La ciencia y la Biblia
¿HACE la ciencia moderna que sea imposible creer en la Biblia? Algunas personas parecen creer que sí, pero debemos recordar que la Biblia no es principalmente un libro de texto científico. Revela una verdad que es de índole diferente a la que se revela por métodos científicos. No obstante, a veces sí toca asuntos que tienen que ver con la geología, la arqueología y otras ciencias. En tales casos, ¿está ella en armonía con lo que dicen los científicos? Considere tan solo dos ejemplos:
En el libro de los Salmos leemos: “Él ha fundado la tierra sobre sus lugares establecidos; [...] Con una profundidad acuosa precisamente como una prenda de vestir la cubriste. Las aguas estaban situadas por encima de las montañas mismas. [...] Montañas procedieron a ascender, llanuras de valles procedieron a descender” (Salmo 104:5-8). ¿Realmente ‘ascienden’ las montañas? Y ¿están a veces sumergidas en el mar? El libro The Book of Popular Science dice: “Desde los tiempos [más remotos] hasta la actualidad, ha continuado el proceso perpetuo de construir y destruir montañas. [...] Las montañas no solo han provenido del fondo de océanos que se han desvanecido; también han estado sumergidas mucho tiempo después de su formación, y luego han vuelto a elevarse”.
En el primer versículo de la Biblia leemos: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Génesis 1:1). En un tiempo los científicos debatían acaloradamente la cuestión de si alguna vez hubo un principio, o si la materia siempre había existido. Pero, en 1979, la revista Time declaró: “La mayor parte de los astrónomos ahora aceptan la teoría de que en el universo hubo un instante de creación. [...] La ‘teoría de la gran explosión’ se parece muchísimo a lo que se ha estado relatando desde hace mucho tiempo en el Antiguo Testamento”.
No obstante, a veces sí ha parecido como si la Biblia dijera una cosa y la ciencia otra. ¿Está errada la Biblia? No, aunque a veces personas que han afirmado estar enseñando lo que la Biblia dice han estado erradas.
¿Está la Biblia realmente errada?
Allá en el siglo diecisiete, por ejemplo, el científico italiano Galileo enseñó que la Tierra giraba alrededor del Sol, y no el Sol alrededor de la Tierra. La Iglesia Católica mandó que él retractara esta declaración. ¿Por qué? Porque a ella le parecía que lo que él decía contradecía la Biblia. Pues bien, Galileo tenía razón y la iglesia estaba equivocada. Pero la Biblia no estaba errada. La Biblia no dice que el Sol gire alrededor de la Tierra. El que dijo eso fue un astrónomo de la antigüedad, Ptolomeo.
Hoy ciertos fundamentalistas creen que la Tierra fue creada en seis días de veinticuatro horas cada uno. Esto contradice notablemente lo que enseña la ciencia, pero ¿cuál idea es la correcta?
Los fundamentalistas creen que su enseñanza está basada en la Biblia, pero una lectura cuidadosa del primer capítulo de Génesis 1 revela que ellos están errados. La Biblia declara que la Tierra fue creada en algún tiempo no especificado del pasado, y los famosos “seis días” tuvieron que ver con la preparación de la Tierra para que el hombre la habitara. (Génesis 1:1-31.)
Cierto, el relato pasa a decir que grandes pasos en el desarrollo de la Tierra abarcaron un día cada uno. Pero, en la Biblia, el término “día” puede significar mucho más que un período de veinticuatro horas. ¡Puede significar mil años o aún más (Génesis 2:4; Salmo 90:4)! El registro bíblico, junto con la historia comprobable, indica que el séptimo día de la semana creativa abarca un período de 7.000 años. Por lo tanto, cada uno de los seis “días” anteriores sería de la misma duración.
Por eso, cuando leemos el primer capítulo de Génesis 1, hallamos que en el transcurso de seis largos períodos —miles de años, no meramente horas— apareció la tierra seca en los antiguos mares. Se hicieron distinguibles el día y la noche (posiblemente debido a la remoción de polvo cósmico de alrededor de la Tierra). Apareció la vida vegetal, y luego aparecieron los peces, las aves, los animales terrestres y finalmente el hombre. En muchos respectos, este relato se parece a lo que uno leería en un libro de texto escolar.
¿Realmente tiene razón la ciencia moderna?
Pero ¿qué hay de las ocasiones en que la Biblia dice algo que claramente contradice las teorías científicas modernas? ¿Deberíamos suponer que la Biblia esté errada? No. Recuerde que la ciencia a lo más es un proceso continuo de aprender. Teorías que la generalidad de las personas aceptaron ayer tal vez se abandonen mañana. Por eso, es muy posible que una creencia científica que contradiga lo que dice la Biblia tal vez pase de moda en el futuro.
He aquí un ejemplo de esto: A principios del presente siglo muchas personas concordaban con el crítico Wellhausen, quien decía que los relatos acerca de Abrahán, Isaac y Jacob eran solo mitos. Hoy las opiniones están cambiando, como se explicó en un libro que se publicó recientemente: “Desde los días de Wellhausen los puntos de vista han cambiado, al considerarse todo, en dirección conservativa, pero con demasiada frecuencia se exagera esta tendencia. Un buen ejemplo tiene que ver con la historicidad de los patriarcas, a quienes Wellhausen consideraba ‘un espejismo glorificado’ procedente del primer milenio. Ahora investigaciones eruditas más recientes han hallado pruebas que han convencido a muchas personas de que, después de todo, los patriarcas fueron personas de la vida real, y que vivieron en el período que se indica en la Biblia, a saber, el segundo milenio a. de J.C.” (Ebla, a Revelation in Archaeology, por Chaim Bermant y Michael Weitzman). Así que, en este caso, los progresos en la ciencia de la arqueología han hecho que las ideas de muchos eruditos se conformen más estrechamente a lo que dice la Biblia.
Tal vez la diferencia más conocida entre la Biblia y la ciencia moderna tenga que ver con la teoría de la evolución. La evolución enseña que todas las cosas vivientes se desarrollaron gradualmente de una sola fuente biológica. Esto difiere de lo que dice la Biblia, a saber, que Dios creó todas las cosas vivientes separadamente, y que cada una se reproduce “según su género” (Génesis 1:11, 12, 21, 24, 25). La ciencia ha demostrado que es posible que exista gran variedad entre los géneros o clases generales de animales. Pero la noción de que, por ejemplo, el rinoceronte, el águila y la caballa al fin y al cabo tengan un mismo antepasado claramente contradice lo que dice la Biblia. ¿Significa esto que la Biblia esté errada?
No. Muchas son las personas que no aceptan la idea de que las pruebas disponibles sean evidencia de que haya ocurrido evolucióna. Y ¿quién sabe lo que encierra el futuro para esa teoría? En primer lugar, la idea de que toda vida haya descendido de una sola forma ancestral está siendo atacada en ciertos sectores. En 1978, el profesor Dr. A. E. Wilder Smith, autor de más de cincuenta libros científicos, escribió: “Varias autoridades, en la mayoría personas jóvenes, se han convencido en los últimos años de que la biogénesis, el origen de la vida, no fue monofilética (mediante una sola célula que sirviera de fuente común a todas las cosas vivientes), sino más bien polifilética (de muchas fuentes). Por lo tanto, hoy hay autoridades que ya no creen que todas las especies se hayan derivado de una sola célula original mediante el transformismo. No creen que todas las especies hayan tenido un árbol ancestral biológico en común con una sola raíz para todas las formas de vida”.
Eso no es exactamente lo que dice la Biblia. Pero se aproxima más a lo que ésta dice que el puro evolucionismo darvinista. Y puede que investigaciones y teorías futuras resulten en que muchos científicos se aproximen aún más, en lo que digan, a lo que dice la Biblia. Pero aun si no sucediera así, ¿deberíamos nosotros suponer por eso que los científicos tienen razón y que la Biblia está errada?
Recuerde que las teorías científicas se basan en las pruebas que están disponibles, según las interpretan personas imperfectas. En el caso de la paleontología (el estudio de los fósiles) —y de la arqueología— muchas de las pruebas están mutiladas, se han extraviado o son difíciles de interpretar. Además, frecuentemente los científicos que las interpretan tienen fuertes opiniones acerca de lo que las pruebas deban apoyar. Por eso, no deberíamos apresurarnos a descartar la Biblia debido a que no concuerde con alguna teoría científica. Esto es especialmente cierto si recordamos que la Biblia revela muchas verdades que están más allá del alcance de la ciencia.
[Nota a pie de página]
a Para una consideración más detallada de la teoría de la evolución, vea la ¡Despertad! del 8 de febrero de 1982.
[Comentario en la página 7]
La Biblia dice muchas cosas que la ciencia moderna confirma
[Comentario en la página 8]
Si la Biblia y la ciencia se contradicen claramente sobre cierto punto, no se debería suponer automáticamente que la Biblia esté errada
[Recuadro en la página 8]
¿Sabe usted que la ciencia en un tiempo enseñaba...
● que el calor era un líquido llamado calórico?
● que el átomo era la partícula de materia más pequeña, y que era imposible dividirlo?
● que existía una barrera infranqueable entre la materia y la energía que impedía que la una se convirtiera en la otra?
● que el sueño era el resultado del encogimiento de las células nerviosas, las cuales por lo tanto ya no se tocaban?
Por supuesto, hace tiempo que los científicos han descartado estas teorías y las han reemplazado con otras que son más consecuentes con los hechos que ahora se conocen. El descubrimiento de nuevos hechos en el futuro, o el abordar de manera diferente los hechos que ahora se conocen, podría resultar en que se modificaran las teorías científicas que ahora se sostienen, o hasta en que se desechen.