la familia real. Lo que causa el debate es el presupuesto de gastos de la casa real. Este es el dinero que el gobierno propone para el funcionamiento de la monarquía por otro año. Dicho presupuesto se divide en dos partes: una parte es el presupuesto de la reina, y la otra toma en cuenta a otros miembros de la familia real.

El presupuesto de la reina para 1982-1983 aumentó en 8 por 100, para un total de £3.541.000 ($6.374.000, E.U.A.); tres cuartas partes de este presupuesto es para pagar los salarios de los empleados de la casa real, desde las secretarias privadas hasta los que limpian el palacio. El presupuesto de gastos de la casa real para 1982-1983 también provee £767.000 ($1.380.000, E.U.A.) para apoyar financieramente a otros siete miembros de la familia real. Además de este dinero, varios ministerios gubernamentales gastan unos £15.000.000 ($27.000.000, E.U.A.) en el mantenimiento de los palacios reales, el yate real, la Escuadrilla de la Reina de seis aviones, el tren real y así por el estilo.

Sin embargo, parece que no es mucha molestia para la nación pagar estas grandes sumas para mantener la monarquía. La antes mencionada encuesta de opinión pública que llevó a cabo Marplan halló que 76 por 100 de los entrevistados dijeron que las ventajas de tener una monarquía superaban el costo de mantenerla.

Pero no todos piensan así. El Times informó que un miembro del parlamento dijo que el presupuesto de gastos de la casa real que se propuso “deja ver lo que ellos son: un grupo de personas avaras y codiciosas que no tienen nada que contribuir a la solución de los problemas que acosan al país. Se acerca rápidamente el tiempo en que la gente se levantará en revolución”. Pero si esa es la intención de la gente, hasta el presente ha mostrado muy poca inclinación, si alguna, en esa dirección.

El papel que desempeña en la Iglesia de Inglaterra

La reina es cabeza temporal de la Iglesia de Inglaterra, lo que sencillamente significa que es la figura decorativa y simbólica de ésta. Ella no desempeña función eclesiástica alguna. Se reconoce como líder ejecutivo y espiritual al arzobispo de Canterbury. Para seleccionar a un nuevo arzobispo u obispo, o cambiar a uno de ellos a un nuevo arzobispado u obispado de más prestigio, un organismo compuesto de dieciséis personas, la Comisión de Nombramientos de la Corona, somete dos nombres al primer ministro que, a su vez, recomienda a uno de ellos a la reina para que se le nombre. Por ejemplo, recientemente quedó vacante el obispado de Londres. La Comisión recomendó dos nombres, pero el primer ministro rechazó a ambos y sometió otro nombre a la reina. Ella como “cabeza de la iglesia accedió por principio constitucional”. Así que es obvio que, en este respecto al menos, la reina actual no se considera a sí misma otro rey Enrique VIII, predecesor que se mantuvo ocupado en los asuntos eclesiásticos.

¿Qué piensan los británicos?

Hoy día la popularidad de la monarquía se debe en gran medida a la vida familiar de la reina, el príncipe Felipe y sus cuatro hijos, quienes ya están crecidos. Muchas personas ven en esto algo afectuoso y sano con lo cual les gusta identificarse; es tranquilizador tener como su primera familia a una que da muestra de ser tan devota y unida.

No obstante, el hecho de que muchos miembros jóvenes de la familia real y sus primos ya estén llegando a la edad adulta hizo que cierto escritor comentara que antes de que todos éstos estuvieran suficientemente mayores para aumentar la carga contributiva del presupuesto de gastos de la casa real, “sería bueno pensar en el papel, la incumbencia y el tamaño de la Familia Real”. Puede que en el futuro eso se convierta en un problema peliagudo.

Probablemente la razón principal de que los británicos estén bastante satisfechos con la monarquía sea su respeto innato y conservativo por las instituciones que han estado en funcionamiento por largo tiempo. Están acostumbrados a ellas y no están dispuestos a cambiar. Consideran que la monarquía les provee estabilidad y continuidad en un mundo que es tan inconstante. No quieren exponer a su cabeza de estado a los caprichos de la campaña electoral a los cuales ellos exponen a los políticos. No les inquieta el poder de la monarca, porque constitucionalmente posee poco poder. Más bien, la ven como una influencia estabilizadora sobre los políticos que van y vienen según la voluntad del electorado. Ellos no atribuyen a la Corona la responsabilidad por la condición económica de la nación, con sus tres millones de desempleados. Eso es problema de los políticos. Sin embargo, en vista del aplastante desempleo, es objeto de mucha crítica el alto costo de mantener a tantos miembros de la familia real.

Respecto al futuro, The Economist cree que “la democracia con un monarca como figura principal seguirá siendo el gobierno más democrático para los británicos porque en una encuesta de opinión pública que se efectuó el año pasado [1980] se demostró que 86% del pueblo británico quiere un monarca, y en este siglo no habrá 86% del pueblo británico que apruebe alternativa alguna que provenga de un solo político”. Evidentemente, pues, los británicos están satisfechos de tener como gobernantes a los que ellos elijan; pero quieren la monarquía a la cabeza del estado.

[Comentario en la página 5]

Una encuesta indicó que las ventajas de tener una monarquía superaban el costo de mantenerla

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