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  • ¿Cómo puedo librarme de la melancolía?

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  • ¿Cómo puedo librarme de la melancolía?
  • ¡Despertad! 1983
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¡Despertad! 1983
g83 22/3 págs. 12-14

Los jóvenes preguntan...

¿Cómo puedo librarme de la melancolía?

ÉL SE sentía muy deprimido. Pero halló que cuando participaba en una situación excitante, se sentía mejor... por algún tiempo. Luego descubrió una manera segura de excitarse... meterse con un policía... ¡por medio de darle una patada! ¡Eso realmente le hacía fluir la adrenalina! Se le pasaba la depresión por el momento. ¡Pero ahora tenía otros problemas!

Si a ti alguna vez te ha atormentado la depresión, tal vez te compadezcas de aquel hombre. Ya que la “solución” de él no era muy práctica, quizás te preguntes qué puedes hacer para librarte de la melancolía.

“Algunas personas se deprimen porque tienen hambre”, observó un especialista en la depresión, el Dr. Nathan S. Kline, de Nueva York. “Tal vez la persona no desayune y por alguna razón no almuerce tampoco. Entonces para las tres de la tarde empieza a preguntarse por qué no se siente bien.”

También puede importar lo que comas. Debbie, joven atormentada por la desesperación, admitió: “¡Yo no sabía que los alimentos de poco valor nutritivo eran tan perjudiciales para el humor! Comía mucho de éstos. Ahora noto que cuando como menos golosinas, me siento mejor”. ¿Hay otras medidas útiles que se puedan tomar? El hacer algún tipo de ejercicio tal vez te levante el ánimo. O quizás necesites someterte a un examen médico, pues la depresión puede ser síntoma de algún mal físico.a

Pero en muchos casos la depresión se debe al modo de pensar.

La lucha con la mente

“Si una ha tratado con muchas personas que le han menospreciado —se lamentó Evelyn, de dieciocho años de edad— una se siente como si no valiera nada.” Quizás tú también seas víctima de tal modo de pensar negativo... y te sientas descorazonada o descorazonado como consecuencia de ello.

Pero considera lo siguiente: ¿Realmente toca a los de tu edad calcular lo que tú vales como persona? Al apóstol cristiano Pablo se le puso en ridículo también. Había quienes decían que él era una persona débil y que no era buen orador. ¿Se sintió Pablo como poca cosa debido a eso? ¡De ninguna manera! Dichas personas lo estaban juzgando según las propias normas de ellas. Pero Pablo sabía que lo importante era conformarse a las normas de Dios. Podía jactarse de lo que había logrado con la ayuda de Dios... prescindiendo de lo que otras personas dijeran. Así también, en el caso tuyo, si reflexionas sobre tus buenas cualidades y tu reputación ante Dios, la melancolía a menudo se disipará. (2 Corintios 10:7, 10, 17, 18.)

Tal vez te sientas culpable debido a cierta debilidad. ¿Te estás esforzando sinceramente por vencerla, o está tu modo de vivir empeorando la situación? “Aunque los pecados de ustedes resulten ser como escarlata, se les hará blancos justamente como la nieve —promete Jehová Dios— si ustedes muestran anuencia y de veras escuchan” (Isaías 1:18, 19). De modo que haz de tu parte. Nunca pases por alto la compasión y paciencia de nuestro Padre celestial. (Salmo 103:8-14.)

Además, establece normas realistas para ti mismo. No tienes que ser el estudiante más sobresaliente de la clase para tener éxito (Eclesiastés 7:16-18). Comprende que, como los demás, vas a tener decepciones en la vida. Por ejemplo, quizás experimentes la ruptura de una relación estrecha. Eso frecuentemente provoca depresión. En vez de pensar: ‘A nadie le importa lo que me suceda y a nadie jamás le importará’, piensa: ‘Voy a echarle de menos, pero se me pasará la melancolía’. Además, no tiene nada de malo el desahogarse llorando.

El valor de los logros

“La desesperación no se va por sí sola”, aconseja Daphne, de veinticinco años de edad, quien repetidas veces ha luchado con éxito contra el desánimo durante su vida. “Una tiene que ponerse a pensar en otras cosas o emprender alguna actividad física. Una tiene que ponerse a hacer algo.” Pero ¿qué actividades pueden emprenderse?

“Estoy distrayéndome con la costura”, dijo Linda, de veinticuatro años de edad, quien estaba haciendo todo lo posible por contrarrestar la tristeza. “Me pongo a trabajar con mi ropa y, con el tiempo, olvido lo que me estaba perturbando. El mantenerme ocupada es una verdadera ayuda.” El ocuparte en cosas que sabes hacer bien puede aumentar tu aprecio de ti mismo... que, por lo general, está en su punto más bajo durante un período de depresión.

También es provechoso emprender actividades en las que te complaces. Procura ir de compras en busca de algo especial para ti mismo, participar en juegos, preparar tu receta favorita, curiosear en una librería, ir a un restaurante, leer alguna literatura, o aun recomponer un rompecabezas. Tal vez para esos días de depresión puedas reservar, a manera de “medicamento” fácilmente disponible, alguna actividad en particular que te guste. Si eres una joven, quizás halles que tales períodos de depresión coinciden con tu ciclo menstrual.

“Cuando el futuro encierra algo que puedo esperar con placer, me siento menos deprimida”, informó Debbie. Ella halló que por medio de planear breves viajes o establecerse metas para variar la rutina diaria, podía hacer frente a la depresión. Pero una de las cosas que más le ayudaban era el hacer algo para ayudar a otra persona. “Encontré a cierta joven que estaba muy deprimida, y me puse a ayudarle a estudiar la Biblia”, dijo Debbie. “Estas sesiones semanales me proporcionaron la oportunidad de relatarle cómo ella podía vencer la depresión. La Biblia le dio verdadera esperanza. Al mismo tiempo, esto me ayudó a mí.” Por eso precisamente Jesús dijo: “Hay más felicidad en dar que la que hay en recibir”. (Hechos 20:35.)

Confía en un amigo verdadero

“Un amigo es siempre afectuoso, y en tiempos de angustia es como un hermano”, según Proverbios 17:17 (Versión Popular). Sí, el hablar con un amigo es realmente útil. “Cuando uno se guarda sus problemas, es como llevar una carga pesada a solas— dice Evan, de veintiún años de edad— pero si uno los comparte con otra persona, que esté capacitada para ayudar, el peso se hace mucho más liviano.”

Aunque pueda hallarse cierto grado de alivio por medio de simplemente desahogarse, en muchos casos se necesita algo más. Quizás necesites hacer ciertos ajustes en tu manera de pensar. Por eso, busca un amigo que no solo te escuche y sea comprensivo, sino que también pueda aconsejarte de manera objetiva (Proverbios 27:5, 6). Pero ¿dónde puedes hallar estos amigos?

Rosemarie, de veinticinco años de edad, contuvo su melancolía. De niña, había perdido a su madre en la muerte y, puesto que nunca había tenido una vida de familia íntima, a menudo se sentía descorazonada. “Siempre contenía mis sentimientos, pues no tenía con quien compartirlos. Esto solo hacía que me sintiera peor.” ¿Qué le curó de su humor constantemente triste? Ella dice a continuación: “Me puse a estudiar la Biblia con un testigo de Jehová. Los testigos de Jehová mostraron verdadero interés en mí. Con el tiempo, a medida que fui asistiendo a las reuniones, me sentí allegada a otros Testigos y pude dar a conocer mis sentimientos de depresión a algunas de las mujeres mayores y maduras. Ellas me ayudaron a tener un punto de vista correcto de la situación. Dentro de la congregación, hallé personas que eran como el padre y la madre que yo nunca había tenido”.

¿Necesita usted amistades como éstas? Jesucristo dijo que uno las podía encontrar entre sus seguidores genuinos (Mateo 10:29, 30; Juan 13:34, 35). Estos mostrarán interés sincero en tu bienestar.

Además de hallar amistades íntimas, Rosemarie desarrolló algo que es la mejor ayuda para disipar la tristeza... una relación íntima con Dios.

Poder que es más allá de lo normal

El apóstol Pablo habló de tener cierto “poder que es más allá de lo normal”, que proviene de Dios (2 Corintios 4:7). Así, tú también, si aprendes acerca de Dios mediante un estudio personal de Su Palabra, la Biblia, y pones en práctica dicho conocimiento, te sentirás allegado a Dios. Él no permitirá que te agobie la depresión, si te apoyas en él (Salmo 55:22). Mediante su espíritu santo, él suministra poder más allá de lo que es normal para ti.

Dicha amistad con Dios es verdaderamente reconfortante. “Cuando estoy pasando por momentos tristes —dijo Georgia— oro mucho. Sé que Jehová va a proveer una salida, por grave que sea el problema que tenga.” Daphne concuerda con esto, pues agrega: “A Jehová se le puede decir todo. Una simplemente abre el corazón ante él y sabe que, aunque no haya ningún ser humano que comprenda, él realmente comprende y se interesa en una”.

Sí, Dios “realmente comprende”, y te invita a que eches sobre él tus inquietudes “porque él se interesa por ustedes”. El tener dicha garantía es realmente la mejor manera de luchar contra la melancolía. (1 Pedro 5:6, 7.)

[Nota a pie de página]

a Vea el artículo “¿Por qué me siento tan deprimido?” en el número de ¡Despertad! del 8 de enero de 1983.

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