“El mejor juguete que se haya inventado”
“No se requieren juguetes complicados para estimular a un bebé”, declara el libro Readiness for School—Readiness for Life, publicado por la Universidad de Sudáfrica. “Fundamentalmente el padre o la madre es el mejor juguete que se haya inventado.” El autor luego pasa a considerar cómo los padres desempeñan el papel de “juguete”: “Cuando la madre toma en brazos a su infante para alimentarlo, y la cara de éste está a unos 20 centímetros de la de ella, él puede estudiar los rasgos faciales de su madre, el contraste entre los ojos y el cabello, el movimiento de los labios y los ojos. Puede escuchar los cambios en la voz de ella, olerle el cuerpo, tocarle la piel y la ropa. [...] Si él mira, se sonríe o hace gestos, entonces la madre debe recompensarle con una sonrisa, un abrazo, un cambio en la expresión facial o el tono de voz”.
En cuanto a lo valioso que es este “juego”, la escritora, la Dra. Magdalena Grey, hace la siguiente observación: “Durante esos primeros años, el desarrollo de buenas actitudes y de simpatía es más importante que el desarrollar destrezas matemáticas o habilidad científica. Esto quiere decir muchísimo, pues todas esas destrezas ciertamente son muy importantes más tarde en la vida. No obstante, la bondad sigue siendo uno de los atributos más importantes de todos los seres humanos, y la bondad se aprende en la infancia”. Estas observaciones sin duda recalcan el valor del consejo que la Biblia da a las madres: “Amen a sus hijos, sean [...] trabajadoras en casa”. (Tito 2:4, 5.)