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¡Despertad! 1983
g83 22/2 pág. 3

El progreso de la ciencia

Hoy día muchas personas opinan que la ciencia ha hecho anticuada a la Biblia. ¿Qué punto de vista deben tener los estudiantes de la Biblia respecto a los adelantos de la ciencia? ¿Y cómo deben considerar la Biblia las personas de inclinación científica? ¿Tienen que estar en conflicto estas dos fuentes de conocimiento?

“EL RÁPIDO Progreso que está logrando la verdadera Ciencia me mueve a veces a lamentarme de haber nacido demasiado pronto. Es inimaginable la Altura a que puede llevarse, dentro de mil años, el Poder del Hombre sobre la Materia.”

El estadista estadounidense Benjamín Franklin dijo esas palabras hace doscientos años. Era optimista en cuanto al progreso que la ciencia habría de alcanzar. Pero sin duda hasta él se hubiera asombrado al ver los gigantescos pasos que ha dado la ciencia durante los dos siglos que han pasado desde sus días.

Hoy la ciencia —o su aplicación— es parte de nuestra vida. Cualquier persona que toma una aspirina, experimenta una operación, viaja en autobús o en avión, hace una llamada telefónica, observa programas de televisión o hace que aguas residuales bajen por el tubo de drenaje para que el departamento de sanidad de la ciudad se encargue de ellas, se está beneficiando del progreso científico.

La ciencia hasta ha cambiado nuestro modo de ver el mundo. Hubo un tiempo en que el alimento era simplemente alimento. Ahora se determina el contenido de calorías, minerales y vitaminas de las diferentes clases de alimento. Antes de la última guerra mundial, los ordenadores o computadores eran producto de la fantasía científica. Ahora hay niños de edad escolar que aprenden a programarlos. Y la mayoría de nosotros estamos acostumbrados a la idea de que la materia está compuesta de minúsculos átomos, que a su vez están compuestos de diminutas partículas muy activas; o de que la Tierra gira alrededor del Sol, el cual es parte de una inmensa galaxia llamada la Vía Láctea, que a su vez es solo una de incontables miles de millones de galaxias en el espacio. Desde los días de Benjamín Franklin, los científicos han completado poco a poco los detalles de este cuadro.

En los países adelantados, la ciencia ha logrado tanto que muchas personas la ven como la mejor esperanza del hombre en cuanto al futuro. El Dr. Max Perutz, ganador del premio Nobel, evidentemente pensaba que la ciencia poseía la mejor respuesta a los problemas del hombre. Dijo: “El sacerdote persuade a las personas humildes para que aguanten su difícil situación en la vida; el político las insta a rebelarse contra ésta; y el científico piensa en un método que suprima del todo la difícil situación”. En un reciente manifiesto humanista se rechazó a la Biblia como fuente de la verdad y se sostuvo: “Creemos que el método científico, aunque imperfecto, todavía es el modo más confiable de entender el mundo”. Sin embargo, aunque la ciencia es en realidad una fuente sobresaliente de conocimiento, tiene desventajas.

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